Un auto eléctrico para abrazar la inclusión
Andrea Hernández Ramcke quiere fabricar un vehículo capaz de transportar de forma eficiente a personas conalguna discapacidad
Andrea Hernández Ramcke tiene 22 años, es diseñadora industrial y es egresada de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), su proyecto de tesis y de emprendimiento se llama “Werner”, un auto inteligente, pero sobre todo inclusivo, pensado en el bienestar y seguridad de personas con discapacidad. Para este proyecto, Andrea tiene un socio, su nombre es Damián González Razo, quien de hecho fue su asesor de tesis.
“A mí siempre me han encantado los carros, yo iba a estudiar ingeniería mecánica, pero hablando con directores, me dijeron que me convenía más diseño industrial, tomé varios cursos de diseño automotriz también, y cuando llegó el proyecto de tesis yo quería hacer un carro; me dijeron que era demasiado ambicioso, que hiciera otra cosa, pero me aferré y al final me dejaron hacer el vehículo”.
Señala que al momento de poner en práctica lo aprendido, recordó que en preescolar tenía un amigo con discapacidad motriz. “Con él, éramos tres los que nos juntábamos y nos causaba a mi amiga y a mí como desesperación no poderlo ayudar, teníamos como cuatro años, no podíamos asistirlo para subir las escaleras con su silla, lo acompañábamos al CRIT. Ya no tengo contacto con él, pero me quedé con eso, por eso siempre me gustó meter la inclusión en mis diseños durante la carrera y cuando uní esto con la parte automotriz, fue de ahí que nació este proyecto”.
“Además mi socio también añade la experiencia que tiene con personas con discapacidad motriz”. De hecho Andrea estuvo en silla de ruedas una semana, desde que se despertaba hasta que se dormía, usó el camión, el Uber, taxis y se dio cuenta que andar así es intransitable, la experiencia la hizo para poder experimentar las necesidades que tienen las personas con discapacidad.
El coche es triplaza hasta ahora, es para dos sillas de ruedas y un pasajero
Desarrollando la idea del carro, Andrea comenzó en mayo del 2017. “Como reto estuvo que no soy ingeniero, tuve que investigar mucho, tuve prácticamente que convertirme en uno, mi socio es ingeniero mecánico por lo que hicimos muy buen clic, yo sabía toda la parte de diseño, de ergonomía, de materiales un poco también, pero no sabía cómo iba a funcionar, tenía noción, pero a la hora de ver el tema de la suspensión y la tracción, no tenía ni idea, por ello es que mi socio me complementó con la parte de la mecánica”. De hecho en unos días, Andrea comienza una maestría en Sistemas de Manufactura para poder aprender y comprender todo este tema.
“Werner” está propuesto como un vehículo eléctrico, pero ahora que en julio viajó a San Diego para participar en Trepcamp -un programa de emprendedores- es que surgió un proyecto de vehículos de hidrógeno y le llamó la atención esta idea, por lo que también quiere explorar en estas aristas.
“El coche es triplaza hasta ahora, es para dos sillas de ruedas y un pasajero, porque normalmente las personas con discapacidad forman comunidades y siempre andan juntos. Entonces, tener acceso a una sola silla me reducía muchísimo y hacerlo para una sola persona, incluso por el tamaño y todo, disminuía la seguridad, por eso fue mejor opción hacerlo triplaza”.
Ya ha trabajado Andrea en modificaciones de su proyecto. Tiene sensores para detenerse en una banqueta o en el piso y así facilita que el usuario suba más cómodamente con la plataforma. “La plataforma también es un reto que todavía no tenemos bien definido cómo va a funcionar porque tiene que ser de fabricación propia, porque no existen como la tenemos pensada”.
Señala que la industria automotriz en México está creciendo mucho y no hay quien esté dedicado a desarrollar la inclusión. “Hacen adaptaciones carísimas a carros y camionetas que ya existen, pero ninguno les permite ni autonomía, ni movilidad propia”.
Andrea busca que su vehículo tenga el menor costo posible porque estaría enfocado a un mercado de clase media y media baja. “Obviamente al principio los costos van a ser carísimos, la propuesta ahorita es que sea de fibra de vidrio el exterior para que sea mucho más fácil de fabricar y más económico, es seguro, hay carros hechos completamente de fibra de vidrio, además de que (el prototipo) tiene una caja de vuelco, aun así si se llegara a estrellar, tiene la caja que lo protege y las piezas se pueden reemplazar en tres días”.
El proceso en el que está el prototipo es en afinar detalles de mecánica y del tipo de motor que va a tener, que no será de combustión, “estamos viendo si será eléctrico o en un futuro de hidrogeno, porque ya existen, pero no es algo tan accesible todavía. Tenemos que ver la tecnología de los sistemas, por ejemplo, se maneja con un volante tipo Fórmula 1, lleva la velocidad, la aceleración y el torque en el control, incluso hasta las bombitas de agua, todo está en el volante, por eso no necesitan los pies, pero no podemos nada más ir y comprar un volante de Fórmula 1 porque trae cosas que no necesitamos y no trae otras cosas que sí ocupamos”.
Andrea quiere hacer contacto con la gente de “Mexicánicos” para que les ayuden a crear un primer prototipo, “hacen las cosas bien, diferentes y extrañas, ellos son ideales para un proyecto como el nuestro, sabemos que no va a ser nada barato, pero es como una prueba para nosotros para ver qué es lo que nos va a fallar y qué es lo que nos hace falta, porque es muy fácil hacer una maqueta, pero la vida real es muy diferente”. Sin embargo, la idea sería que el primer prototipo a escala aparezca el próximo año.
Otros proyectos
Durante el mes de julio que Andrea se fue al Trepcamp de San Diego, California, precisamente fue también para entablar alianzas con futuros inversionistas para su proyecto. “Regresé hace unas semanas, fui a un programa de emprendimiento, pero parte de eso era hacer también networking y buscar las conexiones para poder hacer mi equipo. Hicimos otro proyecto diferente, pasamos a la final aunque todavía nos faltan dos etapas antes de llegar a esta última que es en Monterrey, porque la idea allá era crear equipos nuevos y desarrollar una idea, hacer una empresa en tres semanas”.
Este proyecto se llama “Boost”, un servicio de paquetería de último minuto. “Utilizamos crowdsourcing (colaboración abierta) donde trabajamos con la gente que ya va a viajar para que lleve los paquetes a otros lugares, por ejemplo, si vas de San Francisco a Nueva York y ves que alguien va a mandar algo, pasas al quiosco y te ganas ‘una lana’ por sólo llevarlo contigo en el avión y es de último minuto porque las paqueterías no trabajan ni sábado ni domingo, ni después de las 19:00 horas”.
Finalmente Andrea tiene una marca de joyería, está próxima a ser profesora de ecodiseño, es emprendedora y colabora para otras marcas. Para conocer más sobre ella, navega en https://andreahramcke.wixsite.com/werner