El talento mexicano está en todo el mundo y Emilio Peláez decidió emprender camino por cuenta propia para consagrarse como uno de los violinistas más importantes en la escena internacional teniendo el reto de adaptarse a otras culturas para perfeccionar el talento que lo llevó a recorrer alguno de los escenarios más destacados de su país natal.Originario de Veracruz y con 22 años de edad, Emilio actualmente estudia la Licenciatura en Música en el Instituto Gliera en Kiev, Ucrania, en donde, paralelamente a su carrera académica, se ha desarrollado como productor de sus contenidos originales y versionando canciones emblemáticas de la música clásica y la industria contemporánea.En entrevista, el artista recuerda su primer acercamiento con la música cuando era apenas un niño: “Empecé desde los cuatro años a tocar, estuve en clases. Recuerdo que me preguntaron en mi familia si quería aprender a tocar un instrumento y dije que sí y desde entonces a la fecha tengo a la música como carrera y parte de mi vida”.Así, desde pequeño, Emilio Peláez se ha convertido en un ejemplo de inspiración para quienes sueñan con destacar en el mundo sonoro y posean esa inquietud por la música, características que a él le ha permitido colaborar con grandes instituciones musicales como la Orquesta Sinfónica de México y la Filarmónica de Las Américas, entre otras.“Cuando tenía 10 años comencé a participar en convocatorias nacionales para la Orquesta Sinfónica Infantil de México y durante tres ediciones seguidas hice audición, y en todas fui aceptado. A partir de ahí comencé a realizar internados en Cuernavaca y giras nacionales en la capital, Guadalajara y Querétaro, gracias a esa orquesta conocí muchos Estados desde el Norte y hasta el Sur”.Emilio destaca que su pasión por el violín fue como un flechazo a primera vista al identificar inmediatamente las bondades de este instrumento, un compañero de vida, la facilidad que tiene para acoplarse y acompañar cualquier melodía y ser por mucho un cómplice nato del músico.“Con el tiempo y conforme fui conociendo este instrumento me comenzó a gustar su simpleza, pero a la vez también es uno de los instrumentos más difíciles de interpretar. Además de conocer el violín también sé tocar el piano, pero sin duda el violín es la base de mi carrera”.Teniendo como inspiración el impacto que músicos globales como David Garrett han logrado, Emilio Peláez considera que llegar a esos niveles de interpretación y cariño en el público no son coincidencias de la vida, pues detrás de los músicos existe todo un proceso y múltiples sacrificios que implican desde dejar tu país de origen, familia y tener que adaptarte a culturas tan distantes a la propia.Además, la carrera musical está llena de incertidumbre y sin un camino específico a seguir, por lo que, quienes desean dedicarse a esto, el riesgo es parte de la cotidianidad: “Yo de niño no sabía cómo sería este carrera, no sabes administrarte o que más tienes que hacer, y ahora que estoy por terminar la Licenciatura en Música Clásica te das cuenta de la madurez que requieres para destacar, en Kiev te das cuenta que tienes que pelear por tu lugar, realizar audiciones, que no solo tienes que enfocarte en lo clásico, también apostar por tus propias canciones y arriesgarte en hacer covers en tu estilo y así demostrar que puedes hacer muchas otras cosas con el violín”.