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Guadalajara en un llano

La romería de Zapopan, manifestación popular de amor a la virgen

La Virgen de Zapopan. EL INFORMADOR/Archivo
Paty y Conchita Covarrubias.
Guicha Gómez Álvarez, Melus Martínez y Yoly Alarcón.
Luz Barreto de Vázquez.
Luz Fernández Villanueva de Madrigal.
Ma. Cristina Santana de Silva

“Ven dulce madre a mi corazón, que sea mi vida un trayecto de fe, que donde quiera que pases dejes el mensaje. Madre del pueblo eres tú”

Una tradición que involucra a los jaliscienses de todos los estratos sociales y permite a los católicos expresar su amor a La Madre de Dios, se refleja en la romería del regreso de la Virgen de Zapopan a su santuario, el 12 de Octubre cuando la ciudad se inclina a su paso.

Cuenta la historia que en 1695 Guadalajara fue azotada por inundaciones y epidemias, por lo que la imagen de la Virgen de Zapopan fue llevada. El alivio para la población llegó y se incrementó el fervor hacia la pequeña imagen.

Años más tarde nuevamente Guadalajara fue víctima de enfermedades que ocasionaron muertes, por lo que el pueblo tapatío suplicó al Obispo la presencia de la Virgen. El alivio regresó a la Perla Tapatía y desde aquel entonces fue proclamada como Patrona de Guadalajara y Protectora contra tempestades, rayos y epidemias; en 1821 se le condecoró con un bastón y la banda de Generala del Ejercito Trigarante.

Se acordó que cada Junio la Virgen sería trasladada de Zapopan a Guadalajara, regresando en Octubre a su santuario.

Hoy como antiguamente, la ruta será por Américas entonces llamada “la carretera vieja” a Zapopan, ya que Ávila Camacho “la carretera nueva” continúa intransitable por los trabajos del tren ligero.

Durante casi 300 años ininterrumpidos se ha mantenido esta manifestación popular llena de colorido, adornos, música y cánticos de alabanza. Pero es especialmente conmovedora por el intenso fervor Mariano que ocasiona esta pequeña/gran imagen hecha de pasta de caña de maíz, traída desde Pátzcuaro —para la evangelización— por Fray Antonio de Segovia, quién la entregó a Fray Miguel de Bolonia, quien con la imagen colgada al cuello o amarrada a la silla de montar, la anduvo paseando por cuestas y barrancas.

En 1541 hace entrega de la imagen a los indios, quienes pregonaron sus méritos como pacificadora en la Guerra del Mixtón.

Hoy más que nunca, el pueblo mexicano necesita la especial intercesión de la Virgen en el dolor de tantos de nuestros hermanos afectados y en la pacificación de nuestra patria dañada por la violencia y la inseguridad.

Mi columna de hoy, presenta fotos de diferentes ayeres, de quienes con tranquilidad acompañaban a la Virgen de Zapopan desde Catedral hasta su Santuario.

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