Advierten sobre la toxicidad del dióxido de cloro
Existen reportes de agencias internacionales sobre sus secuelas, entre ellas arritmias cardíacas, náuseas, vómito, diarrea, daño hepático, insuficiencia respiratoria y hemólisis
El dióxido de cloro ha sido objeto de discusión por sus efectos para, presuntamente, contrarrestar el COVID-19. Incluso el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recomendó beberlo para eliminar el virus. Eso ocasionó la muerte a un hombre en Arizona y la intoxicación de 100 más.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) sugirió no usarlo, pues no hay evidencia sobre su eficacia y puede ocasionar efectos adversos en la salud.
Héctor Raúl Pérez Gómez, miembro de la Sala de Situación ante el COVID-19, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), detalló que existen reportes de agencias internacionales sobre sus secuelas, entre ellas arritmias cardíacas, náuseas, vómito, diarrea, daño hepático, insuficiencia respiratoria y hemólisis.
Por su parte, Alejandro Macías, académico de la Universidad de Guanajuato, añadió que el compuesto es más bien un desinfectante industrial.
Rechazan dióxido de cloro
Este lunes, el DIF Zapopan recibió una donación de 100 tarjetas que expulsan dióxido de cloro. Sin embargo, la dependencia informó que no las usarán.
La empresa Truekx de México fue la encargada de dicha donación. Delaid Rodríguez, su director, las donó porque “al entrar en contacto con el ambiente, (la tarjeta) genera una evaporación y un campo protector que da la posibilidad de bloquear el virus, pero no excluye el uso de la mascarilla”.
El coordinador general de Epidemiología del Hospital Civil de Guadalajara, Mario Márquez, refirió que este agente químico no es recomendable en ninguna de sus presentaciones para su uso como eliminador o protector del virus.
Los cubrebocas de acrílico son inservibles
Descartados. Los venden en 40 pesos. Los describen como frescos y cómodos, pero no son eficaces contra el COVID-19. Los cubrebocas de acrílico no sirven en lo absoluto, explicó Marina Kasten Monges, de la Sala en Situación de Salud de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Inseguros. Según la experta, en realidad son medias caretas. “Lo que hacen es impedir que expulses saliva y que al otro no le caiga, pero no te proteges a ti. El virus entra por la nariz y los ojos”, comentó.
Falso. Este diario detectó anuncios que describen, como supuestos beneficios, que estas mascarillas cubren desde la nariz hasta el mentón, que son fáciles de desinfectar, livianos, ajustables al tamaño del rostro y permiten respirar.
Realidad. La académica explicó que, antes de la pandemia, los cubrebocas de acrílico servían para el personal que labora en la preparación y distribución de alimentos, por lo que si en la contingencia ya compró uno, debe obligatoriamente acompañarlo por un cubrebocas quirúrgico o casero. El mismo consejo va para las caretas completas.