Viernes, 22 de Noviembre 2024

El Victoria & Albert Museum tiene su Casa Azul

El recinto londinense exhibe los objetos más preciados de Frida Kahlo
 

Por: SUN

La exposición abarca una conversación con su vestir así como una construcción de su identidad. ESPECIAL/Cortesía V&A

La exposición abarca una conversación con su vestir así como una construcción de su identidad. ESPECIAL/Cortesía V&A

El Victoria & Albert Museum exhibe desde el pasado sábado por primera vez y de manera magistral todos los objetos personales y más preciados de Frida Kahlo fuera de México.

“Frida Kahlo: Making Herself Up” también marcará un antes y después al colocar por vez primera su obra en conversación con su vestir, dijo Circe Henestrosa, cocuradora de la muestra. “Cuando vemos las exposiciones de pintura sabemos mucho de Frida la artista, pero en esta exposición vamos a aprender sobre Frida la mujer, Frida la persona, quién era”.

La muestra, una retrospectiva de lo que fue su vida como fuente manipuladora de su propia apariencia, arranca en una estancia iluminada de azul que pretende generar en el visitante un sentimiento de estar en la casa de Coyoacán, en donde nació, vivió y murió la artista.

Luego la exposición se desarrolla en cuatro facetas, inicia con una explicación de quién fue Frida a lo largo de su vida, a través de material multimedia y contextualizando lo que era el ambiente en la Casa Azul con fotos de Lola Álvarez Bravo.

Después se resalta la etnicidad que caracterizó a la pintora, con una narrativa sobre el Istmo de Tehuantepec, los vestidos de tehuana, joyas prehispánicas y una selección de los ex-votos coleccionados por ella y Rivera. A partir de allí se entra al espacio más impactante, el dedicado a sus aparatos ortopédicos y su discapacidad como elementos de construcción de su propia identidad.

Allí sobresalen seis camas con espejos que evocan los años de dolor tras el accidente de trolebús que tuvo a los 18 años, así como corsés médicos pintados con símbolos religiosos y comunistas, y una pierna prostética con bota roja con motivos chinos y campanillas. Además hay muletas, medicamentos, sedantes, pomadas, ungüentos y ampolletas con los que buscó aliviar el dolor.

“El tiempo que pasa en su cama recuperándose es cuando comienza la carrera de una maravillosa artista, pero también el deterioro de su cuerpo”, dice Henestrosa.

Concluye con la sección de arte y vestido, estableciendo la relación de Kahlo con su obra y su icónica indumentaria regional por medio de la exposición de su guardarropa: coloridos y adornados huipiles, rebozos, enaguas y tehuanas.

“La forma cómo ella hacía sus autorretratos es la forma como ella quería que la recordáramos”, sostiene. La última pieza exhibida es un resplandor, la prenda ceremonial más representativa del Istmo de Tehuantepec, en el que se le da a Kahlo una presencia casi fantasmagórica por medio de espejos, un elemento muy presente en la obra, junto con el concepto de dualidad.

Cerca de 200 objetos íntimos integran la exhibición que diarios como The Guardian califican de “un santuario para el dolor”.

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