Un palacio con historia y fiesta
La belleza de un sitio como el Palacio de las Vacas nos remite al legado cultural que sigue vivo en nuestra ciudad
A través de la arquitectura es posible adentrarse a la historia de una ciudad y sus habitantes y el Palacio de las Vacas, clavado en el Centro Histórico de Guadalajara, es por mucho una de las edificaciones que, desde su trinchera, abona al legado cultural de la sociedad tapatía.
Esta casa -ubicada en la calle de San Felipe, entre Mezquitán y Mariano de la Bárcena- conserva el estilo morisco con el que fue construida entre 1850 y 1910 bajo el mandato de Segundo Díaz y que posteriormente fuera decorada en sus interiores por el muralista mexicano Xavier Guerrero.
Aunque durante décadas el Palacio de las Vacas permaneció cerrado al público y arrinconado casi al olvido colectivo, en los últimos años esta finca ha recibido un aire fresco que la postula otra vez como un punto de encuentro ante la llegada de nuevos dueños que han optado por desarrollar conceptos temáticos al interior de la docena de cuartos y patios que la conforman.
La historia recuerda que ante la muerte del único hijo de Segundo Díaz (primo hermano del presidente Porfirio Díaz), su primer dueño decidió entregar la casa a su hermano, Miguel Díaz, responsable de dar el mítico nombre a esta finca luego de meter tal cual a una manada de vacas y establecer una lechería en su interior.
Al paso de los años, el Palacio de las Vacas fue cambiando de “giro” y pasó a ser también la primera escuela para mujeres en Jalisco y quedar, a los años, nuevamente abandonada hasta que el estadounidense John A. Davis adquirió la finca y emprendió su restauración para preservar este patrimonio arquitectónico actual.
Ahora el Palacio de las Vacas pertenece a una nueva familia e Imazul Nava Rodríguez es la responsable de revivir a esta casa que, desde su relanzamiento y apertura pública -bajo la estructura de eventos privados o de convocatoria- ha despertado la curiosidad de nuevas generaciones que ignoraban por completo la existencia de este inmueble.
“Desde enero de este año activamos la casa otra vez, quiero que la gente conozca este lugar, John era muy celoso -vivió aquí durante 22 años- y no dejaba que nadie entrara porque había sufrido varios asaltos, a veces había sesiones fotográficas y cenas, pero nosotros ya al tener al Palacio de las Vacas en nuestra posesión le dimos limpieza, John era acumulador y empezamos con eso”, explica Imazul Nava.
Entre las particularidades de El Palacio de las Vacas destacan los murales de Diego Rivera y Frida Kahlo, así como los objetos de época que desde su creación y hasta en la estadía de John A. Davis aportaron a la casa.
“Ahora nos enfocamos en eventos más privados con cenas románticas y ejecutivas”, detalla Imazul al adelantar la idea de establecer un hotel boutique ante la posibilidad de ampliar y conectar la finca original con dos propiedades vecinas.
“Anhelamos desarrollar un concepto similar al que existe en San Miguel de Allende con la casa antigua y el hotel, es un plan a largo plazo”, comenta Imazul, quien considera que una de las principales urgencias de la nueva administración del Palacio de las Vacas es comenzar con una restauración.
“La casa está en buen estado, pero a través de los eventos que ofrecemos queremos recaudar fondos para comenzar con la restauración y no meter al Gobierno, al INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), ellos nos pueden dar un fondo (recurso) pero nos pedirían que la casa sea museo o algo similar, por eso apostamos por la inversión privada para conservar este palacio, solventar sus gastos mensuales en servicios”.
De otra época
Imazul señala que el potencial que el Palacio de las Vacas puede tener ante la sorpresa que los tapatíos han tenido al conocer el interior de la finca: “La gente cuando llega se adentra a otra época totalmente, tiene ese toque europeo porque la arquitectura es morisca”.
Imazul dice que tan sólo 3% de los tapatíos conoce el Palacio de las Vacas en persona o ha escuchado hablar de la finca y sus historias, por lo que impulsar nuevamente este patrimonio arquitectónico es una tarea titánica, pero que a corto plazo reforzará la identidad y tradición cultural de la metrópoli.
“Para mí es un sueño, durante años insistimos en negociar con John para comprar esta casa, para poder rescatarla y regresarla a sus años de gloria, él era muy cambiante en sus decisiones y por momentos pensamos que no lo lograríamos. Queremos que la gente aprecie esta casa, su arte, su arquitectura. La casa está ligada a la familia de Porfirio Díaz, aquí se respira historia”.
Entre cenas, catas, sesiones especiales, eventos y fiestas temáticas que se apostarán dependiendo de la temporada y mes, El Palacio de las Vacas se irá adaptando y abriendo cada vez más al público, teniendo al momento visualizados festejos relacionados al Día de Muertos, Fiesta Veneciana y Navidad, por ejemplo, bajo la dirección en decoración de Iván Velasco.
EL DATO
Para conocer más sobre el Palacio de las Vacas (Calle San Felipe 630, Zona Centro de Guadalajara) y los servicios que ofrece, se puede llamar al teléfono 33-1129-5389. Y en www.facebook.com/elpalaciodelasvacas