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Frutos rojos, maravillas llenas de rico sabor

Son excelentes antioxidantes orgánicos que ayudan a proteger al organismo de numerosas patologías y a prevenir enfermedades cardíacas

No se trata nada más de su atractiva presentación, ni de que su color sea apasionante. Tampoco de que estén de moda, y repentinamente su nombre aparezca, una y otra vez, en distintos comerciales. Los frutos rojos tienen propiedades que van mucho más allá de las campañas de marketing.

Primero, hay que definir, ¿qué son los frutos rojos? La lista incluye al arándano, moras, manzanas, granadas, frambuesas, ciruelas y fresas, entre otras. Y lo que las hace fantásticas, es que son excelentes antioxidantes orgánicos, que ayudan a proteger al organismo de numerosas patologías, previniendo de paso enfermedades cardíacas, problemas circulatorios, accidentes cerebro vasculares y también ayudan a disminuir la tensión arterial. Los frutos rojos tienen ciertas características generales: Se deben de comer crudos y frescos, aunque también es conveniente ingerirlo, si se quiere, como mermelada.

Una de las preferidas de la temporada es la fresa. Fruto ampliamente repartido en la naturaleza. En México los centros de producción más importantes son Irapuato y Zamora. Es pobre en proteínas, pero también en grasas. Tiene mucha fibra, vitamina C, ácido fólico (ideal para embarazadas) y vitamina E. Su ácido salicílico es considerado una aspirina roja de la naturaleza, y se suele recomendar para aquellos que son alérgicos a las aspirinas. Retrasa el envejecimiento, aminora el dolor de los reumas, combate la oxidación y su contenido en hierro es buen auxiliar ante las anemias.

Como es muy rica en agua, incorpora propiedades diuréticas, así que son excelentes compañeras en una dieta sana. Este efecto beneficia también a quienes padecen cálculos renales, hipertensión y ácido úrico.

¿Te preguntas cómo se conservan mejor? Lo más recomendable es adquirir los frutos rojos cuando ya están en grado de madurez, pero si el consumo va a ser inmediato, debe ser un poco más avanzado. Se recomienda guardarlas en el refrigerador, y mantenerlas alejadas de sus dos principales enemigos: La luz y el calor.

Si se van a consumir, lo mejor es no quitarles el tallo hasta que se vayan a servir, y tampoco tenerlas partidas.

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