Prolífico y multifacético, Antonio Malpica se ha dedicado a sembrar letras en el público infantil y cosechar lectores en los adolescentes y adultos. Por ello es que un nuevo libro de la pluma del premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil es un acontecimiento en el campo editorial, mucho más si lo hace de la mano de uno de los ilustradores más importantes en México: Alejandro Magallanes.“¡Bah! no pongan es cara”, bajo el sello de Alfaguara, trata de presidentes, actrices y actores famosos, escobas, estadísticas, caracoles, futbolistas, hormigas, escarabajos, hornos, recetas, dinosaurios, peleas, violines y de algunos días que vive una niña que se llama Genoveva, quien es el personaje que trastoca la vida de un país.Una pequeña que sorprende a su escuela porque aspira, de adulta, a ser barrendera… como su papá. Con un texto ágil y a ratos conmovedor, Malpica logra conectar con el niño interior de sus lectores, esos que abandonaron sus sueños para llevar pan a su mesa.“Hay historias que me parece que se pueden contar de forma breve e ilustrada. Pensando que son libros me he dado cuenta que se tiene la misma eficacia que una novela pequeña, por así decirlo. Este libro fue una idea que nació conmigo, escribí el texto y luego se lo mandé a Alejandro y le gustó. A partir de ahí hicimos labor de cómo nos parecía que el libro tenía que ser contado visualmente. Y funcionó”.Con una gran carga de ilustración, “¡Bah! no pongan es cara” pone en el centro del debate la importancia de los sueños y la felicidad. Genoveva, una niña que “sacaba puros dieces, estaba becada” y a quien “sus maestros la usaban de ejemplo para todo”, conmueve no sólo por el trazo sino por la empatía que transmite al decir que lo importante es ir en pos de los sueños.“Me era muy importante que Genoveva fuera simpática, y ahí sí le pedí a Alejandro que me dejara opinar. Él lo que hizo fue apoyarse en mí y al final quedó una niña agradable. (En el resto del libro) se trataba que fuera él mismo, que lo viera como su libro para que no tuviera trabas. Tuvo toda la libertad, incluso le pedimos a la editora que lo dejaran hacer todas las locuras que quisiera. El formato del libro él lo escogió, las tintas, la tipografía… todo es Magallanes”.Y pese a que es un libro infantil, la historia conecta con cualquier lector. “El tipo de historia permite que lo lea cualquiera, tipos mayores que a lo mejor se fueron más por la escoba que por el pastel. Esa es la labor que debemos empezar a hacer, pensar que si cae en cualquier mano lo podrá disfrutar”.Antonio Malpica es uno de los narradores infatigables en la literatura infantil y juvenil. Con al menos tres novedades en 2019, el escritor ve el oficio como algo más que horas de oficina. “Le dedico todo el tiempo que puedo a la escritura, ya no me mortifico si un día ya no me puedo sentar a escribir. Si el día que tenga que ir a una escuela o hacer trámites y no puedo escribir ya no me deprimo. Los espacios que tengo libres los dedico siempre a la escritura. Pero no es de cuota, para no forzar la máquina: escribo si siento que estoy aportando, si nada más estoy debrayando ya le paro. No tomo vacaciones en la escritura porque no me pesa. Hay libros como este que si te das cuenta el texto son pocas cuartillas, ya el trabajo que hice con Magallanes es chamba en conjunto”.