Determinar si una obra de arte que ha sufrido un daño mantiene o pierde su valor artístico y comercial en el mercado, fue el tema central que los artistas Jose Dávila y Jorge Méndez Blake pusieron sobre la mesa en el reciente conversatorio del Museo de Arte Zapopan (MAZ), en el que estuvieron acompañados por José Noé Suro, coleccionista y director de Cerámica Suro; así como Viviana Kuri Haddad, directora del MAZ, quienes intercambiaron puntos de vista tomando como referencia las acciones que el Salvage Art Institute (SAI) realiza al custodiar obras que han sido declaradas como pérdida total.Actualmente, el MAZ alberga la exposición “No Longer Art/Esto ya no es arte” del SAI, en la que el espectador conoce piezas -principalmente pictóricas- que han quedado fuera de circulación en el mercado, museos y galerías al sufrir daños durante su creación o posterior venta o exhibición, por ejemplo, y que abren paso a reflexionar sobre su valor comercial y “aurático”.Jose Dávila (“Conjunto escultórico” en parque San Jacinto) y Jorge Méndez Blake (“Biblioteca vacía” en Avenida México y Beethoven), recordaron anécdotas personales y situaciones en el mundo del arte internacional que han replanteado distintas visiones sobre la apreciación de piezas de arte que han sido dañadas por diversas circunstancias, por sus coleccionistas o dueños o al estar en exhibición, así como la pertinencia o no de restaurar, reparar o reproducir nuevamente una obra atrofiada parcial o totalmente.Dávila expuso los criterios que el artista determina para actuar sobre la pieza dañada y los procesos, legales incluidos, que indican si la obra de arte ya pertenece a otra persona, al señalar que intervenir una obra dañada en un intento por rescatarla puede cambiar totalmente el significado y composición estética con la que se creó originalmente. “Lo que vale realmente es el certificado que le da validez y originalidad a la obra. La obra en sí puede ser repetida tantas veces quiera el coleccionista (…) sin embargo, si el que adquirió la pieza pierde el certificado, perdió valor. El certificado no se repite, no se cambia ni se expide dos veces. La obra como tal se puede reproducir cada vez que el dueño de la pieza lo desee”, explicó Dávila.Plan de acciónJorge Méndez Blake destacó que en México progresivamente los artistas ya tienen mayor preocupación por establecer planes de acción si sus creaciones en algún momento sufren alteraciones accidentalmente, así como estar a la búsqueda de aseguradoras especializadas en arte que puedan intervenir, por ejemplo.“Creo en el que mundo del arte, a nosotros de alguna manera ya nos ha tocado algo más profesionalizado. Artistas como Frank Stella, empezaron a abrir brecha en los años 60, pero ellos no pensaron que su obra pudiera llegar a tener un valor, mucho menos se les cruzó por la mente asegurarla o de qué manera se iba a conservar. A nuestra generación ya nos ha tocado tener un control perfecto sobre la obra”.