Joël Dicker regresó a Guadalajara para participar en la FIL, ahora con la presentación de “La desaparición de Stephanie Mailer”. Tras presentar la publicación con los comentarios de Felipe Restrepo Pombo, el escritor suizo pasó también por el módulo de firma de libros, para entrar en contacto con sus lectores.La historia de su nueva novela se remonta hasta 1994, cuando sucede un crimen que aparentemente se resolvió: veinte años después la intriga regresa. Para el autor, vincular el pasado aparentemente remoto con el presente tiene el sentido de la sucesión de los hechos: “El pasado y el presente están ligados: no existen sin el otro. Sin el pasado no existiría la memoria, quiénes somos. Ese presente tiene la identidad del pasado. Uno tiene necesidad de saber quién ha hecho qué, qué hemos sido, los amigos, la familia. Para mí es una razón de construir ese presente”.Entre los personajes que habitan “La desaparición de Stephanie Mailer” está un periodista, un personaje cuya inclusión tiene varios objetivos: “Escogí al periodista porque tiene la cuestión de la escritura, a través de otro punto de vista. Era importante para mí, también quería hablar de la evolución y la importancia del periodismo hoy en día. Es una profesión que nos hace falta mucho, mucha gente solo ve información que pasa por Facebook. Hay periódicos con dificultades, ha sido una transformación”.En sus novelas, Joël ha decidido ubicarlas en otras latitudes, no en su natal Suiza, un país del que en la prensa internacional no suelen publicarse notas sobre crímenes: “No es tan tranquilo como parece. Escribo para contar una historia, me gusta crear una intriga, misterio. El misterio alrededor del crimen llama mucho la atención, genera preguntas. A veces no nos interesa el crimen mismo, sino la acción del crimen: por qué, cuáles son las consecuencias. Cada crimen tiene su dinámica, no solo un asesino serial”.Luego de su éxito con “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, publicado en 2013 en español, Joël ha tenido la oportunidad de ver adaptada esa historia, en una serie con producción de este año: “Es un proyecto que me ha gustado mucho. Es una verdadera adaptación, bien abordada, hecha por un gran director francés. Me puso muy contento”.De su impresión al verla, platicó: “Estaba relajado, nada inquieto de ver qué me iba a tomar. Un libro es un libro, una película una película, no debería estresar. Estuve tranquilo, es una experiencia diferente para las personas. Me sorprendió ver que se reproducen todos los sentimientos y sensaciones en la serie. No importa si el personaje viste de azul o si es rubia: importa saber que tienen los mismos sentimientos al verlos”.Con una carrera relativamente breve en la literatura, el autor nacido en 1985 ha visto la evolución de su escritura: “En principio cambió no solo en los libros, ha cambiado desde antes. Pasó tiempo sin publicar, pero no es porque no escriba: escribo todo el tiempo, y trato de hacer lo que me gusta. Creo que la escritura la debemos tomar con mesura. Cada libro escrito es una etapa. También es como en los deportes, el músculo se va formando”.