Indagar en la historia se ha convertido en un hábito inamovible para Carlos Bardem, quien a la par de la actuación, también se ha hecho campo en la escritura para para hablar del pasado.Hace año y medio, Carlos Bardem estrenó en España “Mongo blanco”, su más reciente novela que ahora va por su sexta edición y llega a México y América Latina con el respaldo del Fondo de Cultura Económica y distinguida con el Premio Espartaco, en la XXXIII Semana Negra de Gijón.En entrevista, Carlos Bardem recuerda los motivos que lo llevaron a escudriñar en lo que se ha dicho sobre Pedro Blanco, quien fuera uno de los negreros que marcó una etapa de horror en el siglo XIX. En la novela, el actor madrileño, quien participó en filmes como “Assassin’s Creed” y “Los fantasmas de Goya”, entre otros, hace una peculiar mezcla entre hechos históricos y su interés por la ficción para desglosar a un personaje lleno de locura y convicciones.“Es la vida novelada de Pedro Blanco y Fernández de Trava, español que llegó a ser el último y más grande de los mongos, que eran los grandes reyes de la trata de esclavos en el siglo XIX”, explica Bardem al detallar que las viajes marítimos de la época fueron clave para que la esclavitud hacia tierras fuera de España.“Me pongo a leer sobre este personaje, me hago una pregunta, cómo puede ser que yo, que de formación soy historiador no haya oído hablar de Pedro Blanco, y luego comprendes por qué no hay. Pedro Blanco es un monstruo, un monstruo excepción, un gran aventurero que crea un reino en África en el siglo XIX, es un hombre culto, muy apegado a las innovaciones tecnológicas de su época y las incorpora a la trata de esclavos y las perfecciona. Es un hombre muy bueno en lo que hace, el problema es que lo que hace es una monstruosidad”. Nuevas lecturasCarlos Bardem señala que “Mongo blanco” no es de una sola lectura, pues tras su publicación y la respuesta que ha tenido, el volver a leer esta novela entendiendo los contextos de esclavitud, opresión y racismo que permanecen, se confirma que la historia no es estática, que puede volver a escribirse partiendo de verdades que por siglos han quedado en la sombra.“La historia es líquida y como tal revisable y criticable, es así cómo debemos aproximarnos a los hechos históricos. Cuando me propongo a escribir sobre un monstruo, no puedo hacer un monstruo plano, absolutamente detestable aunque lo sea. Mongo blanco tiene una originalidad, yo decidí cambiar el punto de vista. Me interesaba meterme en la cabeza del monstruo”.En este sentido, Carlos Bardem enfatiza que evitar el cliché era una prioridad para él en su proceso de escritura y su orientación narrativa al enfrentar al lector sobre la visión que Pedro Blanco tenía sobre sus actos.“Yo no puedo escribir 607 páginas con un protagonista que sea un cliché y un humano de historieta, yo quería crear a un ser humano con todas sus contradicciones, luces y sombras. Afortunadamente partí de un material muy rico que era real, un tipo lleno de contradicciones. Yo lo que le propongo al lector es que te sientes a escuchar las razones del esclavista. Te desafío a que hables con él, porque no es tonto, no es un tipo al que puedas despreciar o tomar por loquito, aunque quien te habla es un loco, pero no es idiota”.