Ya no son necesarios los motivos para explicar por qué Mafalda es uno de nuestros grandes ídolos, un icono de América Latina, y un referente en el universo de la literatura y la novela gráfica. Este jueves 30 de diciembre, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se llevó a cabo la inauguración de la quinta edición presencial del Salón del Cómic y la Novela Gráfica, en homenaje a la Mafalda, la niña que desde 1964 cambió y sigue cambiando al mundo, y su autor, Joaquín Salvador Lavado, Quino. El stand estaba abarrotado con la presencia de adolescentes, estudiantes y adultos de todas las edades que invadieron las gradas, se sentaron en el piso y en todo lugar donde había espacio, y que incluso resistieron casi una hora en pie para el homenaje del caricaturista argentino. La temática de Quino y de Mafalda estaban presentes, con imágenes del universo que miles de personas han llegado a amar, y con el que se han identificado a lo largo de más de medio siglo en el que Mafalda se inmortalizó en América Latina y en el mundo. El evento volvió a contar con la presencia de Daniel Davinsky, el editor de Mafalda y amigo de Quino, y que apenas este pasado domingo se presentó junto a Benito Taibo en conmemoración de la historieta de la niña despeinada que cambió al mundo. También estuvieron presentes la dibujante chilena, Catalina Bu, y el talento tapatío e indispensable en la FIL, Trino Camacho. Marisol Schulz, directora general de la FIL Guadalajara, dio inicio a la ceremonia, y agradeció a los asistentes por la quinta edición presencial del Salón del Cómic y la Novela Gráfica. “Este espacio hacía falta, porque entendíamos lo que el público joven estaba necesitando, y ya llevamos cinco años”. Explicó la relevancia contemporánea de las nuevas maneras de leer, en las que la novela gráfica implica un nuevo aproximamiento a la literatura. El Salón del Cómic y la Novela Gráfica, como tal, se inaugura el jueves de cada edición de la FIL. “Este es un homenaje a Quino, pero también a quien la dio a conocer: Daniel Divinsky”, finalizó Marisol Schulz. Trino Camacho agradeció al público, y como más de la mitad de los asistentes, se confesó fanático de Mafalda. Catalina Bu, la caricaturista e ilustradora chilena, por su parte, encontró muy necesario que cada vez se abran más espacios para la presencia femenina en el mundo de la historieta y la novela gráfica, y explicó lo que Mafalda representaba en su vida. “En Quino y Mafalda realmente había posibilidades de cosas que no eran superhéroes americanos -pues eso es lo que leíamos en las historietas de los periódicos-, sino de la familia, de los amigos, de la crítica social, desde la vista de una niña, de una mujer. Poder abordar la crítica desde la cotidianidad, y con humor”. Trino, por su parte, se confesó no sólo fan de Mafalda, sino fan de Quino como tal, de ese humor suyo, más mordaz y filosófico, que si bien está presente en Mafalda, tiene una desenvoltura distinta en el resto de su universo de historietas. Reconoció el valor de la historieta como un instrumento que critica la política y lo establecido, “el dibujo tiene esa fuerza y esa posibilidad de incomodidad al poder”, y que Quino también logró con su arte. Trino recordó aquella ocasión en la que le preguntó a Quino en persona las razones por las cuales había decidido matar a Mafalda con un camión de sopa. Quino lo fulminó con la mirada, y descartó que aquel rumor fatídico, únicamente conocido en México, fuera cierto. “Ustedes los mexicanos son unos chismosos”, dijo. Pues, de algún modo, en México existe el mito urbano de que la historia de Mafalda finalizó con su muerte, atropellada por un infame camión de sopa, una de las cosas que ella más odiaba en el mundo, además de las injusticias. La tira como tal es apócrifa, pero de algún modo incomprensible, ampliamente creída en México. Daniel Divinsky, el editor de Mafalda, antiguo y solemne volvió a conmocionar los ámbitos. Cada mención a él bastaba para una nueva ronda de aplausos. Divinsky agradeció la larga historia de Mafalda en la FIL, y reconoció el gran legado de Quino en su vida. “Quino no solamente era un humorista, era un filósofo a través del humor”, finalizó Divinsky.YC
