Viernes, 22 de Noviembre 2024

Antonio Ortuño, envuelto en el cuento

El escritor jalisciense detalla la profunda relación que lo une con este género literario

Por: El Informador

Antonio Ortuño. Disfruta de explorar los caminos del cuento. EL INFORMADOR/ARCHIVO

Antonio Ortuño. Disfruta de explorar los caminos del cuento. EL INFORMADOR/ARCHIVO

Este agosto, el escritor jalisciense Antonio Ortuño recibió el Premio Bellas Artes de Cuento Hispanoamericano Nellie Campobello, por su libro “La vaga ambición”. El jurado de esta edición estuvo conformado por Alejandra Amatto, Liliana Muñoz y Rose Mary Salum; las instituciones convocantes son la Secretaría de Cultura federal (a través del INBA) y el Gobierno del Estado de Durango (por el Instituto de Cultura del Estado).

Previamente, “La vaga ambición” ganó el Premio Ribera del Duero y actualmente se encuentra en la lista larga del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, del cual se anunciará la lista corta en unas semanas.

Desde Berlín, donde se halla en una  residencia artística de la DAAD, el autor platicó en entrevista de su relación con el género del cuento: “Lo primero que escribí fueron relatos, desde bastante chamaco”, comenta el escritor. “Mucha de mi formación fue leyendo cuentistas, muchos de mis autores lo son (Borges, Saki, Chesterton, Rubem Fonseca…). Muchos de mis libros favoritos son libros de relatos. A mí me disgusta un poco la mitificación de ciertos géneros, durante mucho tiempo se creó una mitología un poco victimista del cuento, y de una personalidad del cuentista como si fuera una suerte de némesis del novelista. Quizá por el repudio de los grandes grupos editoriales al género (que han soslayado a los cuentistas a una especie de limbo). Abundan los ejemplos: lo que suele haber son narradores  capaces de transitar por las diferentes formas. No está peleado ser novelista con ser cuentista”.

Un curioso reflejo

Temáticamente, “La vaga ambición” refleja ciertos aspectos de la vida de escritor, sin el romanticismo con el que suele retratarse: “Generalmente cuando un escritor escribe sobre un escritor, aunque sea ficción, lo hace desde la devoción. Suelen ser seres atormentados, sublimes. Quería huir de todo eso, ir a la especie del ‘lado B’. Lo que ocurre en la vida del escritor es otra cosa: sobrevivir, aguantar codazos, hacer presentaciones en lugares medio vacíos, estar a expensas del funcionario que organiza el evento, del editor que se esconde para no pagar la colaboración. En un sentido laboral, todo eso se asemeja a lo que le pasa a una enfermera o a un profesor”.

Sobre su planeación para escribirlo, Antonio agregó: “El libro se tramó en dos tiempos, fue el resultado de la unión de dos ideas. Por un lado la idea de un libro de cuentos interrelacionados, con ecos entre un texto y otro con cierta armonía; que se pudieran leer como piezas independientes o en conjunto. Por otro lado, esa idea se terminó trasminando con la idea de escribir sobre la literatura, con ese desagrado que me dan las sacralizaciones que tenemos los escritores con el oficio y con nosotros mismos”.

Goce teutón

Parte de este 2018 y del 2019, Ortuño los pasará en Berlín, como parte de un programa de residencias del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD, en alemán). El autor trabaja en un proyecto de novela, además de participar en la vida cultural de la urbe: “Hay un grupo de artistas que cada año selecciona el DAAD para que venga a Berlín, trabaje en lo suyo y también participe en la vida cultural. El próximo mes tengo treso cuatro eventos en el festival de literatura de la ciudad. Uno como artista sale infinitamente ganando con lo que uno recibe”.

Ortuño hará una pausa en la residencia para regresar a Guadalajara y participar en la FIL, donde presentará una novedad editorial: “Una novela nueva que aparece en el Fondo de Cultura Económica”. Se trata del libro “El ojo de vidrio”, de corte juvenil y que se relaciona con un libro anterior: “Es la conclusión de ‘El rastro’ (también publicado por el FCE). Lo pensé como una novela más larga, pero por decisiones con la editora la dividimos en dos entregas para que fueran libros más accesibles para un lector joven. No es una novela partida en dos: los lectores se encontrarán con algunos personajes de ‘El rastro’, pero narrada con otra estrategia, que ahonda más en otros aspectos”.

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