La escritora Yael Weiss publicó “Hematoma”, dentro del catálogo de Elefanta Editorial. La colección de cuentos presenta una serie de personajes que se topa con la realidad, a veces de manera abrupta, como un golpe que causa un “hematoma” (en ocasiones un morete que bien podría ser fotografiado para fines artísticos). Vía telefónica, la autora y conductora de TV UNAM platicó sobre este libro y sus relatos. Del origen de la colección, recordó:“Sucedió como pasa algunas veces con un conjunto de cuentos que se va reuniendo por afinidades, poco a poco. Escribí y guardé distintos cuentos, se empezaron a juntar, a hacer un cúmulo de relatos que comparten el mismo tono, un mismo ambiente, un mismo sentir entre los hechos con los personajes y la realidad que comparte. Comencé a ponerlos en una carpeta aparte, los que me parecieron similares. Al juntarse 10 de este tipo los trabajé en conjunto. El editor me preguntó si tenía algo por publicar”.-Uno de esos vasos comunicantes entre los cuentos es la figura del cuerpo con los personajes. Hay varios simbolismos: en uno se hiere el cuerpo con los moretones y la representación artística con las fotografías, o el guiño con la anorexia y la bulimia.-Hay cierta incomodidad con el cuerpo, hacia el cuerpo de mujer. No lo pensé así, por lo menos en el caso del primer cuento, donde me parecía al contrario: una necesidad de relacionarse con el mundo. Es también tener en el cuerpo la marca de que uno está dentro del mundo, en contacto con los objetos que nos pueden herir. Quizá en los personajes de los cuentos el vaso comunicante es que están alejados, un poco aislados. Hacen ese contacto necesario. La bulimia o la anorexia es también tratar de violentar de alguna manera el cuerpo para sentirse más vivo, que se controla y se habita la realidad de una manera más controlada.-Otra constante, tal vez menos evidente, son los espacios: las casas. Se relaciona con los derrumbes, una especie de herida arquitectónica.-En ese caso la herida es muy fuerte en el personaje, se queda atrapado. Tiene un golpe en la cabeza bastante fuerte, o se sugiere. No está seguro qué tanto alucina después del golpe. Creo que todo esto es una relación de doble filo, quizá, con el aislamiento que uno tiene frente a la realidad, de no estar completamente en el mundo. Los personajes son solitarios, tienden a vivir una realidad un poco paralela. La niña con anorexia no comparte el mundo con los demás, solo con la mujer que le es un poco similar. El segundo cuento, una persona que se encuentra a otro en su casa, que ocupa su espacio mientras él no está: no sabemos qué tan en la realidad se encuentran. Al mismo tiempo se golpean con esa realidad, la necesitan: sí tiene efecto, siguen en el mundo. Es el aislamiento y el contacto violento.-Son personajes necesitados de compañía y atención, a veces médica o psicológica. Es otra de las constantes en varios cuentos.-Sí, son personajes que probablemente necesitan atención. Están en el filo de la cordura y la demencia. No están dementes de atar: lo que necesitan es diálogo con personas. Tal vez la idea de que estamos muy aislados, individualizados, sin contacto con los demás. En todo momento cuando platicamos compartimos una realidad. Estamos en una realidad consensuada, regresamos al nivel. Si empezamos a tener ideas un poco extrañas el amigo o el padre nos regresa al terreno común: ¿cómo te vas a ir de topo disfrazado a rescatar después de un sismo? Los personajes ya no están en un tejido, ya sea que se retraen voluntariamente o están en un ambiente individualista. No sé si sea una enfermedad real, que necesita atención psiquiátrica, o solo es un resultado.-En esa realidad consensuada hay un cuento que explicita una realidad propuesta: un pueblo de escritores, una especie de sátira autorreferencial al gremio.-Es por sentir que no pasa nada en el mundo, con personajes que piensan que no sucede nada, que no tienen control sobre lo que puede suceder. Son escritores que no pueden hacer nada frente a la realidad, no tienen incidencia, no están comprometidos. Todo surgió porque alguien me habló de un pueblo donde la mayoría eran escritores. Me pareció que podría ser una pesadilla. El gremio es un poco mezquino, individualista, y hoy en día no puede hacer nada contra la realidad racista, xenófoba y nacionalista. La literatura no está logrando comprometerse lo suficiente. No sé si se pueda hacer algo, en este caso no se ve que tenga un efecto positivo: la realidad no está aplazando con odio. Es una sátira al individualismo, que hace más débil al gremio.-También están las casualidades y los malentendidos, como el cuento sobre π “3.141592653” o el personaje que juega ajedrez en línea.-Es de nuevo lo que pasa en las cabezas de personas que no están tomando la realidad con otras personas: se necesita una circunstancia, que depongan la situación, y luego un personaje que reacciona de una manera completamente extraña ante la situación, de una forma distinta, no común. En este caso es más un ejercicio que retoma un poco las obsesiones de los personajes. Una imagen que me gusta es el asedio, como el personaje que no puede salirse de una ciudad amurallada, se siente asediado, obsesionado. El personaje no quiere dejarse obsesionar por este número, pero lo ve en todas partes: como una persona embarazada ve a embarazadas por todas partes. En la infinidad de las cosas todos discriminamos lo que no nos interesa. No podemos abarcar el infinito y lo que representa, no podemos comprobarlo, ni saber qué cosa es. Entre todo ese exceso de cosas que nos son imposibles de abarcar en la dimensión humana, siempre agarramos solo una parte de la realidad: esa parte nos puede obsesionar.Previo a “Hematoma”, la autora publicó “Cahier de violence”, en francés: “No está traducido. El vaso comunicante es muy fuerte a pesar de que pasaron casi diez años entre una publicación y otra. Hubo un cambio de lengua. Lo escribí en francés, viví en Francia cerca de diez años. Es un personaje enojado que camina por París y vive episodios de violencia con los personajes que habitan la ciudad. Es una ciudad muy violenta en las relaciones humanas. Se conjuga muy bien con el título ‘Hematoma’. Es un personaje que deja golpes. En ‘Hematoma’, en casi cada cuento hay golpes, no fue a propósito”.