Las escenas eróticas de la más ambiciosa exposición sobre arte y erotismo en la antigua ciudad romana de Pompeya, al sur de Italia, hacen sonrojar a todo visitante que observa las esculturas y pinturas sobre senos, nalgas y falos. Desde estatuas desnudas hasta pinturas eróticas, el arte decoraba los jardines y habitaciones de la ciudad, sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79. Los habitantes de Pompeya vivían en un escenario que no deja de provocar asombro y curiosidad entre los arqueólogos y visitantes del célebre Parque Arqueológico, cerca de Nápoles. El director del sitio arqueológico, Gabriel Zuchtriegel, ha reunido alrededor de 70 objetos, esculturas y frescos provenientes de domicilios particulares, termas, espacios públicos y tabernas de veinte siglos atrás, bajo el lema "Arte y sensualidad en las residencias de Pompeya". "En las primeras excavaciones, realizadas en el siglo XVIII, Pompeya se revelaba como una ciudad donde reinaban la sensualidad y el erotismo, que era un tema omnipresente", explicó el experto frente a las estatuas de torso desnudo de magníficos centauros: criaturas míticas, mitad hombre y mitad caballo. "Desde que se iniciaron los descubrimientos, ese tema generaba vergüenza y desconcierto, pero también curiosidad", cuenta, tras recordar que el entonces rey de Nápoles, que financiaba las excavaciones, ordenó "poner bajo llave, en un lugar secreto, los objetos más obscenos, como los llamaban entonces".Ese lugar secreto aún existe y se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles. En la "Palestra Grande" de Pompeya, la estatua del dios Príapo se erige orgullosa con el miembro desproporcionado y erecto. Curiosamente, la escultura no tenía ninguna connotación erótica para los romanos, porque simbolizaba la fertilidad y la prosperidad. Solía ser colocado en el atrio (la entrada de las residencias romanas), como señal de buen augurio. "Da la bienvenida a los visitantes de la exposición y de alguna manera les advierte que no siempre representa al eros, aunque la imaginación moderna le atribuya ese significado", precisa Tiziana Rocco, funcionaria del parque de Pompeya. Las reacciones bochornosas y las sonrisas tímidas de algunos turistas frente al anómalo falo demuestran que el tema sigue siendo tabú para algunos."Creo que la cultura estadounidense es demasiado mojigata y se incomoda con el cuerpo humano", comenta un turista de Seattle, Estados Unidos."Me encanta saber que la cultura antigua era más abierta y dispuesta a mostrar y glorificar el cuerpo humano", reconoce. Frente a las pinturas que adornan las paredes de un "cubulum", el equivalente de un dormitorio, destacan las paredes decoradas con un ciclo de imágenes eróticas explícitas, entre ellas la de un hombre y una mujer haciendo el amor.Expertos sostienen que es posible que se trate de una referencia a la abundante literatura erótica que floreció en esa época.Una serie de lámparas de aceite decoradas revelan a los visitantes adornos traviesos y sirven para explicar a los niños un argumento tan complejo como el de la sensualidad. "El tema puede parecer difícil, pero está en todas partes en Pompeya, por lo que se debe explicar a los niños de una manera u otra", asegura Gabriel Zuchtriegel, quien creó una guía ilustrada para la ocasión.Acompañada por bellas ilustraciones, en colores, la guía habla de Narciso (un cazador de gran belleza que se enamoró de su propia imagen), de Dionisio (dios de la vid, el vino y sus excesos), de Hermafrodita (fruto de los amores de los dioses Hermes y Afrodita, con órganos sexuales masculinos y femeninos)."Una forma divertida de conocer a las diferentes figuras de los mitos griegos presentes en Pompeya", concluye. SE