La plusvalía verde
Conoce los aspectos a considerar ante la adquisición de un bien inmueble rodeado por la naturaleza
Cuando una persona está a punto de adquirir un bien inmueble, en muchas ocasiones lo que busca es privilegiar la cercanía con su empleo, escuela o que se encuentre en zonas con vías de salida y tránsito adecuadas.
Sin duda estos son elementos fundamentales para el bienestar de las personas, pues recorrer distancias cortas abonará en el ahorro del tiempo que puede ser usado en actividades de recreación o convivencia familiar.
Para Miguel Bracamontes, integrante del consejo directivo de la Asociación de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), hay un factor igual de importante que las personas interesadas en adquirir un patrimonio deben considerar: el papel que el inmueble tiene con el medio ambiente y viceversa.
En primer lugar, dijo, el medio ambiente juega un factor fundamental en la calidad de vida de las personas, pues, señaló, vivir cerca de entornos con áreas verdes siempre dará beneficios. Por ejemplo, al estar rodeados de árboles, los habitantes consumirán un aire más limpio, pues en estos espacios se registra menor cantidad de dióxido de carbono, uno de los principales contaminantes del aire.
Como ejemplo señaló al barrio de Chelsea, en Nueva York, Estados Unidos, en el cual han aumentado los costos de las viviendas, dada su estrecha cercanía con Central Park y su ubicación privilegiada junto al río Hudson.
“En los últimos años, cada vez han aumentado más las temperaturas y la población pide con vehemencia que se cuente con más espacios verdes para disminuir el calor sofocante. Esto es algo cada vez más importante para los clientes que buscan adquirir un inmueble: que haya árboles y vegetación, pues se dan cuenta de lo caluroso que se ha vuelto la ciudad”, expresó.
Aunado a lo anterior, señaló que el bienestar se suma como un factor más a la plusvalía verde, pues se traduce en una mejor calidad de vida: “Hay muchas personas que prefieren adquirir una propiedad cercana a parques y jardines para realizar paseos, los cuales son de gran ayuda para la salud mental y física, lo que se traduce en una vida más saludable”.
Lo anterior se sustenta directamente en el mercado, explicó Miguel Bracamontes, pues dijo, los inmuebles que se adquieren frente a áreas verdes pueden tener costos por arriba del 30% respecto de aquellos que no tienen áreas verdes.
En ese sentido, Avaterra Natural Living es una muestra de que los desarrollos con áreas verdes generan una plusvalía superior al resto de productos inmobiliarios. Tales viviendas han tenido una apreciación superior al 22% en los últimos 18 meses.
EL DATO
Las ciudades y sus habitantes
De acuerdo con la Asociación de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), más del 50% de la población actual en México vive en las ciudades, pero se calcula que en 30 años el número pueda ascender a 70 por ciento.
En el caso de Jalisco el número es mayor, pues se calcula que en el Área Metropolitana de Guadalajara viven al menos cinco millones de personas, es decir, el 62% de la población total del Estado, según datos del INEGI.
Luego de la pandemia, el mercado inmobiliario cercano a zonas con áreas naturales se incrementó por arriba del 30%, debido al valor que hoy le dan las personas a vivir en “zonas verdes”, pero de la misma forma la preferencia de estos espacios creció un 30%, señala la AMPI.
Hablemos de ahorro
Miguel Bracamontes, integrante de la Asociación de Profesionales Inmobiliarios, indica que un inmueble que cuenta con elementos que fomentan el uso de las energías renovables (o energías limpias) siempre tendrá mayor plusvalía, pues representará un ahorro a mediano plazo en cuestiones como energía eléctrica o combustibles, como lo es el gas LP.
“Hoy el mercado ya nos pregunta qué estamos haciendo con el agua. Ya hay mucha más conciencia ecológica en el mercado; los inversores lo que buscan es adoptar mercados ecológicos porque saben que esto incrementará la plusvalía de sus inmuebles”, detalló.
“Actualmente, más del 50% de la población en México vive en las ciudades y se calcula que en 30 años la cifra llegue al 70 por ciento. Esto hace que los espacios verdes sean cruciales para las urbes urbanas, porque la mayoría de la población en los próximos años vivirá en la ciudad”, añadió Bracamontes.
La plenitud
Hoy día la plusvalía ya no sólo se mide mediante los avalúos de centímetros construidos, valorando los esfuerzos hechos en minería, comercio, tecnología y trabajo para producirlo, asevera Brigitte Baptiste, exdirectora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt, Colombia.
La plusvalía además considera la plenitud en la cual vivirán las personas que habitarán los espacios a adquirir, ya sea en la compra o la renta de un inmueble.
A esto, señala, se agrega el bienestar del disfrute del hábitat, que no sólo contempla la cercanía con escuelas, supermercados, hospitales, entre otros actores básicos, sino “el buen vivir” rodeado de áreas y espacios verdes.
“La evidencia de que los costos de las áreas verdes son financieramente viables, incluso en los suelos más caros del mundo, está a la vista hace décadas: Central Park, en Nueva York, o el Bosque de Chapultepec, en Ciudad de México, construidos con recursos públicos y privados. Se hicieron y se mantienen como las grandes catedrales, gracias a una variedad de mecanismos de transferencia de plusvalía del suelo urbano. Así, aprendemos a diseñar paisajes urbanos definiendo niveles de control de lo silvestre y estrategias combinadas de gestión que amplían la resiliencia de las ciudades del futuro. Ingeniería de ecosistemas, rentable y sostenible”, destacó la experta para el Diario La República de Colombia.
La bióloga indica que detrás de las grandes áreas verdes urbanas hay mucho más que el cálculo del costo/beneficio monetizado del metro cuadrado, pues muchos de los beneficios que se obtienen son difíciles de cuantificar. “Estos incluyen mejores condiciones de salud física y mental, capacidad de convivencia y disfrute colectivo y recreación y desarrollo compartido de actividades culturales a gran escala. Paz, en una palabra”.
Es de alta relevancia que la biodiversidad y sus servicios sean considerados como componentes fundamentales en el diseño de estas áreas, así mismo por las personas que están buscando hacerse de su patrimonio.
“Las ciudades de millones de habitantes y miles de dólares por metro cuadrado construido requieren invertir esfuerzos y sumas equivalentes en infraestructura silvestre si quieren persistir unas décadas más y preservar o incrementar el bienestar de sus habitantes. Por eso hay que reconocer y manejar la plusvalía verde a la escala adecuada para enriquecer la vida urbana”, finalizó.
El boom del “segundo hogar”
Otro ámbito donde se ha incrementado el valor de la naturaleza respecto del sector inmobiliario es el “second home”, lo que en español se traduce como “segundo hogar”, viviendas que son adquiridas por las personas como un escape de fin de semana o casa de descanso.
“Hay un antes y un después del mercado inmobiliario después de la pandemia. Nos dimos cuenta de que en caso de una contingencia regresamos a nuestras casas y vimos que no teníamos las suficientes áreas verdes, entonces se detonó muchísimo el mercado ‘second home’, especialmente en zonas como Chapala o Mazamitla, en busca de espacios que puedan tener aire fresco, áreas verdes”, detalló Miguel Bracamontes, integrante del consejo directivo de la AMPI.
El concepto incluye también destinos de playa, que también es considerado un destino “verde” por lo que representa vivir cerca de la naturaleza.
Al respecto Luis Fernando Álvarez, profesor del Departamento de Proyectos Urbanísticos del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) explicó que los espacios de segunda residencia comúnmente se encuentran en áreas naturales debido a que buscan las cualidades ambientales que éstas ofrecen, similar a lo que está ocurriendo hoy día con el sector inmobiliario urbano.
Para el especialista, las personas que busquen adquirir espacios con características de segunda residencia deben considerar, además de la calidad de las áreas verdes donde esté la propiedad, los componentes que los constituyen: la calidad de los servicios que ofrecen y la rentabilidad de los espacios.