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Puerto Vallarta, sueño de verano

Su hermoso malecón, esculturas y sabores te invitan a recorrerlo durante el próximo viaje que emprendas

Quien diga que todos los atardeceres son iguales, no ha visto la manera en la que cae el Sol en Puerto Vallarta. Milagroso. Espléndido. Divino. Aquí las últimas horas del día son diferentes, porque llegan acompañadas de la brisa marina y  el suave cantar de las olas. Los ojos se llenan con los colores plata y oro que pintan el cielo del Océano Pacífico. El alma se hincha con el sonido de las sonrisas en el malecón y la música en bares y restaurantes.

En años recientes Puerto Vallarta se ha vuelto un destino cada vez más buscado por turistas de diversas latitudes e intereses. Unos van por descanso, otros por fiesta, algunos por playa y otros por ambientes sofisticados. Todos encuentran lo que buscan… y hasta más.

Sea por una razón y otra, ningún paseo por este rincón de Jalisco puede decirse “completo” sin caminar por su malecón, testigo de mil historias, constructor de incontables romances y compañero de quienes buscan un momentáneo respiro. Sometido a una intensa remodelación en 2011, es una carta de presentación perfecta que ofrece la ciudad para quienes la descubren por primera vez, así como para los viajeros que siempre vuelven y encuentran en su sinuoso camino algo nuevo en cada ocasión.

Los colores del cielo. Panorámica del puerto vallartense al atardecer. EL INFORMADOR / F. González

Como si se tratara de un ser vivo, el malecón tiene diferentes “pieles” a lo largo del día. Muy temprano se aprecian primero a runners, practicantes de yoga y turistas madrugadores recorriéndolo a diferentes velocidades. Al mediodía y por la tarde se puebla con trabajadores de la zona y uno que otro despistado al que no le importa ser calcinado por el Astro Rey. Y entonces, llega el ocaso y la noche, y todo cambia.

Es cuando el Sol comienza a ceder su espacio, que el malecón adquiere su aspecto más famoso. Voces animadas, historias que comienzan, los sabores y aromas de la buena comida y expresiones culturales dotan a este rincón vallartense de un ambiente único y delicioso. Un crisol de colores que es imposible traducirse a palabras y debe experimentarse con toda la piel.

Lo normal es recorrerlo mientras la mirada se pierde en la infinidad que se abre ante Bahía de Banderas y de vez en cuando observando el bullicio de los restaurantes y antros. Pero aquí te hacemos una propuesta: observa con atención el suelo.

Porque el suelo del malecón cuenta con figuras diseñadas a partir de la cosmogonía wixárika y otros representativos de la región. Fueron creados por el artista Fidencio Benítez, cuya obra se encuentra también en varias galerías de la ciudad. Mientras las observas, podrías comprar una deliciosa agua de tuba, fresca bebida tradicional de la costa que con el calor que suele hacer en Puerto Vallarta, sabe genuinamente a gloria.

El malecón se puede recorrer a pie o en bicicleta (incluso hay una que se impulsa por la fuerza de varias personas, perfectas para familias con espíritu fitness). Es en el ocaso donde también aparecen por los cielos espectáculos como el de los voladores de Papantla e incluso fuegos artificiales a la distancia.

Al caer la noche, restaurantes tradicionales, de avanzada y antros de moda le inyectan un sabor especial a esta arteria vallartense. Música de moda, sonidos folclóricos y el exquisito aroma de la buena cocina se combinan para descubrir que todos los atardeceres podrán parecer iguales, pero aquí… aquí no.

Paseo. Si no eres amante de caminar, hay otras opciones para recorrer el malecón. EL INFORMADOR / F. González

¿Quieres volar?

Aunque la ruta más común entre Puerto Vallarta y Guadalajara es terrestre, algunas aerolíneas ofrecen el traslado por aire. ¿Recomendación? Aeromar, por su comodidad y servicio alza la mano. Verifica precios, ofertas y otros destinos de esta compañía en su página www.aeromar.mx.

Por los alrededores

• Para el descanso: Villa Premiere (calle San Salvador 117. T: 322-226-7040). Hotel tipo boutique solamente para adultos. Ambiente tranquilo, excelente ubicación y camas deliciosas. Está a 5 minutos del malecón y cuenta con dos albercas (una con bar), así como acceso a la playa.

• Para comer: La Cappella (calle Miramar 363. T: 322-688-6269). Ambiente romántico, con una maravillosa vista de la Parroquia de Guadalupe y el mejor atardecer que puedas imaginar. En la carta brillan el vino, pasta y deliciosos frutos del mar. Una cocina espectacular y perfecta

• Para las compras: Galería Colectika (calle Guadalupe Sánchez 858. T: 322-222-1007). Arte tradicional de corte wixárika. Cuenta con piezas, pinturas, tapices, murales y estatuas en distintos tamaños y para diversos presupuestos. Puedes reservar también talleres para aprender a hacer tus propias piezas artesanales.

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