Viernes, 22 de Noviembre 2024

Elena Poniatowska indaga en los orígenes de su pasado familiar

El proyecto –se divide en tres partes– la primera publicada es “El amante polaco” y toma como contexto la relación amorosa entre Catalina la Grande, emperatriz rusa y Stanislaw Poniatowski

Por: Kike Esparza

Recordó la autora que su interés por la historia de Polonia siempre había estado presente, cuando tenía 23 años quiso aprender el idioma, y cuando comenzó a cuestionarse acerca de sus orígenes, empezó a documentarse con textos en inglés y francés. EL INFORMADOR/ E. Barrera

Recordó la autora que su interés por la historia de Polonia siempre había estado presente, cuando tenía 23 años quiso aprender el idioma, y cuando comenzó a cuestionarse acerca de sus orígenes, empezó a documentarse con textos en inglés y francés. EL INFORMADOR/ E. Barrera

Para la autora Elena Poniatowska, su reciente novela “El amante polaco”, es más personal que lo que ha desarrollado a lo largo de su trayectoria, porque indaga sobre su pasado familiar, los orígenes del apellido que tiene. Sin embargo, ya en su texto “Lilus Kikus” (1954), ya había referencias autobiográficas sobre ella.

En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la autora tuvo un encuentro con los medios donde expresó que este texto quiso desarrollarlo antes de morir. “Esta novela es más personal que las otras. De repente, ya casi como decimos, ‘al cuarto para las 12’ –un poco antes de morir– quise saber qué era ese apellido Poniatowski”.

El proyecto –se divide en tres partes– la primera publicada es “El amante polaco” y toma como contexto la relación amorosa entre Catalina la Grande, emperatriz rusa y Stanislaw Poniatowski, el último rey de Polonia como nación independiente y de quien la escritora es descendiente.

EL INFORMADOR/ E. Barrera

La novela viaja a través de dos tiempos narrativos, el de las cortes europeas del siglo XVIII y el de la Ciudad de México en la década de 1950. Elena Poniatowska, ganadora del Premio Cervantes 2013, conecta dos épocas para hablar de quienes antecedieron el apellido a través de esta relación de amantes y su propio camino, por ejemplo, habla del nacimiento de su hijo Emmanuel Haro Poniatowski.

“En 1955 como madre soltera en un convento de monjas tuve a un hijo del cual estoy orgullosísima, es científico, es físico. Y yo creo que yo no sería quien soy, ni hubiera seguido trabajando quizá, si no es por la presencia de este niño, porque tuve que luchar por él, me lo quisieron quitar y creo que ha sido una de las primeras batallas que di siendo chavita y que me acercó a muchas mujeres que están o que pueden vivir la misma situación, esto me hizo dejar de lado muchos prejuicios de mi clase social”.

Recordó la autora que su interés por la historia de Polonia siempre había estado presente, cuando tenía 23 años quiso aprender el idioma, y cuando comenzó a cuestionarse acerca de sus orígenes, empezó a documentarse con textos en inglés y francés. Dijo que la época de Stanislaw se caracterizó por ser muy religiosa y por tener una diferencia social enorme entre las clases. Adelantó que la segunda parte de este proyecto culminará con la muerte de este rey, la cual fue muy triste, apunta.

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La autora también fue cuestionada sobre su visión acerca del mandato de López Obrador, ella dijo que ha sido muy difícil este primer año de la cuarta transformación, “yo tengo fe en un futuro a partir de un hombre honesto y sobre todo a partir del destape de la corrupción y la total desigualdad de nuestro país. Mucha gente ha protestado, el recorte a la cultura sí ha sido verdadero, lo han sufrido muchos artistas”.

En cuanto a la estrategia de seguridad, dijo que lo peor en el país es la inseguridad, por ejemplo, que los periodistas mexicanos están “a su suerte” y que deben ser protegidos por el Estado, sobre todo al interior de la República y la frontera.

Finalmente sobre el movimiento feminista que se está gestando en el mundo, dice que es solidaria con las mujeres que protestan, pero que no está de acuerdo con el vandalismo, “desde luego soy totalmente solidaria de las mujeres que se manifiestan, lo único que les puedo decir es que por índole propia, por mi manera de ser, quizá por mi edad, rechazo el vandalismo”. Coincide que no hay punto de comparación entre una mujer asesinada o violada que un edificio vandalizado, pero se cuestiona, “¿a quién le sirve la destrucción o destruir por coraje?”.

NM

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