Las mujeres que tomaron armas tienen un lugar innegable en la historia de México. De ellas también dependió el grito de libertad de la nación que, a decir a la historiadora y novelista Celia del Palacio, han quedado castigadas en el olvido y poco valoradas.Años de investigación han llevado a Celia del Palacio a escudriñar en los confines de la historia de México y ese interés ahora da como resultado “Adictas a la insurgencia” (Editorial Planeta), su más reciente publicación en la que se da cuenta de las batallas colectivas y personales que las mexicanas emprendieron al sumarse al movimiento de Independencia.Celia del Palacio señala que además de Josefa Ortiz de Domínguez, existieron cientos de mujeres que no solo se levantaron en armas, también aportaron inteligencia y estrategia a la causa libertaria, incluso, sacrificando su vida para que la mujer tuviera voz y ejercicio en el rumbo que le deparaba a México.“Pensamos que solo estaba doña Josefa, como algo totalmente excepcional y que no había nadie más, ninguna otra mujer. Encontré historias realmente interesantes de valor y heroísmo muy impactantes, pensé que es algo que todo el mundo tiene que conocer, en particular las mujeres”, detalla la autora.Explorar los perfiles históricos de mujeres mexicanas no es nuevo para Del Palacio, al ser autora de libros como “Leona”, en el que aborda la vida de Leona Vicario, por ejemplo, por lo que compartir las hazañas de más compatriotas fue un reto librado que ahora se refleja en una puntual síntesis sobre la vida y legado de la “Güera” Rodríguez, Gertrudis Bocanegra de Lazo de la Vega, María Luisa Camba, Manuela García Villaseñor, Rafaela López Aguado Rayón, Antonia Nava, Cecilia Villarreal, María Josefa Martínez y María Teresa Medina de la Sota Riva, entre otras.“Cuando escribí sobre Leona Vicario investigué más sobre la actuación de las mujeres en la guerra de la Independencia, me encontré con gran sorpresa que eran miles de mujeres las que habían participado y de quienes no se conocen sus historias”, puntualiza Celia del Palacio al detallar que es de conocimiento más popular la participación de la mujer en la Revolución Mexicana a través de las llamadas “Adelitas”.Considerar a estas mujeres como iniciadoras del feminismo en México no es algo con lo que coincide la autora, al argumentar que si bien la participación de estas mujeres marcó hechos históricos, sus motivaciones e ideales de fondo no se enfocaban precisamente a lograr igualdad ante los hombres.“No estaban pensando en esos términos de igualdad y equidad con los hombres o de hacer las mismas cosas que ellos. Creo que la que se adelantó a su tiempo en este sentido fue Leona Vicario al escribir esa carta en los años 30 del siglo XIX diciendo que las mujeres eran iguales que los hombres en cuanto que tenían ideas políticas, si ella se fue a la insurgencia no fue por seguir al novio, fue porque creía en esa causa, no creía que nadie la hubiera influido, fue una mujer que no se dejaba influir. Las otras mujeres no se estaban planteando estas cosas, no podemos decir que sean feministas, pero sí que estaban luchando desde sus ámbitos personales con lo que pudieron hacer”.Sin embargo, Celia del Palacio reconoce que el olvido y silencio alrededor estas mujeres en la divulgación de la historia mexicana están relacionados con la percepción e interés que algunos historiadores hombres tenían justamente sobre la relevancia de la mujer en movimientos sociales y políticos de la magnitud como la Independencia de México.“Casi siempre eran hombres los que estudiaban la historia y planteaban preguntas que iban por otro lado, quiénes son los que valen la pena para que aparezcan en los libros de historia. Quizá las mujeres no eran las que firmaban los tratados, pero sí organizaron tertulias, hablaban de las ideas de la insurgencia, convencían a los realistas de cambiarse de bando, con sus mismas actuaciones desde el ámbito más femenino cocinaban para otros, enterrar a los muertos, ser cuidadoras, enfermeras, muchas más cosas, pusieron en riesgo su vida, fortuna, familia”.Edición especial de uno de los libros fundamentales de Rosa Montero, incluye el texto original de “Historias de mujeres” y añade 90 nuevos pequeños retratos, una ojeada rápida desde la antigüedad hasta nuestros días que nos permite atisbar la compleja riqueza de la aportación femenina a la vida común.Este libro reinventa los cuentos de hadas. Elizabeth I, Coco Chanel, Marie Curie, Frida Kahlo, Serena Williams y otras mujeres extraordinarias narran la aventura de su vida, inspirando a niñas -y no tan niñas- a soñar en grande.Estos 52 relatos de mujeres brillantes e inspiradoras de todo el mundo, cuentan cómo desafiaron los roles de género e impactaron directamente en la historia de la humanidad, ya sea con sus descubrimientos, su trabajo o su astucia. Con un tono lleno de humor, y casi como un cuento, Mackenzi Lee nos detalla la vida de estas chicas.Tanto las brujas como las escritoras han sido símbolo de fuerza, sabiduría y poder. Brujas literarias es una selección de treinta mujeres de letras, de distintas épocas y estilos, en la que se traza una línea que une sus trayectorias y su misticismo. Entre el flujo de conciencia de Virginia Woolf, los dolorosos poemas de Sylvia Plath, la ciencia ficción de Octavia E. Butler y más.A modo de novela, Rebeca Orozco narra la vida de la escritora y poeta mexicana Rosario Castellanos, desde su infancia en México hasta su muerte en Tel Aviv, Israel, cuando ejercía como diplomática.Activista precoz contra las desigualdades sociales, a Neus Català le sobrevino la Guerra Civil Española antes de los veintiuno. Responsable sanitaria de una colonia infantil durante la contienda, cruzó la frontera hacia el exilio con los 180 niños que tenía a su cargo. En Francia, ante la ocupación y el régimen de Vichy, se unió a la Resistencia. Delatada y apresada, sobrevivió a la barbarie nazi en los campos de concentración de Ravensbrück y Holleischen.En el Laboratorio de Retropropulsión creado durante la Segunda Guerra Mundial para que los Estados Unidos iniciaran su carrera espacial, se necesitaban matemáticos con una agilidad mental excepcional. Fue entonces cuando reclutaron a un grupo de élite: 16 mujeres jóvenes, verdaderas computadoras humanas, que con solo lápiz y papel transformaron el diseño de los cohetes gracias a su extraordinaria habilidad. Cuando el Laboratorio comenzó a ser parte de una nueva agencia (NASA), las científicas trabajaron en ciertos proyectos.