La Inteligencia Artificial (IA), llegó a cambiar el mundo como lo conocemos. Una inteligencia capaz de pensar por sí misma, que responde cualquier pregunta, que se acomoda a nuestros gustos, y que ha repercutido desde el ámbito íntimo -estudiantes pidiéndole a ChatGPT que escriba sus ensayos, adultos mayores pidiéndole canciones a la Alexa de Amazon-, hasta a los grandes gobiernos y empresas, cuyos algoritmos manejan nuestros datos a su gusto, los cuales ponemos a disposición de lo desconocido, y también como una herramienta de poder. Fenómenos como TikTok son tan fuertes, que incluso han cambiado los medios tradicionales de comunicación.En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), se llevó a cabo el Foro de Inteligencia Artificial: La lucha comercial por el algoritmo, el efecto TikTok, y Horizontes de IA: Trabajo, democracia y poder, el cual contó un panel de expertos que conversaron sobre las consecuencias y beneficios de la IA, el cómo ha cambiado las sociedades, las maneras de comunicarnos y relacionarnos, sus implicaciones económicas, y la incertidumbre a futuro. Pues ya se habla de la IA como si fuera un "otro", una entidad ajena a nosotros, arbitraria e intangible, cuando en realidad no es más que un producto que creó el ser humano.TikTok es tan fuerte, que naciones como Estados Unidos buscan sacarlo de su territorio a cualquier costo. Es una plataforma en la que, más que bailes, videos de animales y retos virales, se transmite información en cantidades inimaginables. En su algoritmo es posible buscar recetas de cocina, cómo invertir en criptomonedas, consejos de viaje a países lejanos. Es una plataforma que ha enajenado a las juventudes, y que las mantiene pegadas a las pantallas en una realidad distinta a la de todos los días. Es una plataforma tan exitosa, que las demás redes sociales, como Facebook, YouTube e Instagram, han replicado su modelo para no alejar a las audiencias.A su vez, los medios de comunicación tradicionales, que se han quedado atrás en la competencia por las grandes masas, no han tenido más remedio que ajustarse a las modalidades de TikTok para no desaparecer. La atención de los usuarios ha desencadenado batallas comerciales entre grandes países por algo que, a simple vista inocente, es mucho más profundo que una red social de videos.La argentina Silvia Andreoli, experta en el uso de la tecnología en la educación, indicó que la tecnología de nuestros días es un nuevo actor en el escenario del poder, porque tiene que ver con el uso de los datos, y la información personal vale oro en estos tiempos. Desde el uso de cookies, por dar un ejemplo, existe un mercado insospechado de empresas que manejan grandes cantidades de dinero por nuestra información.Andreoli preguntó al público que quiénes de los presentes estarían dispuestos a dejar sus dispositivos móviles; en un foro lleno, ni siquiera una decena de personas levantó la mano. Andreoli hizo énfasis de cómo, por medio de los dispositivos móviles, damos, de manera gratuita, toda nuestra información. Nuestras familias, nuestros rostros, nuestros gustos, nuestras vidas diarias, nuestros amores y viajes a paraísos recónditos. Nadie nos lo pide, y lo hacemos a diario. ¿Dónde se guardan todos esos datos, a dónde van, quién los maneja?Más allá de las teorías conspirativas, la respuesta también tiene repercusiones en la ecología, en lo geopolítico, y a su vez, en el poder. La respuesta rápida y correcta es: en la nube, en los servidores. Pero, ¿qué es la nube? ¿Quién la maneja? ¿Quién controla los servidores? ¿Dónde están ubicados? De acuerdo con Andreoli, los servidores no son espacios metafóricos e imaginarios, sino instalaciones enormes que están estratégicamente localizados en zonas frías del planeta, donde abundan grandes caudales del agua, pues estos emiten cantidades masivas de energía y necesitan reducir sus temperaturas. La "nube", entonces, no es más que una idea falsa, puesto que los grandes servidores tienen repercusiones biológicas, muchas veces irreversibles, en los territorios donde se edifican. Por lo que, según la experta, esto también está relacionado con el poder.Todo en nuestra vida diaria funciona también en torno a la tecnología. El capitalismo entra en acción en este punto, creando un nuevo mercado para las empresas tecnológicas. Ejemplos como Google, que disponen al usuario servicios "gratuitos"; 15GB de almacenamiento para de correos, documentos, espacio para fotografías: todo en la nube. Toda nuestra información entregada en las manos de un monopolio digital. Un mercado intangible cuyas políticas, de nuevo, son condicionadas por ellos mismos.Andreoli finalizó con una verdad contundente: basta un simple "me gusta", para que los algoritmos definan quiénes somos, y vayan construyendo nuestro perfil. Esto opera desde algo tan sencillo como tus comidas favoritas, planes para el fin de semana, hasta candidatos políticos idóneos según las características que el mismo usuario ha brindado al algoritmo.Por su parte, el experto Fernando Valenzuela aseguró que los gobiernos, cuyo propósito es dar seguridad y orden a quienes gobiernan, han quedado avasallados ante los grandes tecnológicos que no rinden cuentas a nadie.El mercado de los datos está manejado por empresas como Apple, Microsoft, Google, y personas como Elon Musk, Bill Gates, etc, cuyos recursos y ganancias muchas veces superan al producto interno bruto (PIB) de naciones en vías de desarrollo. Valenzuela aseguró que el 75% de las inversiones en inteligencia Artificial va a Estados Unidos y China. Para darnos una perspectiva: para tecnología educativa, a nivel mundial, no se invirtieron más que 21 billones de dólares durante el 2021. Por el contrario, para el mercado de inteligencia artificial se invirtieron 390 billones de dólares. Por su parte, Miguel Hijar aseguró que, como todo, la IA debe estar regulada por cierto control. El internet es visto como un espacio de libertades, pero "la libertad también tiene sus límites, pues, como decía Kant, la libertad tiene que ser el reflejo de las virtudes del ser humano, no de las pasiones desenfrenadas”. Según el experto, el internet y las redes sociales no dan una idea de libertad ni de la razón, sino de un entretenimiento libertario donde humanos, compañías pueden hacer lo que les plazca sin que los gobiernos pongan un alto, porque el mercado está de por medio, y el mercado es libre. Los algoritmos tienen los sesgos de aquellos que lo poseen, los crean, y les dan capital para que funcionen. A través de la información se construyen estructuras de poder, y a través de las ideas se crea un poder normalizador, pues las sociedad las acepta, las ejerce, y las reproduce. ¿Realmente somos libres? ¿Realmente las redes sociales y la IA nos están haciendo más libres?, fueron los argumentos que sacó a colación el experto.No obstante, los expertos aseguraron que no se trata de demonizar a la IA, sino de hacer un uso ético, responsable y humano, pues las inteligencias le han dado alcances insospechados a la comunicación humana, a las ciencias y a la creatividad. "La tecnología no tiene que estar ajena a nosotros, nosotros la hacemos a ella"El romanticismo offline ya no es posible en la vida contemporánea, ya no es posible vivir sin la tecnología. Todo cuanto existe en la sociedad se ha acomodado para que funcione en torno a lo digital; las empresas ofrecen sus servicios en WhatsApp, los trámites gubernamentales se hacen a través de WhatsApp, las relaciones humanas se viven a través de likes, de historias de Instagram.“Dejemos que la tecnología nos complemente, nos enriquezca, pero para hacernos más humanos”.* * * Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de Whatsapp * * *OB