Tlaxcala, suspiro colonial
Descubre los tesoros que oculta una de las perlas menos conocidas de la República mexicana
Con la vorágine vacacional a nuestras puertas la búsqueda de un destino diferente es algo que da vueltas en la mente de todo viajero. Y aquí va una sugerencia que quizás no esté en el itinerario de muchos y que sin embargo merece ser explorada. Porque es diferente. Porque tiene historias ocultas por contar. Porque sus sabores centenarios seducen al corazón. Porque es Tlaxcala.
Ciudad de aire colonial pero cuya historia se hunde en una raíz precolombina profunda, Tlaxcala de Xicoténcatl es una de las urbes que mejor conservan su orgulloso aire de provincia, donde la cocina mantiene una sazón centenaria y en la que siempre se pueden encontrar nuevos rincones para caer rendidos.
El Centro de la ciudad es Patrimonio de la Nación por el INAH, debido a la excelente conservación de sus edificios coloniales. Uno de los más famosos es el Ex Convento de San Francisco, que puedes admirar en la acuarela que acompaña a esta nota.
Si eres un aventurero que gusta salir a caminar, entonces el primer cuadro de Tlaxcala te resultará irresistible. Aprovecha para tomarle fotos al Palacio de Gobierno y a los de San José, La Santísima, San Diego y la capilla del Buen Vecino. Su belleza, silente y sobrecogedora, es también ejemplo de la maestría de los artesanos y arquitectos mexicanos.
Notarás un aire oriental en la arquitectura tlaxcalteca, especialmente en el Palacio de Gobierno y el Ex Convento de San Francisco. Los primeros edificios coloniales fueron también el nacimiento de un estilo donde se fundían escuelas portuguesas, españolas, mudéjares y prehispánicas. Los habitantes de esta ciudad se sienten de este estilo, y ten por seguro que lo presumirán en tu visita.
El ritmo de vida tranquilo y relajado de Tlaxcala es una invitación constante a explorar su Centro a pie. Su Zócalo y la Plaza Juárez son lugares ideales para pasar un buen momento de relax.
No podemos seguir el viaje con el estómago vacío. Tlaxcala es el Estado más pequeño de la República, pero eso no se nota en su gastronomía, enorme en sus variedades e influencias. Sin duda, uno de los platillos que le dan fama a la ciudad es la barbacoa y el mole, dos manjares que comparten con las cercanas cocinas de Hidalgo y Puebla.
No tengas duda de que unos buenos tacos de barbacoa tlaxcalteca te dejarán más que satisfecho. ¡Ah!, y no podemos dejar fuera los tamales, que tienen una historia centenaria en las mesas de la urbe. ¿Y para beber? Un buen destilado de agave o el famoso pulque de la región, cuyo consumo mantiene un aire sagrado en las regiones al Sur de la Entidad.
DR