Una joya arquitectónica ha resurgido en el Centro Histórico de Guadalajara, se trata de “Casa Alhaja”, inmueble ubicado en los cruces de las calles Liceo y Reforma, en donde el ingeniero civil Ignacio Alonso Orozco Soto destinó más de un año para la remodelación total de este espacio, que tiene como objetivo el incentivar a los tapatíos a retomar el corazón de la ciudad para volverlo habitar.El ingeniero Ignacio Alonso Orozco puntualiza que este proyecto ofrecerá una experiencia diferente para quienes busquen tener al Centro tapatío como residencia, pues la casona que data aproximadamente del siglo XVII, vivió una cuidada y detallada remodelación y restauración, avalada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para ofrecer ahora seis departamentos unifamiliares que apuestan por una estancia tranquila y colmada de privacidad y belleza arquitectónica e histórica.“Me apasiona mucho la restauración de casonas como ésta en el Centro, es la quinta que restauramos y creo que se tiene que ir poco a poco mejorando nuestro Centro Histórico, además de que es muy gratificante restaurar y que las cosas queden, si no exactamente cómo estaban, sí adaptadas a la vida moderna, pero con la misma morfología que tenían antes. Poco a poco vamos rescatando nuestras fincas patrimoniales”, indica, al resaltar el estilo que caracterizaron a las casonas con patios centrales, techos altos y con ventilación cruzada.El rescate que el ingeniero Ignacio Alonso Orozco hizo a la estructura original de lo que hoy es “Alhaja” no es nuevo, pues recuerda que previamente trabajó en la remodelación y restauración de cuatro fincas más y que le han significado diversos galardones y menciones honoríficas en el Premio Anual de Fincas con Valor Patrimonial de Guadalajara, partiendo con proyectos desde la colonia Americana hasta llegar progresivamente al Centro Histórico tapatío, del que considera hoy luce con una estampa más amigable ante la transformación que tuvo la popular avenida 16 de Septiembre convertida ahora en el andador peatonal Paseo Alcalde.“De todas estas obras, el Centro tiene que tener otro tipo de dinamismo. Le debemos mucho al Centro, queremos un Centro bonito para la segunda ciudad del país, que sea habitable otra vez”, puntualiza el ingeniero Orozco Soto al resaltar el bello paisaje que se tiene desde la terraza -equipada con una fuente-jacuzzi- para la convivencia entre los residentes, pues desde las alturas se topa de frente con el Templo de San José de Gracia, la fachada de la Casa de los Perros y hasta el Santuario por el Paseo Alcalde, en tanto que a sus alrededores también se logra apreciar la Catedral y hasta la popular cúpula del Museo Cabañas, entre otros inmuebles y calles históricas del primer cuadro de la ciudad.Desenterrando el tesoroEl ingeniero Ignacio Alonso Orozco Soto puntualiza que si bien “Casa Alhaja” requirió de una remodelación exhaustiva, el inmueble estaba en buenas condiciones para comenzar con la adaptación que el proyecto visualizó desde su inicio y concretar así los seis departamentos, para que cada uno contara con el equipamiento indispensable, como su cocina, sala, comedor y sanitario con un diseño interior vanguardista, pero también con un toque que recuerda el paso del tiempo y la identidad tapatía, además de que cada loft cuenta con una segunda planta interna para la recámara de dimensiones matrimoniales.A la par de establecer un proyecto arquitectónico elegante en cada departamento, que ha sido nombrado haciendo referencia cada uno a una piedra preciosa, “Casa Alhaja” respetó y conservó su estructura interna con su tradicional patio al centro y que hoy da la bienvenida al inmueble que, entre sus objetivos, logró también conservar y priorizar la ventilación e iluminación natural en cada área común para sus residentes y al interior de cada departamento que luce las proporciones originales de sus alargadas ventanas.“La intervención sí es fuerte, pero no se siente, la casa no fue demolida ni nada, al contrario, se siente restaurada, que vuelve a tener vida. Cuando entré por primera vez a esta casa, las puertas estaban llenas de termitas no tenía techos caídos, estaban en buen estado, pero por el tipo de restauración sí se tuvo que rectificar toda la parte estructural de la casa, las bóvedas se revisaron y se recalcularon, se mejoraron en su soporte, fue una estructura mixta con lo que tenían”, recuerda el ingeniero Orozco Soto al detallar que también se recuperaron los drenajes que estaban tapados.Entre los tesoros que el proyecto del ingeniero Ignacio Alonso Orozco logró devolverle a esta finca histórica destacan sus arcos y columnas de cantera, las cuales habían sido enjarradas en intervenciones pasadas, y que ahora, tras un cuidadoso proceso, lucen en su esplendor, ofreciendo a los nuevos residentes del espacio una estampa más que representativa de la esencia tapatía.“La casa estaba completamente enjarrada, no veías la cantera, la fuimos descubriendo y decidimos que los arcos quedaran con su cantera. En esta casa, con este tipo de arquería, corresponde más o menos con el tiempo de fray Antonio Alcalde, es una arquería similar en forma a la del Hospicio Cabañas (hoy Museo Cabañas); esta casa fue modificada por los años 20 o 30, porque las techumbres ya no son de vigas de madera y medio paño, ya eran de acero y bóvedas de cuña”.TOMA NOTAContáctalosAbierto a la posibilidad de encontrar fincas que pueda comprar, restaurar o asociarse proyectos de esta naturaleza, es posible contactar al ingeniero Ignacio Orozco Soto en el correo ansaris.inmobiliaria@gmail.com