La cultura es transformadora, es detonante del diálogo y el intercambio de ideas; y desde esta trinchera, el empoderamiento femenino se alza. Y en el marco del Día Internacional de la Mujer y ante el paro nacional Un Día sin Mujeres, cuatro mujeres destacadas de la cultura ponen sobre la mesa las distintas realidades que experimentan cada día las mujeres, especialmente, cuando la violencia, el machismo y la indiferencia están de por medio.En este sentido, mujeres como la editora Aránzazu Núñez; Maribel Arteaga, directora del Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara; Karla Zapata, directora del Teatro Diana, y la escritora Sayuri Sánchez, ganadora del Premio de Literatura Hugo Gutiérrez Vega, reflexionan sobre los retos y los compromisos que la sociedad debe ejercer con prioridad para el desarrollo personal y laboral, la apertura de oportunidades y, sobre todo, para la erradicación de la violencia y los feminicidios.Aránzazu Núñez comparte que para ella ser mujer representa un compromiso, desde la cual pueden impulsarse herramientas para generar empatía, sensibilidades y derechos desde lo individual hasta lo colectivo rompiendo con los arquetipos.“Creo que ser mujer significa una gran responsabilidad, también significa un gran goce, porque tener la posibilidad de incidir desde estos arquetipos, que generalmente apuntan a lugares más sensibles, nos lleva justo al territorio que yo exploro: la literatura, la posibilidad de empatizar, dialogar, ponernos en distintas realidades y generar historias sobre cómo nos vemos en el mundo y cuáles han sido nuestras experiencias”, reflexiona la editora.La directora del Teatro Diana, Karla Zapata, recuerda que al inicio de su carrera, el ámbito de la promoción y difusión cultural y de entretenimiento era un terreno con presencia masculina imperante. Sin embargo, actualmente las mujeres cada vez más destacan al frente de proyectos, brindado mayor apertura a iniciativas que abogan por la libertad, la diversidad y la equidad.“No hay que limitar las temáticas de las actividades artísticas, ni tener temas tabúes, no tener miedo a experimentar actividades nuevas, no debemos de tener miedo en proponer y llevar a cabo estas propuestas, desarrollarlas. No temer, en el camino nos encontraremos con otras mujeres y hombres que nos ayuden a realizar proyectos”.Por su parte, la editora destaca que ante la apertura del diálogo y la tolerancia, diversas manifestaciones culturales han incrementado la presencia y liderazgo de mujeres que, a través del arte, no solo comparten experiencias gratificantes sobre su desarrollo, pues también la cultura se ha reforzado como un espacio para denunciar aquellas vivencias que desde lo negativo han dañado a nivel emocional o físicamente.“Cada vez la demanda de los públicos y la misma demanda de la producción que se está haciendo, tiene unas voces súper contundentes y fuertes. Es un gran momento para utilizar el lenguaje para conversar sobre nuestras experiencias específicas, ya sean positivas como negativas, también para denunciar experiencias comprometedoras o que nos han marcado desde lugares muy negativos, y para conciliar y generar empatía a nivel de ambos sexos”.La directora del MUSA, Maribel Arteaga, resalta el incremento de integración de mujeres en diversas actividades. Muestra de ello es que de las cinco primeras exposiciones que se plantean al inicio de este año en el recinto, tres son lideradas por mujeres. Así, a través de su programación impulsan el equilibrio.“En México, definitivamente necesitamos tener mayor participación de las mujeres, que efectivamente haya trabajos interesantes con calidad, que presenten proyectos para que también como mujeres podamos ser más incluidas, ya lo somos. Hemos estado trabajando en este equilibrio y balance para que hombres y mujeres podamos tener una misma programación en el MUSA”.La poeta Sayuri Sánchez coincide con la responsabilidad que significa en lo personal ser mujer, en donde también la ética y la creatividad son pilares para impulsar proyectos que, desde lo local, animan a crear redes de apoyo para fortalecer el desarrollo laboral.“He percibido desde hace dos años esta necesidad de crear, no necesariamente un colectivo, pero sí un grupo de creadoras que estén contigo para los eventos, todo se mueve en conjunto porque así es más fácil llevarlo a cabo. Una mujer creadora gestionando un proyecto de manera individual me parece que es más difícil, yo me siento más segura trabajando siempre en conjunto con más creadoras”.Sobre la sororidad, Núñez expresa la importancia justamente de crear complicidad y más apoyo entre mujeres para abogar por un bien común: “Creo que más allá de las diferencias, la sororidad o complicidad apelan a lo similar, a lo empático, a lo que sí compartimos. Creo que ahora lo que compartimos es decir alto a los feminicidios, alto a esta cultura violenta, a la cultura arquetípica machista, a esta indiferencia por parte de la sociedad y normalización de la violencia. Creo que la sororidad existe justo para enaltecer lo que compartimos y no nuestras diferencias”.“Me niego a salir de mi casa con miedo”, puntualiza Zapata, al compartir que ha procurado no modificar sus hábitos para sentirse más segura en sus traslados y estancias laborales y personales.“Yo decido todos los días a no salir con miedo, la actividad que desarrollo desde hace muchos años hace que esté fuera de mi casa desde temprano y regrese tarde. Las precauciones que tomo es avisar en mi casa que voy saliendo, que ya llegué o si me quedaré hasta tarde. Me niego a dejar de hacer mis actividades y mi vida normal. No quiero vivir en pánico ni quiero transmitirle esa sensación a mis hijos”.Sayuri Sánchez recuerda que tras ser asaltada y golpeada hace un par de años por motociclistas, el temor sigue latente al salir de casa y siente el riesgo incluso a pocos metros de llegar a su hogar, siempre con las llaves empuñadas.“Sé de amigas que siempre cargan con gas pimienta, es triste. Creo que siempre estamos a la defensiva porque sabemos la hostilidad del lugar que habitamos. Entre amigas nos compartimos nuestros traslados e ubicación, que es un hábito muy nuevo para mí y que también lo he seguido, por una parte quisiera decir ‘qué bonito es esto’, pero no, es al contrario, es terrible, porque no sabes dónde podría quedar tu cuerpo esta noche”.