El cineasta español Gonzalo Suárez señaló que no tenía como una prioridad a la cinematografía para su desarrollo profesional; sin embargo, dicha carrera lo ha posicionado como uno de los realizadores más icónicos de la lengua española.En el marco de la edición 34 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), Gonzalo Suárez llegó por primera vez a México y de paso, se integró a las actividades de la Cátedra Latinoamericana “Julio Cortázar” en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, en donde el director de “El detective y la muerte” recordó su cercanía con el autor de “Rayuela”, sus encuentros en ciudades como Barcelona, y los momentos que forjaron, incluso, al dedicarle parte de sus obras literarias.“El cuento que le dediqué a Cortázar trata de un viejo escritor que nos cuenta la historia de una chica de Sichuan que, tras el terremoto de Chengdu, encuentra un manuscrito en las aguas del río. En el manuscrito se narra la historia de una jovencita como ella que, atravesando un bosque mágico en su bicicleta alcanza a Miguel de Cervantes en su último viaje para que le cuente una última historia antes de morir. ‘Ya con un pie en el estribo’, diría él”, contó Suárez.En compañía de Iván Trujillo, ex director del FICG, Gonzalo Suárez también recordó su encuentro con la literatura desde la infancia; contó cómo aprecia la inocencia de un lector primerizo que detona a través de las letras la imaginación que con el paso de los años va perdiendo impacto en los lectores más avanzados.“La literatura me ha acompañado desde la infancia. En el pasillo de mi casa y en esos tiempos de posguerra en los que mi padre me daba clases, yo indiscriminadamente entraba en su biblioteca y leía las cosas con avidez. Es maravilloso leer los libros cuando no entiendes nada, vas ejerciendo la imaginación mucho más que cuando entiendes lo que lees”, recordó el director.Sobre su desarrollo como cineasta que ha dado como resultado filmes como “Ditirambo”, “Epílogo”, “Parranda” y “Remando al viento”, entre otros, Suárez explicó que sus primeros acercamientos con el oficio realmente radicaban como un espectador más.“Nunca había pensado en llegar hasta el cine, ni me lo había propuesto. Había hecho teatro como actor, escribí obras de teatro que luego quemé, afortunadamente, y había sido un espectador de cine normal, pero no tenía ninguna idea para hacer cine (…). He de confesar que había también algo sexual en ello, la sensación además de lo que es una ficción escrita podía materializarse en la pantalla, era como liberarse, proyectarse fuera de sí. Me impresionó cuando hice el primer corto con una cámara de 16mm, me impresionó que algo de interior podría proyectarse afuera, es una forma peculiar de entender el cine”.Aunque Gonzalo Suárez llega por primera vez a Guadalajara, el cineasta recalcó el interés y la relación que ha mantenido con México desde hace años y que ahora da paso para presentar “El sueño de la Malinche”, en el que el cineasta explora la relación de esta mujer indígena que, por una parte ha sido reconocida y también condenada, estableció con el conquistador Hernán Cortés.