Ante el robo de una réplica de molar de gonfoterio, en el Museo Regional de Guadalajara, el director del recinto, Roberto Velasco, señaló que en las próximas semanas una nueva pieza llegará como suplente para estar otra vez a disposición de los visitantes.El hurto del elemento museográfico se realizó el pasado 3 de marzo dentro de una sala con estación táctil, con mayor accesibilidad, pensada para que personas con discapacidad puedan tener una experiencia sensorial.“Se pensó en una alternativa de modificar la réplica, ponerle un sistema de ajuste, un anclaje con cables de acero. Había una discusión porque las iban a empezar a tirar y el mueble se iba a lastimar en donde cayera la muela. En lo que arreglábamos eso, nos robaron la muela. Ya todos los responsables tuvimos una reunión”, explicó Velasco al recordar las variaciones que hicieron en el mobiliario para que las piezas estuvieran pertinentemente al alcance de los visitantes y, a la vez, cuidar la integridad de la misma pieza y su estructura de exhibición.“Hubo ciertas omisiones por parte de nosotros, una de ellas es el haber anclado la muela antes de tiempo, haber resuelto el problema de la forma de exhibirlo antes de ello. De alguna manera es un aprendizaje que requiere el museo que tiene, y eso no es secreto, problemas para abrir la totalidad de sus salas: la mitad están en reestructuración; tenemos problemas en cuatro por filtración de agua por el techo”.El director del museo señaló que tras identificar la pieza faltante se emitió un documento para así determinar inicialmente las responsabilidades del personal de seguridad de la sala correspondiente y también para ajustar los protocolos de supervisión que todos los trabajadores ejercen desde sus respectivas funciones y alcances para proteger las piezas en exhibición y las distintas áreas del recinto arropado por la Red de Museos (con resguardo de 120 museos) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).“Hay un documento, se pagó la muela, estará en exhibición en próximas fechas, no creo que pase más de un mes, ya con las modificaciones necesarias para que esto no vuelva a pasar”.Se considera que la intención del robo pudiera tratarse de una “travesura”, pues el hurto fue una réplica, objeto complicado de vender o de interés en el llamado mercado negro de arte, ya que con las piezas originales sí pudiera existir una red de compra ilegal especializada en la adquisición de piezas con valor histórico: “Creo que esto fue más una travesura, no creo que nadie vaya a comprar una muela, no creo que haya un mercado de gente que compre réplicas. En cuanto a robo de piezas en los museos, creo que sí hay compradores muy específicos, debe ser un mercado negro con gente de poder adquisitivo fuerte porque no cualquiera se va a arriesgar a sacar una pieza de una vitrina de un museo”, comentó el director en entrevista. Inician adecuacionesVelasco explicó que si bien existen planes para reforzar la seguridad y el monitoreo al interior del museo, es necesario iniciar a la par con otras adecuaciones que permitan salvaguardar la totalidad del inmueble ubicado en el Centro Histórico de Guadalajara, por lo que la primera fase contempla trabajos puntuales en la azotea del recinto para controlar temas de humedad y filtraciones de agua.“Tendremos una primera fase de restauración de las azoteas y esperamos continuar con esta restauración a lo largo del año. Poder abrir esas salas (actualmente cerradas), poner museografía sin miedo a que se eche a perder por las goteras y empezar a poner colecciones. Cuando ponemos estaciones táctiles tenemos que idear formas que no permitan que los amantes de lo ajeno dañen la exhibición que tenemos en el museo”.Otra urgencia es cambiar el sistema eléctrico que está en el recinto desde los años 70, para así, progresivamente seguir con otras intervenciones para limpiar la cantera interna y externa, las cuales comenzaron hace un par de meses con parches en el ingreso de la fachada, pues ante la presencia y uso de los visitantes y transeúntes de la calle, principalmente en Liceo 60, se ve afectada junto a los daños que naturalmente se tiene con el sol y la humedad.“La primera seguridad que debemos de tener es que el patrimonio esté en buenas condiciones y para tenerlo, el estuche, que en este caso es el edificio, que es la pieza más importante del museo, requiere de un mantenimiento fuertísimo en canteras, maderas, tuberías y sección eléctrica. Hay que establecer que entre las prioridades y posibilidades y con nuestro presupuesto actual (tres millones de pesos) nos tardaríamos 100 años en dejar el museo como la ciudad lo merecería”.