Cristina Rivera Garza, escritora, historiadora y catedrática, ayer se convirtió en la primera escritora en ingresar a El Colegio Nacional.Como miembro de El Colegio Nacional, Rivera Garza ostentará el título de Maestra Emérita de México.La autora de “El invencible verano de Liliana” inició y concluyó su discurso de ingreso con dos historias personales: la del desplazamiento migratorio de su familia hacia el norte de México y la del feminicidio de su hermana, Liliana Rivera Garza.El evento se realizó en el Aula Mayor de El Colegio Nacional, donde se dieron cita amigos y seguidores de la escritora. Así mismo, en la ceremonia participaron el presidente de El Colegio Nacional, Adolfo Martínez Palomo y el escritor Juan Villoro.Como parte de su discurso de agradecimiento, la escritora compartió que “es una noche importante para mí, estoy muy emocionada y es un gran honor poder hablar aquí para todos ustedes”.De acuerdo con el Colegio, Rivera Garza fue seleccionada como nuevo miembro por ser una autora con grandes méritos por “la originalidad de su voz, el aliento poético de su escritura y la sugerente mezcla de lo literario con las ciencias sociales; además de ser una de las escritoras más sobresalientes de México, con una trayectoria literaria que ha transcurrido y prosperado a la par de su labor académica”.Nacida en Matamoros Tamaulipas en 1964, Cristina Rivera Garza es licenciada en sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); se doctoró en historia latinoamericana en la Universidad de Houston, donde también recibió el doctorado honoris causa y donde fundó el primer programa bilingüe de escritura creativa con nivel de posgrado. Finalmente, la escritora compartió que no podía irse “sin mencionar otra forma de ancestralidad, la que surge entre los asesinos y sus víctimas. La muerte violenta y el duelo colectivo también trastocan otras líneas de ancestralidad. El 16 de julio de 1990, Liliana Rivera Garza, mi hermana menor, fue víctima de feminicidio cuando tenía 20 años, unos meses después del crimen una jueza de la Ciudad de México encontró que tenía en su haber evidencias para levantar una orden de arresto contra Ángel González Ramos, su exnovio, quien desde entonces se dio a la fuga (…) años después, cada que su nombre se alza en las pancartas de marchas feministas, cuando su rostro aparece, entiendo que Liliana se ha convertido en la ancestra de otras más jóvenes”. CT