¿Le dirás “no” a Peter Brown?
La bohemia y los buenos momentos son parte integral de la experiencia que ofrece este recinto, en la “Zona Rosa” de la ciudad
Quizás fue el día, la hora, el clima o simplemente la ubicación geográfica. Pero hay algo irresistible en Peter Brown. Una especie de fuerza invisible que hace que los paseantes quieran entrar y los que están en su interior no deseen marcharse.
El gusto por este lugar nace desde la vista. El decorado bohemio, de luces suaves y el ronroneo de las bocinas con música a buen volumen logran su cometido de sembrar las ganas de quedarse. Pero el flechazo viene al momento de observar el menú.
Además de las entradas reglamentarias (papas a la francesa, dedos de queso, alitas), en la carta se distinguen los lonches bañados, una peculiaridad que le dan un sello único a este restaurante. Porciones generosas, sabores fabulosos.
Otra cosa es su carta de bebidas. Están presentes la chela nacional, importada y artesanal, pero también destacan los vinos y destilados. Y ojo, curiosos del sabor, que aquí el menú incluye la raicilla, el sotol y hasta la bacanora.
Con un calendario de eventos que los fines de semana incluye la presentación de música en vivo, lo fácil va a ser llegar. Difícil será levantarse para decirle adiós al buen Peter Brown.