Aunque ciertas modalidades de grafiti son consideradas actos vandálicos, como las pintas en vagones del Tren Ligero, el arte transgresor ocasionalmente guiña a la legalidad.En redes, Casa Quinqué, ubicada en Juan N. Cumplido 427, se describe como un espacio “donde podrá reflejarse el trabajo que los jóvenes realizan” y como “galerías de trabajos, espacio de libre expresión”. Y con razón, pues para exponer sus obras, los interesados sólo necesitan platicar, dar a conocer su idea y agendar el día. “Reor”, “Trepo Parker”, “Vork” y “Rufyan”, quienes realizan trabajos de grafiti, pueden expresarse pero también perciben a los encargados como quienes se preocupan por dar espacio a los jóvenes, no solo en el grafiti, sino también en rap y otras expresiones.Manuel Alcalá, uno de los fundadores de “Casa Quinqué”, explica que, junto con Alejandra Rivas, Juan Carlos Luna y cuatro miembros más, empezaron en 2013 en proyectos de prevención de la violencia en zonas con altos índices de delincuencia.Fue en 2015 cuando decidieron constituirse en un colectivo y trabajar en proyectos gestionados de manera autónoma y establecer un lugar para dar talleres, hacer exposiciones y, de alguna forma, ayudar a los jóvenes a profesionalizarse en todos los campos del arte urbano. “El objetivo principal era dar seguimiento a los jóvenes con los que trabajamos anteriormente y tener un espacio donde pudieran expresarse y mostrar sus obras”.De enero de 2017 a la fecha hubo 12 detenidos en Guadalajara por grafitear en espacios no designados. En Zapopan, por otra parte, de 2018 a la fecha fueron cinco por el delito de “daño a las cosas”.En el Estado, uno de cada 10 hogares ha sido víctima de actos vandálicos como el grafiti, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública 2016, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).