Nacido en 1981, el artista jalisciense Octavio Abúndez ha hecho una carrera en el arte, con instalación, escultura y pintura en donde la intertextualidad es un hilo conductor de las ideas. Sobre su decisión de dedicarse al arte, Octavio recordó que sucedió cuando cursava la universidad: “Mientras estudiaba arquitectura en el ITESO. Allí nos dieron una clase de historia del arte contemporáneo. Me enteré del minimalismo, de los artistas conceptuales, de otras corrientes. Quedé fascinado de lo que estaba haciendo. No era parte de mi cultura general hasta mis 20 años. En mi caso nunca hubo la opción de ser artista, no era algo que fuera ‘real’, o conocido. Hasta enterarme de esto lo planteé como posibilidad de vida. Tomé la decisión un par de años después de dejar la arquitectura y dedicarme al arte”.Convertirse un artista viniendo de la arquitectura tuvo sus particularidades: “Al estudiar arquitectura y no arte carecemos de los fundamentos teóricos, en el sentido de qué se tratará el trabajo. Ya sabía pintar, pero nunca lo había visto como posibilidad. Aprendí a esculpir yo solo, hice cosas que se parecían a las primeras referencias, con lo que estaba a la mano construía cosas, objetos. Cuando ya hay un cúmulo importante me di cuenta de las divisiones que podían tener”.Al reflexionar sobre el oficio encontró los lineamientos de su arte: “Ahí comencé a dividir el trabajo en estas tres áreas (lo fenoménico, lo epistemológico y lo topológico). Desde el 2012 para acá es una exploración de utopías y distopías, siempre manteniendo esas posibilidades de estilo”.Para el artista, “Todas las artes están ligadas entre sí, cada vez las fronteras entre disciplinas se van difuminando gracias al arte contemporáneo”. En ese sentido, la propia formación en arquitectura no fue en vano: “Es fácil brincar de la arquitectura a la escultura. O de la pintura a la literatura. Más porque la carrera en el ITESO se convirtió en esos años en una especie de semillero de artistas, por coincidencia o porque otras carreras (Artes Plásticas de la UdeG) quizá no llenaban el ojo en cuanto al curriculum. Las cosas que se hacían no tenían resonancia más global: era más de artesanía, aprender técnica, saber pintar y esculpir. En arquitectura sí había un énfasis en la crítica”.En sus creaciones, de manera global, el artista ha buscado explorar diferentes terrenos, dejando atrás la homogeneidad: “Me daría tedio sólo hacer eso, sólo ser reconocido por una cosa. Con cada nuevo proyecto busco que sea formalmente diferente, estilísticamente también. Que lo pueda unir una reflexión filosófica. Mi obra tiene muchos picos, muchas aristas: va desde la instalación a la escultura en mármol. Me parece interesante: es complejo para el espectador saber si es del mismo artista”.En sus obras hay reminiscencias de otros artistas, no sólo con referencias visuales, también con los títulos o el texto que inserta en las creaciones. De esta forma, Octavio enriquece sus piezas al mismo tiempo que paga tributo a sus predecesores: “Tiene que ver con las investigaciones que se hacen, y reconocer las fuentes, honrarlas. Es importante en mi universo cultural. Al principio había muchas referencias a textos de Borges, de Julio Cortázar, eran mis ídolos literarios. Cuando mi pieza hacía referencia a ellos me parecía importante nombrarlos”. Si bien empezó con ese tipo de guiños literarios, pronto encontró mayores ecos en el cine y otras artes: “Fue evolucionando en el sentido de que empezó a abarcar más y más cosas: textos, ideas, etcétera. Cuando está el guiño allí se reconoce”.Un ejemplo recientemente inaugurado en Guadalajara es “En busca del tiempo perdido”, instalación escultórica en el centro comercial Andares, inaugurado el lunes pasado: “El centro comercial tiene la iniciativa de apoyar el arte, enriquecer la experiencia de los visitantes”. La pieza remite al título de la voluminosa novela de Marcel Proust, y consta de espejos que vistos desde arriba recrean las horas de un reloj, con los números romanos. Los espectadores pueden recorrer la obra, encontrándose en los múltiples reflejos. Otro ejemplo de sus producciones recientes toma referencias cinematográficas: “Este año fui a Madrid, hice una residencia de 20 días: presenté unas pinturas, usando frases de la película ‘Pulp Fiction’ de Quentin Tarantino: creamos una especie de laberinto con esas frases. Un poco haciendo referencia a la estructura narrativa de la pintura”. El producto generado en España se verá en diciembre en Ontario, adelantó. De otras obras en este año, Abúndez comentó: “En MACO presenté una pieza un poco bizarra: un letrero en mármol dibujado con grafito, como si estuviera arrancado del asfalto”. Entre sus proyectos a futuro está uno de arte urbano: “pero más secreto. Todavía por confirmar”.Octavio señaló la evolución que ha tenido la escena tapatía en cuestión de arte y galerías; sobre todo, las que están enfocadas en arte contemporáneo: “Recuerdo a Arena México, quizá la única galería de arte contemporáneo en la ciudad. Estaba el World Trade Center, un espacio independiente, duró poco pero era increíble. Otros espacios tuvieron su tiempo de vida. Surgieron otras galerías, proyectos cortos de uno, dos o tres años. A diferencia, hoy ya tenemos por lo menos cuatro galerías con más de cinco años: hay más movimiento económico, muchos de los artistas han encontrado crecimiento fuera de la ciudad y el país. Hay espacios como PAOS, que hace cosas increíbles. Se ve una escena más fuerte, y mayor cantidad de gente dedicándose al arte, y una mayor afluencia de público (que me parece muy importante)”.