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Las personas pagan más por alimentos poco saludables

Un estudio señala que los antojos eclipsan la importancia de la salud, por lo que se compran cuando se quieren y en mayor número de proporciones 

Las personas pagan más por alimentos poco saludables cuando se les antojan, así como por el mayor número de porciones, reveló un estudio realizado en la Universidad de Nueva York (NYU).

"Los resultados indican que incluso si las personas se esfuerzan por comer de forma más saludable, el anhelo podría eclipsar la importancia de la salud aumentando el valor de alimentos tentadores e insalubres en relación con opciones más saludables", explicó la investigadora postdoctoral en el Centro de Ciencia Neural de NYU, Anna Konova.

La autora principal de la investigación señaló que el anhelo, dominante en la vida diaria, puede empujar las elecciones de manera muy específica para adquirir aquellas elementos que hicieron sentir bien a las personas en el pasado, incluso si estos pueden no ser consistentes con los objetivos actuales de salud.

Existe un creciente interés en varios sectores (marketing, psicología, economía y medicina), para comprender cómo los estados psicológicos y las necesidades fisiológicas afectan el comportamiento como consumidores.

De particular interés es el deseo, que durante mucho tiempo se ha reconocido como un estado mental que contribuye a la adicción y, en los últimos años, a los trastornos alimentarios y la obesidad.

Sin embargo, se sabe poco sobre la naturaleza del anhelo y su impacto en las elecciones y el comportamiento.

Los científicos llevaron a cabo una serie de experimentos en los que se les pedía a los sujetos que revelaran cuánto pagarían por ciertos bocadillos después de desarrollar un antojo por uno de ellos: diferencias significativas en el deseo de un alimento específico (por ejemplo una barra de Snickers o granola), antes y después de la exposición al artículo constituía antojos.

Los resultados mostraron que las personas estaban dispuestas a pagar más por el mismo artículo exacto de comida rápida si solo estaban expuestos a él y se les pidió que recordaran momentos específicos del consumo de ese artículo, antes de esta exposición.

Esto ocurrió incluso si los sujetos del estudio tenían hambre antes y después de la exposición, lo que sugiere que el deseo y el hambre son en parte experiencias distintas.

El coautor del estudio y profesor asistente de investigación de la Universidad, Kenway Louie, expuso que anhelar Snickers no te hace tener más hambre; hace que desees Snickers específicamente.

También hubo un efecto indirecto ya que se aplicó, hasta cierto punto, a alimentos similares a los que los sujetos nunca estuvieron expuestos (por ejemplo, otras barras de caramelo de chocolate, nueces y caramelo).

Los investigadores encontraron efectos más fuertes cuando los artículos eran más altos en calorías, alimentos ricos en grasa/contenido de azúcar, como una barra de chocolate o bocaditos de queso, en relación con opciones más saludables.

Los experimentos detectaron una conexión entre deseo, porción y precio, es decir, las personas estaban dispuestas a pagar desproporcionadamente más por el mayor tamaño de las porciones de los artículos deseados.

"Parece que el ansia aumenta o multiplica el valor económico de la comida anhelada", afirmó Konova, de acuerdo con el estudio publicado en la NYU.

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