A partir del domingo 24 de septiembre y hasta el próximo domingo 8 de octubre, el ceramista sudafricano Madoda Fani, invitado por la Escuela Nacional de Cerámica (ENC), ofrecerá un taller en Tapalpa donde enseñará a 10 alumnos tanto mexicanos como extranjeros, técnicas de construcción manual, decoración, bruñido y quemas con leña tradicionales en la alfarería de los grupos indígenas de Sudáfrica, así como su evolución contemporánea, las cuales han consagrado su obra como arte de renombre internacional.El taller que impartirá el artista forma parte del año de Sudáfrica en la Escuela Nacional de Cerámica, que antes contó con la presencia de los ceramistas Roelof Uys y Clive Sithole. Justo ya se anunció que el próximo año la ENC tendrá a cuatro artistas de Irán impartiendo talleres en el Estado. La institución con estos talleres ha refrendado el interés de la comunidad por aprender de las técnicas en cuanto a cerámica se refiere, han tenido gente de Australia, Estados Unidos, Panamá, Costa Rica y otros países más.EL INFORMADOR conversó con el artista Madoda Fani sobre esta visita que hace a Jalisco y cómo será la interacción con sus alumnos durante los días del taller, contará con un grupo de personas que vienen de Baja California, Ciudad de México, Jalisco, Panamá, Costa Rica y Estados Unidos. El maestro confiesa que apenas tiene un par de días en Guadalajara, ha caminado, por ejemplo, por las calles de Tlaquepaque y ha visto que las expresiones de arte popular, las cuales le recuerdan mucho a su cultura, él pertenece a una tribu llamada Xhosa.Su trabajo lo ha llevado a exponer en la galería de Southern Guild, en Sudáfrica, en ferias de arte locales como Investec Art Fair, así como en varias muestras de arte internacionales, incluyendo Design Miami, en Estados Unidos, y Maison Art Fair, en Francia, por mencionar algunas. Además, la obra de Fani se encuentra en las colecciones del Museo de Arte de Filadelfia y del Museo Mint en Charlotte, Carolina del Norte. Fue finalista del Premio de Artesanía de la Fundación LOEWE en 2022.Ahora que está en Jalisco, para el maestro fue muy sorprendente ver el arte Wixárika, pues se utilizan los mismos materiales que en Sudáfrica y en una cultura tan diferente, y a pesar de la distancia, existen estos puentes de cultura entre su país y México, así que esto lo tiene bastante sorprendido y con ganas de aprender más de la cultura de esta nación y de la cerámica como tal, porque la tradición que él tiene en su cultura es la del ahumado de las piezas y el bruñido, que también son técnicas que desarrollan los alfareros mexicanos.Explica además que viene con una gran expectativa de enseñar sus técnicas y el sello que él le impregna a sus piezas, pero también quiere aprender de sus alumnos y refrenda que también de México. Él realiza quemas en hornos, que son una especie de tambos metálicos donde mete las piezas después de una primera cocción, las tapa con periódico y las ahúma. Así que primordialmente viene a enseñar esta técnica que lo distingue, además del esgrafiado de sus piezas, pues él se inspira en los insectos, en los extraterrestres y las armaduras de los samurái. Pero él quiere aprender de México las quemas a cielo abierto, pues en su país no se puede.Habla el maestro sobre el bagaje que le ha permitido ser el artista que hoy es. “Yo soy de Ciudad del Cabo, una ciudad muy moderna y siempre quise aprender de la gente de las zonas rurales, de su trabajo, y lo que hice fue mudarme a Johannesburgo porque está muy cerca de estas áreas y ahí encuentras a artistas rurales que van a esta ciudad a trabajar, primero conocí a Nic Sithole y comencé a aprender sus técnicas, como la del ahumado, antes quemábamos las piezas haciendo un hoyo en la tierra colocándolas y poniendo leña, eso le daba este efecto. Pero como vivíamos en un área urbana, estaba prohibido hacer quemas al aire libre, así que lo que aprendí de él y otros artistas, es que ellos usaban tambos de metal donde metían las piezas, las cubrían con periódico, tapaban el tambo y la quema duraba poco tiempo, se controlaba muy fácil el fuego”.Sobre la fijación por los escarabajos, resalta que los insectos son muy respetados y venerados en su cultura, las abejas por ejemplo, son representativas de mensajes positivos a diferencia de lo que se puede pensar en otros lugares, y más que adentrarse en los colores de los insectos, él en su quehacer cotidiano pone especial atención en las texturas de los insectos, “el armadillo fue el punto de partida, yo veía el caparazón y quería lograr su textura. Entonces, comencé a trabajar y a pulir cada vez más mi técnica de esgrafiado. Para mí el sello de mi trabajo es que mi obra perdure por siempre, especialmente porque en mi país y hablando de cerámica, es muy fácil copiar el estilo, así que yo no quería que mi trabajo fuera sencillo y que justamente la complejidad de mi trabajo me hiciera distinguirme de los otros”, finaliza. Nacido en 1975, durante los años del Apartheid en Sudáfrica, Fani creció en Ciudad del Cabo y estudió diseño gráfico en el Sivuyile Technical College. Para ganar dinero y ampliar sus estudios, trabajó como pintor cerámico en varios talleres de alfarería, lo que hizo que naciera su amor por la arcilla y poco a poco desarrollara sus propias piezas y estilo.En el año 2000, su obra fue seleccionada para el Salón Internacional del Artesano de Ouagadougou en Burkina Faso. Allí conoció al ceramista Simón Masilo, quien lo inició en la técnica de ahumado. En 2009, se mudó a Johannesburgo y comenzó a profundizar en el oficio guiado por Masilo; posteriormente ingresó a la Escuela de Cerámica Kim Sacks.La técnica de bruñido la aprendió de Jabu Nala, hija de la legendaria ceramista zulú Nesta Nala, y dominó los procesos de ahumado bajo la guía de Nic Sithole. De acuerdo con Madoda Fani, estos dos artistas lo ayudaron a convertirse en el artista que es hoy. Inspirado en la herencia de la cultura Xhosa, a la cual pertenece, Fani elabora grandes esculturas a mano, usando las técnicas ancestrales de churro y bruñido, y quemas con leña.Sin embargo, sus piezas son una evolución contemporánea de la cerámica tradicional indígena del sur de África gracias a sus formas orgánicas, cuyas superficies lisas están marcadas por patrones intrincados y repetitivos que les dan una apariencia escamosa, parecida a la de un insecto. La Escuela Nacional de Cerámica es una asociación civil que busca crear una comunidad global de gran talla artística que encuentre un nicho de preparación en México, para lo cual se realizan talleres intensivos anuales con importantes maestros invitados de España, Japón, Alemania, China, México, Estados Unidos, Perú y Sudáfrica. En un país con una profunda tradición alfarera desde épocas prehispánicas y de suma relevancia a nivel internacional, hasta 2016 México no contaba con una educación especializada en este campo. La ENC, ubicada en Tapalpa, Jalisco, es un espacio multicultural centrado en la educación y la investigación que ha venido a revolucionar el quehacer cerámico nacional. CT