El cuento es un género que Liliana Blum domina con soltura, y aunque sus personajes suelen profundizar en los claroscuros de la condición humana y la violencia, esta escritora duranguense ha sabido cómo abrazar y brindar confort a sus lectores.Además, Blum sabe que el cuento es caprichoso y poco dócil a las ocurrencias del escritor. Solo los personajes necesarios tienen acceso preferencial y aquello que está demás siempre estará destinado a quedar en el olvido, y limitantes como éstas son las que la han motivado a seguir explorando historias que desde la crudeza son capaces de cimbrar al alma.Parte de esto se ve reflejado en “Tristeza de los cítricos” (editorial Páginas de Espuma), su más reciente recopilado de cuentos en el que la autora ofrece un panorama particular teniendo a la mujer como protagonista de cada acontecimiento que se ha formulado en su cabeza.Los contextos, nombres e historias de los personajes son distintos entre los nuevos cuentos que propone en su más reciente lanzamiento literario, sin embargo, todos comparten algo; conforme se avanza en la lectura, el lector comienza a terminar el tejido que Liliana Blum comenzó a trenzar desde la primera página.“‘Tristeza de los cítricos’ no fue concebida como un libro en conjunto que trate de la soledad, del desamor o la violencia. Me había concentrado más en mis últimas novelas, pero seguía escribiendo cuentos. Lo bonito de escribir es que vas descubriendo cosas de ti que no sabías y me di cuenta que había cosas en común entre los textos que podrían en principio parecer diferentes”, detalla en entrevista.Tanto la mujer solterona enamorada de un cubano, el asesino serial o la ama de casa a la espera de su amante, todos los nuevos personajes de Liliana Blum ponen sobre la mesa incertidumbres personales, miedos y obsesiones que han ayudado a pulir el estilo oscuro y crudo que ha caracterizado a la escritora duranguense.“Hay un trasfondo común que los une, que son mis obsesiones y miedos como la soledad, sobre todo en las mujeres, porque vivimos en una cultura en la que nos meten el chip de que no puedes estar sola, hay una desesperación por tener a alguien y en la mayoría de mis personajes eso se ve. Es más allá de la necesidad humana que alguien te quiera, va a que si eres mujer no puedes estar sola, pero también está la tristeza a partir de la frustración de que no nos podemos relacionar con el otro, sea tu pareja, familia o un desconocido”.Liliana Blum relata que lograr impresión en la lectura de “Tristeza de los cítricos” no fue cosa sencilla, pues aunque previamente había publicado sus novelas con reconocidas editoriales, lograr lo mismo con su nuevo cúmulo de cuentos fue un proceso complicado hasta que la editorial Páginas de Espuma confió ciegamente en el potencial de estas breves historias.“Todos los que escribimos sabemos que el cuento es menos popular que la novela, pero a su vez, el cuento es más popular que la poesía. En la novela necesitas mucha disciplina para no abandonarla, quizá vas muy despacio pero no paras. El cuento te limita de muchas maneras, no puedes meter cosas que no van en la historia, te exige que todo esté relacionado con la trama, no puedes meter personajes de sobra. El cuento es un buen ejercicio de agudización”.Más narrativasLiliana Blum se encuentra a punto de publicar “Todas hemos perdido algo” (Tusquets), libro en el que reúne los libros de cuento “No me pases de largo” (2013) y “El libro perdido de Heinrich Böll” (2008), así como la novela breve “Residuos de espanto” (2008).