Del contacto físico a la interacción virtual, el amor y su ciencia
Un artículo, publicado en "Ciencia UNAM" explica cómo funciona el amor y las relaciones afectivas que no incluyen contacto físico
Aunque no lo parezca, el amor también es una ciencia; se trata de un fenómeno que genera diversos cambios químicos en el cerebro y en los órganos reproductores, sensaciones que van desde el placer y la euforia, hasta la obsesión y depresión, pero ¿Cómo funciona?, ¿Es necesaria una interacción física para enamorarse o el mundo virtual también tiene la capacidad de producir amor?, especialistas de la UNAM lo explican.
Pese a que dicho sentimiento ha sido descrito por diversos autores, filósofos y artistas, la realidad es que va más allá de "las mariposas en el estómago y el amor a primera vista", además la tecnología también ha cambiado la forma de definir el amor. Aquí te contamos algunos detalles.
¿Existen diferentes tipos de relaciones amorosas?
Un artículo, publicado en "Ciencia UNAM", explica que existen dos tipos de amor que experimenta el ser humano, desde el punto de vista biológico; el amor romántico o de pareja, que es necesario para la reproducción y el amor filial (maternal o paternal), que permite el desarrollo y los cuidados necesarios de un nuevo integrante de la familia, por lo que el amor en sus diversas formas asegura la supervivencia de nuestra especie.
Sin duda cuando escuchamos la palabra amor, por lo general la relacionamos con el afecto romántico.
De acuerdo con los expertos, la primera fase de una relación amorosa, es el enamoramiento, que comienza con la estimulación de los sentidos.
Durante esta etapa ocurren cambios fisiológicos en el organismo, ya que hay una modificación en la producción hormonal; los expertos señalan que hay un aumento en los niveles de cortisol, una hormona producida por dos glándulas que se encuentran encima de los pulmones, y que está relacionada con el estrés, de manera que los enamorados presentan estados de ansiedad y estrés moderados, que se expresan a través del ritmo cardíaco, sudoración, presión arterial, e incluso movimientos intestinales o las llamadas "mariposas en el estómago".
Por otra parte, en los hombres disminuye la producción de testosterona, una hormona sexual que se presenta en altos niveles en el sexo masculino a diferencia del femenino, sin embargo, en el enamoramiento, cuando esta disminuye, los hombres tienden a un comportamiento tranquilo, mientras que en las mujeres, la testosterona, se aumenta y provoca un estado de alerta o incluso de agresividad.
Debido a la secretación de las diversas glándulas, los efectos en la mente y en el cuerpo cambian, tanto la percepción de la realidad como el estado de ánimo, según se menciona en el artículo.
¿La pareja ideal?
Cuando una persona se siente enamorada, constantemente crea imágenes en su cabeza, ya sean sueños o aspiraciones. Dichas percepciones, también son producto de la actividad cerebral, específicamente del sistema límbico, que es un sistema de comunicación del cerebro con diversas estructuras interconectadas y que se activan dependiendo del tipo de "amor" que la persona experimenta.
Es decir cuando la persona piensa en una pareja sentimental, las estructuras del deseo sexual, como el hipotálamo se activan y producen emociones positivas en la ínsula, que es considerada el quinto lóbulo frontal y genera un sentimiento de bienestar, al igual que se inactivan otras regiones cerebrales ligadas con el miedo y la tristeza, como la corteza cerebral frontal y prefontal, lo que se relaciona con la idealización de la pareja.
No obstante el tiempo que dura el enamoramiento es de sólo unos meses, pues según los autores del artículo, diversos especialistas de la salud mental especulan que las personas avanzan a un estado más consciente y crítico de la realidad.
Ahí es cuando los humanos pueden manifiestan si una relación afectiva les es provechosa o no.
Esto depende de procesos como la memoria, el aprendizaje y los sistemas sensoriales, puesto que al iniciar una relación, los estímulos y las "situaciones novedosas" causan en la persona sentimientos como el placer y el interés, pero cuando esto acaba, el aprendizaje y los estímulos ya no son novedosos, por lo que se acaba el interés y se establecen conductas rutinarias, es por ello que se dice que el secreto de mantener una relación activa, está en el cambio de actividades y en evitar la monotonía.
Sustancias amorosas
De acuerdo con los autores, la serotonina, la dopamina (neurotransmisores) y las encefalinas, éstas últimas ubicadas en el sistema nervioso central (hipófisis, cerebro), son parte importante de las emociones que se manifiestan al enamorarse, porque actúan en las estructuras cerebrales que están relacionadas con el placer y la recompensa, además de la disminución del dolor, e inclusive regulan la producción de la oxcitosina y la vasopresina (hormonas), que ayudan a que tanto humanos como animales entablen relaciones sociales y vínculos afectivos.
Amor virtual
Hasta ahora se ha hablado de las relaciones afectivas que incluyen el contacto físico y los sentidos, pero ¿qué sucede con el amor virtual?.
Si bien, la tecnología cambió el contacto entre las personas, y ahora se puede tener a un ser cercano a tan sólo "un mensaje", sin necesidad de la interacción física, es común escuchar que parejas de distintos continentes se enamoran sin siquiera conocerse en persona.
El artículo menciona que esto es posible porque el vínculo amoroso se establece a partir de la expresión de ideas y de los gustos de la pareja virtual, además, dentro de la estimulación de los sentidos, la vista, es el más importante, por consecuencia, observar en redes sociales o páginas como Tinder -por mencionar algunas- la imagen de una persona que nos es atractiva puede disparar los procesos químicos y desencadenar un enamoramiento.
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