Gritos, pérdidas incalculables y rostros de pánico. Esas fueron las estampas que deja un lunes dramático en París, luego del terrible incendio que afectó a la Catedral de Notre Dame.El fuego comenzó en punto de las 16:50 horas de París, de acuerdo a la agencia francesa AFP. La causa de las llamas se investiga, pero se sabe que lo primero que afectaron fue el armazón de madera del techo (donde se llevaban a cabo trabajos de restauración). A una hora de iniciado el siniestro, la aguja del edificio se hundió en un mar de llamas.Fue hasta las 20:50 horas parisinas cuando las autoridades anunciaron que “dos torres de Notre Dame (se hallaban) a salvo”, pero las operaciones iban a continuar durante toda la noche.Queda pendiente descubrir la extensión de los daños al interior de la Catedral. Las maniobras estaban dirigidas a preservar la parte trasera del edificio, donde se encuentran las obras más preciosas. Reliquias como la corona de espinas de Cristo y la túnica de san Luis, pudieron ser salvadas de las llamas. Orgullosa, Notre Dame ha sobrevivido a guerras, persecuciones, saqueos y revoluciones. Pero ayer, conoció el incendio más devastador de su historia. El humo complica contar lo perdido. La sensación de sorpresa impide caer en cuenta de la magnitud de la tragedia. Las palabras no alcanzan a describir al hablar de historia convertida en cenizas.La intervención de casi 500 bomberos evitó que se redujera a cenizas una obra que fue levantada hace ocho siglos (se construyó entre 1163 y 1345) y se convertiría en el símbolo de la ciudad, una que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió reconstruir.Los cañones de agua, que vistos desde la distancia parecían los arbotantes que sujetan las paredes de la Catedral, lograron imponerse al avance del fuego, aunque no evitaron que dos tercios de su cubierta, al igual que su célebre aguja -ambos añadidos al templo gótico en el siglo XIX-, quedaran totalmente destruidas.El fuego, originado por causas todavía desconocidas en el tejado, que estaba en restauración, también dañó buena parte de las obras interiores, aunque no las reliquias que atesora el templo, entre ellas la corona de espinas de Cristo. Los retablos mayores, sin embargo, no pudieron ser salvados.El uso de aviones cisterna se desaconsejó, pues arrojar tal cantidad de agua sobre Notre Dame podría haber colapsado el edificio.Una multitud de parisinos y turistas estupefactos, algunos de ellos llorando y otros rezando, miraban con horror en el centro de París el lunes como las llamas devoraban la emblemática catedral, tesoro arquitectónico, símbolo de la ciudad, magneto turístico y parte indispensable de la cultura a nivel mundial.Exclamaciones y gritos de “Dios mío” empezaban a oírse mientras caía la noche parisina y con ella parte de la aguja de la Catedral, entretanto las llamas se extendían por todo el techo. Segundos más tarde, las cámaras de cientos de celulares captaban cómo el resto de la aguja se derrumbaba, en medio de gritos de estupor. Pronto, todo el techo de Notre Dame se convirtió en una gigantesca cruz de fuego en el rostro de la capital gala.Al caer la noche en París (la tarde en Guadalajara), cientos de personas se reunieron para rezar en el puente Pont aux Changes, enfrente del monumento.“Estoy muy triste, inmensamente triste y vacío”, confesó Stéphane Seigneurie, consultor de 52 años, interrumpiendo su oración.“París está desfigurada. La ciudad nunca será como era antes”, declaró Philippe, un trabajador en comunicación de unos 30 años, que pasó en bicicleta después de que un amigo le avisara del incendio que se declaró en la Catedral. Un hombre llamado Benoit definió el sentir parisino y de buena parte de quienes atestiguaron la tragedia en vivo o a través de la televisión: “Es increíble, nuestra historia se está haciendo humo”.