El escritor Eduardo Halfon presenta este 2020 “El boxeador polaco”, publicado por Libros del Asteroide. La nueva edición reúne el plan original del autor. Vía telefónica desde París nos contó el camino que ha recorrido esta colección de textos, que ya cuenta con una decena de traducciones: “El libro se editó en 2008, en España, esa edición era un librito de cien páginas, con seis cuentos. Pasó bastante desapercibido en su momento, muy poca prensa, cosa que no es anormal en una editorial pequeña”. Recuerda que “uno de esos cuentos era en realidad un primer capítulo de una novela corta. En 2008 trabajaba todo esto junto, pero por alguna razón decidimos sacarlo como dos libros: la edición de los seis cuentos y luego en 2010 la novelita corta, ‘La pirueta’”. La motivación de reeditar el libro fue “por una razón clara: se ha vuelto mi libro emblemático. Muchas traducciones, mucho ruido, en todos lados, menos en Hispanoamérica. Era más fácil encontrarlo en japonés, en croata o en inglés, y no en español. La edición se agotó y no volvió a salir”.En su obra, Eduardo Halfon se ha decantado por la brevedad del género cuentístico: “Los textos fueron escritos con la intencionalidad de un cuentista: brevedad e intensidad. Pueden ser cuentos de 5 u 80 páginas”. Una característica de los cuentos en “El boxeador polaco” es el punto de vista: “Es lo complejo en mi manera de trabajar. Todos estos cuentos en el libro parecen una especie de capítulo. Hay un narrador, Eduardo Halfon, que va contando episodios de su vida. Son todos textos de un mismo narrador que se parece mucho a mí”.Aunque hay una clara línea entre la ficción y la realidad: “Yo empecé a escribir de esta manera, desde mi primer libro. Es una cosa muy extraña, tomar mi vida y a partir de ahí escribir. Le doy mi nombre y mi imagen al narrador, no tiene mi carácter, pero lo hago de esta manera. Siempre haciendo hincapié en que es ficción. Es la mejor manera que tengo para explicar lo que hago (una explicación a posteriori): lo que se ve de mi vida, los aspectos que le presto al narrador, todo eso es el telón de fondo, en frente del cual armo un drama”. “El teatro es mi vida, pero la obra es ficción. Es un contexto o un escenario, para continuar con esa metáfora, que es muy eficaz: lo que pasa es que el lector cree que es absolutamente verdad. Pero no lo es, el libro dice que es novela o cuento”.Halfon charló sobre un camino que ha tomado su obra, en vinculación con “El boxeador polaco”: “En 2013 otro de los cuentos originales de ‘El boxeador polaco’, el de unas hippies israelíes en Guatemala, creció y se volvió ‘Monasterio’. Dos años después publiqué ‘Signor Hoffman’, nuevos episodios del narrador, y en 2017 el quinto libro de esta serie, o como se le quiera llamar: ‘Duelo’. Es una novela corta. Es el mismo universo, el mismo andamio literario que voy publicando por partes o por entregas, con episodios de la vida de este narrador. Ahora mismo estoy escribiendo el sexto. Es una cosa muy curiosa, no sabía que iba a hacerlo así. ‘El boxeador polaco’ es una especie de libro madre que empieza a engendrar otros libros”.Nacido en Guatemala en 1971, Eduardo Halfon salió del país con sus padres a los diez años de edad, rumbo a Estados Unidos (por el conflicto en Guatemala). Desde entonces ha tenido una vocación nómada cambiando de ciudad cada cierto tiempo. El escritor contó sobre su estancia en París y el confinamiento que pasa por la contingencia sanitaria: “Ahora estoy en París, llegué con mi esposa y mi hijo el año pasado por una beca de la Universidad de Columbia para pasar un año escribiendo aquí. Me pilló aquí esta realidad, esta pandemia mundial: no es mi ciudad, mi sistema, estoy como invitado. Vivir estas situaciones límite estando solo es una cosa, pero en familia es muy diferente. Está la incertidumbre como en cualquier lado: no saber qué va a pasar, si abrirán fronteras, si se podrá ir a Guatemala en verano. Ahora justo está cerrado el aeropuerto de Guatemala. Es un cambio total, creo que hemos entrado a un mundo nuevo. Mientras tanto el sufrimiento humano es enorme, regiones como las nuestras están en el umbral de la pandemia y no están preparados para vivir una tragedia”.Sobre su manera de pasar el tiempo, agregó: “Llevo tres semanas en un aislamiento total en París, como se decretó, hay que salir solo con un permiso firmado, una vez por día y por una hora, para ir a la farmacia o por alimentos. El gran problema para un escritor que trabaja en casa es tener a la familia en casa. Llevo tres semanas de ser un papá: mi trabajo es que mi hijo pase un aislamiento sin darse cuenta, porque le hace falta pasear, sus amigos. Ahora mi cabeza no está en asuntos literarios, no puedo ni leer. Para mí la lectura no es un pasatiempo”.JL