Casos de Parkinson se duplicarán en los próximos años
Dos factores son clave en ese incremento de la enfermedad, según especialistas. Te contamos cuáles
Los efectos del estilo de vida y el envejecimiento de la población harán que en los próximos años aumenten al doble los casos de Parkinson, una enfermedad que afecta a 8.5 millones de personas en el mundo, explicó una de las organizadoras del congreso global que reúne esta semana a expertos en neurología.
Más de 3 mil neurólogos y especialistas internacionales, junto con pacientes de todo el mundo, participan hastas el 7 de julio en Barcelona en el sexto Congreso Mundial de Parkinson (WPC 2023), para debatir los resultados obtenidos en diversas investigaciones recientes.
El Parkinson, la condición neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer, se caracteriza por la pérdida de grupos neuronales esenciales para funciones como el control motor, pero presenta síntomas motores -temblores, rigidez y lentitud de movimiento- y no motores -trastornos de conducta, de percepción, sexuales, gastrointestinales- como consecuencia de esta pérdida de neuronas.
Avances en inmunoterapia contra una proteína para la detección precoz, diferencias en la manifestación de síntomas entre hombres y mujeres, implicación del sistema gastrointestinal y estudios del componente genético del Parkinson en diferentes poblaciones son algunos de los temas que analizarán los expertos reunidos en la ciudad española.
Ariadna Laguna, neurocientífica y bióloga del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), quien participa del congreso como embajadora científica de la World Parkinson Coalition, entidad que organiza el WPC, expondrá sobre las bases que sustentan las diferencias entre sexos en los síntomas de la enfermedad.
Más comúnmente, el Parkinson se presenta con manifestaciones de depresión, apatía, dolor y ansiedad en las mujeres, y rigidez facial e hipersexualidad en los hombres, aunque "todavía se está estudiando si el deterioro cognitivo también se da de manera diferente".
Según explicó Laguna, el diagnóstico de la enfermedad no se da sin la aparición de al menos uno de los tres síntomas motores, pero "hay que romper con la idea de que el Parkinson es sólo temblor", pues puede manifestarse también con rigidez o lentitud en el movimiento, así como con síntomas que no son físicos.
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Detección precoz
Uno de los mayores retos en la investigación del Parkinson es reducir el tiempo que pasa desde que se inicia el proceso neurodegenerativo hasta que se diagnostica la enfermedad.
Este período puede alargarse hasta 20 años, ante lo que Laguna remarcó: "Sabemos que el proceso degenerativo en el cerebro ya está muy avanzado en el momento que se diagnostica la enfermedad".
"Los esfuerzos de los investigadores están dedicados a buscar biomarcadores que ayuden a identificar personas que ya han empezado un proceso de neurodegeneración aunque no presenten síntomas motores, un proceso que puede empezar 20 años antes del diagnóstico clínico", añadió.
La neurocientífica está investigando actualmente en dos líneas, la mejora del diagnóstico precozy el desarrollo de estrategias terapéuticas que modifiquen el curso de la enfermedad y no únicamente los síntomas.
Para mejorar el diagnóstico precoz, desde el VHIR han impulsado la Vall d'Hebron Iniciativa para el Parkinson (VHIP), que busca identificar biomarcadores tempranos a través de personas con riesgo de desarrollar la enfermedad, que es multifactorial y en cuyo desarrollo inciden la genética y un componente ambiental que comprende desde hábitos de vida, hasta estrés, consumo de drogas o exposición a toxinas y pesticidas.
"En el mundo hay ocho millones y medio de personas afectadas por Parkinson, pero se espera que esta cifra se doble, debido al envejecimiento de la población y a los efectos del estilo de vida, durante los próximos años", advirtió la neurocientífica.
Tratamiento
Para tratar el Parkinson, Laguna explicó que existen terapias para paliar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero que no pueden frenar el proceso neurodegenerativo y modificar el curso de la enfermedad.
"El principal tratamiento farmacológico para el Parkinson es la levodopa, que restablece los niveles de dopamina en el cerebro, deficitarios por la neurodegeneración", detalló.
También hay tratamientos que van más allá de la administración de fármacos, y "el ejercicio físico es beneficioso para el transcurso de la enfermedad", agregó.
La estimulación cerebral profunda es "la intervención más establecida" para tratar el Parkinson y consiste en estimular ciertos grupos neuronales mediante electrodos para conseguir un mejor control del movimiento, según la investigadora.
Laguna informó que hay "muchos tratamientos", farmacológicos y no farmacológicos, con los que está experimentando, dirigidos a mejorar el sistema inmunitario, la función de las mitocondrias, los procesos de autofagia o la salud gastrointestinal, entre otros.
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Los recursos que se destinan a la investigación en Parkinson son "insuficientes", aunque "cada vez hay más iniciativas privadas que ayudan a conseguirlos", ya que los medios suelen destinarse a investigar en Alzheimer porque este tipo de condición "es más frecuente".