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Evangelio de hoy: Jesús es el Dios que se conoce en la vida ordinaria

No regreses atrás y tires a la basura todo el trabajo interno y de conversión que has tenido, no importa el asombro, desprecio o incredulidad de los que te rodean

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA

Ezequiel 2, 2-5. 

«En aquellos días, el espíritu entró en mí, hizo que me pusiera en pie y oí una voz que me decía:

"Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus padres me han traicionado hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados. A ellos te envío para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, porque son una raza rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos"».

SEGUNDA LECTURA

2 Cor 12, 7b-10

«Hermanos: Para que yo no me llene de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido, llevo una espina clavada en mi carne, un enviado de Satanás, que me abofetea para humillarme. Tres veces le he pedido al Señor que me libre de esto, pero él me ha respondido: "Te basta mi gracia, porque mi poder se manifiesta en la debilidad".

Así pues, de buena gana prefiero gloriarme de mis debilidades, para que se manifieste en mí el poder de Cristo. Por eso me alegro de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo, porque cuando soy más débil, soy más fuerte»

EVANGELIO

Marcos 6, 1-6.

«En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: "¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?" Y estaban desconcertados.

Pero Jesús les dijo: "Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa". Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos».

Jesús es el Dios que se conoce en la vida ordinaria

El relato que leemos hoy, dentro del evangelio de San Marcos es uno más de los muchos conflictos que tuvo el Señor a lo largo de su ministerio, a saber, la incredulidad de sus paisanos por la familia a la que pertenecía; ¿Dónde aprendió éste esas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría? ¿No es este el hijo de José y de María? ¿No están aquí entre nosotros sus demás parientes?

Estos interrogantes podrían parecernos inverosímiles; ¿No había pasado 30 años en Nazaret? ¿No había participado con sus paisanos en el culto sinagogal, en el trabajo, en los encuentros frecuentes de vecindario? ¿Y no captaron ni intuyeron quién podría ser Jesús? Esta escena, como otras muchas, muestra que no es fácil llegar a comprender a Jesús, su personalidad humana intachable y cercana escondía otra realidad profunda que era necesario descubrir.

¿Entendían los nazarenos, que Jesús era un profeta? En todo caso, la actuación del Maestro desbordaba la visión y comprensión que de él se habían formado.

Y la insistente pregunta ¿tú, ¿quién eres? Jesús siempre es cercano y desconcertante a la vez, porque no podía ser de otra manera. Entonces, sigue siendo una interrogante para el hombre en la actualidad; ¿Qué significa Jesús para el hombre moderno? ¿qué significa la singularidad y la universidad de Jesús?, ¿es verdad que Jesús es a la vez único y universal?

Y qué podemos decir de nuestra incredulidad actual frente a Jesús y frente a la iglesia católica que busca la santidad, y con nuestros propios hermanos que han tenido una conversión, con señalamientos, como; ¿No era este el alcohólico, el drogadicto, el ratero, el tímido, el ansioso, el pobre del barrio, el perezoso o el mantenido?

Jesús nos muestra desde la perspectiva humana que su acercamiento (como él lo llama Abba - Padre) lo llevan a entender y reconocer quién es él y cuál es su misión, lanzándose al mundo sin miedo a la encomienda que le toca realizar, en medio de las críticas, el miedo y la murmuración de la propia familia y sus amigos más cercanos. Jesús nos muestra el camino a seguir, el camino de la fe, en medio de tantas preguntas y dudas que pueden surgir con los cambios internos que nuestra persona sufre a lo largo de la vida.

Así que no regreses atrás y tires a la basura todo el trabajo interno y de conversión que has tenido, no importa el asombro, desprecio o incredulidad de los de tu tierra, entre tus parientes, sigue la autenticidad que el mismo Dios ha puesto en ti.

Jesús también nos revela dos niveles de su misión: el natural, movido por intereses humanos, y el de su misión, impulsado por otras motivaciones más profundas y universales. Jesús no ha venido al mundo a entretenerse en la solución de los problemas de sus paisanos, sino para llevar adelante un plan de salvación para todos los hombres. Ayer como hoy, los verdaderos profetas no son bien acogidos entre los más cercanos.

Ayer como hoy, los mensajeros del evangelio han de estar impulsados por la apertura a todos los hombres de toda raza, condición social y cultura. El evangelio es para todos los hombres, se encuentren donde se encuentren, se pregunten lo que se pregunten y sea cual sea su condición actual. Y es necesario reflejarlo en la misión tanto como en el plano de la proclamación, así como en un compromiso testimonial y vivo para todos los estamentos de la sociedad.

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