Mediante el cauce de los años le hacía estragos en el universo de su memoria, Gabriel García Márquez fue disminuyendo su actividad literaria. Le ganó el tiempo. La última década de su vida la dedicó a "Vivir para contarla", su obra autobiográfica, y la que es considerada su última novela, "Memoria de mis putas tristes", antes de irse para siempre con el revuelo de sus mariposas amarillas, el 17 de abril del 2014.No obstante, a Gabriel García Márquez se le traspapeló, entre tantos compromisos literarios de su vida sin descanso, el manuscrito de una novela que fue concibiendo a lo largo de los años. Ya había dado señales de ella desde 1999, donde anticipó que estaría compuesta de cinco capítulos no relacionados, pero conformados en un todo, y en una conferencia llegó a leer un fragmento que se quedó aleteando entre sus lectores como un vuelo inconcluso. Gabo tenía 72 años, recién había salido de un cáncer difícil, y ya el cuerpo no le daba como en sus años mejores.La novela, llamada "En agosto nos vemos", tiene una premisa recurrente en la obra literaria de García Márquez: el amor. Narra la historia de Ana Magdalena Bach, una mujer que está por entrar en el precipicio de la vejez, pero que conserva la belleza intacta. Cada agosto, Ana Magdalena regresa al su pueblo de origen, donde está enterrada su madre, para contarle los encuentros de amor, de pasión fugaz, y los romances fuera del matrimonio que ha tenido con diversos hombres pasajeros en su historial del corazón. Gabriel García Márquez, que editaba sus manuscritos hasta la exasperación, nunca quedó del todo convencido con la novela, que finalmente quedó relegada al rincón de muchas de sus otras obras sin mejor fortuna. Sus hijos decidieron publicarla, pues “En agosto nos vemos" fue el fruto de un último esfuerzo por seguir creando contra viento y marea", y saldrá a la venta el 6 de marzo del 2024, el día en el que "Gabo" habría cumplido sus 97 años. Aquí un pequeño fragmento de lo que será la novela, y que fue publicado originalmente en un cuento, llamado "La noche del eclipse". "(...) la invitó a contemplar un eclipse total de luna desde la playa. La noticia era nueva para ella. Tenía una pasión infantil por los eclipses, pero toda la noche se había debatido entre el decoro y la tentación, y no encontró un argumento válido para no aceptar.-No tenemos escapatoria -dijo él-. Es nuestro destino.La invocación sobrenatural la dispensó de escrúpulos. Así que se fueron a ver el eclipse en la camioneta de él, a una bahía escondida en un bosque de cocoteros, sin huellas de turistas. En el horizonte se veía el resplandor remoto de la ciudad, y el cielo era diáfano y con una luna solitaria y triste. Él estacionó al abrigo de las palmeras, se quitó los zapatos, se aflojó el cinturón y abatió el asiento para relajarse. Ella descubrió que la camioneta no tenía más que los dos asientos delanteros, que se convertían en camas con sólo apretar un botón. El resto era un bar mínimo, un equipo de música con el saxo de Fausto Papetti, y un baño minúsculo con un bidé portátil detrás de una cortina carmesí. Ella entendió todo.-No habrá eclipse -dijo-. Sólo pueden ser en luna llena, y estamos en cuarto creciente.Él se mantuvo imperturbable.-Entonces será de sol -dijo-. Tenemos tiempo.No hubo más trámites. Ambos sabían ya a lo que iban, y ella sabía además qué era lo único distinto que podía esperar de él desde que bailaron el primer bolero. La asombró la maestría de mago de salón con que la desnudó pieza por pieza, casi hilo por hilo, con la punta de los dedos y sin tocarla apenas, como deshollejando una cebolla".FS