Tras una larga espera, la banda ucraniana DakhaBrakha vuelve a México luego de tocar en Europa y Estados Unidos. El cuarteto llega como invitado para presentarse dentro en la edición 50 del Festival Internacional Cervantino, y será hoy 14 de octubre cuando toque en la Sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas a las 20:30 horas.Cabe señalar que el nombre de la agrupación significa “dar y recibir” y se caracteriza por combinar instrumentos de diferentes países -la tabla hindú, el didgeridú australiano y percusiones de todo el mundo- que conviven con el chelo, el piano y el acordeón.En entrevista con EL INFORMADOR, el multi-instrumentista y cantante de la banda, Marko Halanevych, aseguró que tienen “grandes expectativas de tocar en México”, algo que de seguro será emotivo, “en especial en tiempos en que nuestro país pasa por una situación difícil; ahora, debemos aprovechar la oportunidad de compartir nuestra música en este país y estrechar lazos culturales”.En cuanto a la importancia de la tradición en su música, Nina Garenetska (cellista) refiere que su trabajo “se basa en la tradición de Ucrania, de diferentes épocas y pueblos; nuestra base es el folclor, con el que tuvimos contacto desde muy pequeños y se puede decir que a partir de ahí surge la intención de experimentar”.Marko agrega que “algo particular y que es similar a lo que sucede en México, es que en Ucrania las tradiciones se mezclaron con el cristianismo, lo que también pasó en este país”. Por lo que toca al ritmo en su música, el cantante del grupo relata que “en un principio, con base en el folclor tradicional, era una cuestión más simple, algunas canciones folk de Ucrania son lentas, de cadencia suave; de igual modo, las percusiones en nuestra tradición no se desarrollaron de modo importante (como en Latinoamérica), pero las combinamos bien, pues a lo de nosotros agregamos ritmos de otras latitudes, de canciones árabes, por ejemplo”.En esta forma de combinación, todo se torna “muy sofisticado” de pronto, establece Garenetska, “la base es el folclor, pero hay regiones (en Ucrania) que cuentan con melodías muy antiguas y primitivas, y ha cambiado muy poco por mucho tiempo, quizá miles de años; pero todo es susceptible de utilizarse y en buena medida depende de la elección”.Finalmente, Halanevych explica que algunas tradiciones en su país “ya no pasan de una generación a otra como antes lo hacían, y ahora los musicólogos y científicos quedan solos ante los últimos representantes de una cultura y buscan preservarla, de ahí la importancia de rescatar esas canciones”. Sobre los acontecimientos actuales de su país, el cantante y multi-instrumentista asegura que “la música es una forma de resistencia, y no solo ella, también cualquier manifestación artística que levante la voz con fuerza. Hoy en Ucrania se está en riesgo de perderse nuestra identidad, por eso tomamos la oportunidad de mostrar que esta música existe, que Ucrania existe”.Finalmente, los músicos admiten la influencia del conflicto en su trabajo, dice Halanevych que “vivimos una situación especial, en nuestro programa se incluyen canciones que van dedicadas a nuestro pueblo o a los soldados que defienden el país de la agresión rusa. También se incluyen en la presentación piezas de video-arte, algo que busca enviar un mensaje a los espectadores”. CT