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Evangelio de hoy: El Maestro nos muestra su divinidad en su humanidad

Jesús se compadece de la multitud que lo espera y procede a enseñarles la fe

LA PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA

Jer 23, 1-6

«"¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer a las ovejas de mi rebaño!, dice el Señor.

Por eso habló así el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: "Ustedes han rechazado y dispersado a mis ovejas y no las han cuidado. Yo me encargaré de castigar la maldad de las acciones de ustedes. Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas de todos los países a donde las había expulsado y las volveré a traer a sus pastos, para que ahí crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten. Ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá.

Miren: Viene un tiempo, dice el Señor,
en que haré surgir un renuevo en el tronco de David:
será un rey justo y prudente
y hará que en la tierra se observen la ley y la justicia.

En sus días será puesto a salvo Judá,
Israel habitará confiadamente
y a él lo llamarán con este nombre:
'El Señor es nuestra justicia'"».

SEGUNDA LECTURA

Ef 2, 13-18

«Hermanos: Ahora, unidos a Cristo Jesús, ustedes, que antes estaban lejos, están cerca, en virtud de la sangre de Cristo.

Porque él es nuestra paz; él hizo de los judíos y de los no judíos un solo pueblo; él destruyó, en su propio cuerpo, la barrera que los separaba: el odio; él abolió la ley, que consistía en mandatos y reglamentos, para crear en sí mismo, de los dos pueblos, un solo hombre nuevo, estableciendo la paz, y para reconciliar a ambos, hechos un solo cuerpo, con Dios, por medio de la cruz, dando muerte en sí mismo al odio.

Vino para anunciar la buena nueva de la paz, tanto a ustedes, los que estaban lejos, como a los que estaban cerca.

Así, unos y otros podemos acercarnos al Padre, por la acción de un mismo Espíritu».

EVANGELIO

Mc 6, 30-34

«En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: "Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco", porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.

Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas».

El Maestro nos muestra su divinidad en su humanidad

Excelente domingo a todos. Deseando que estén pasando una feliz jornada familiar, los invito a reflexionar el la Palabra de hoy. Jesús se nos presenta muy cercano, eso es muy evidente, me atrevo a decir, muy humano. En el pasaje de San Marcos, ve a la gente, se compadece y se pone a enseñarles. Analicemos esos tres verbos: ver, compadecerse y enseñar.

¿Qué ve? Que la gente los sigue, a Jesús y sus discípulos; pese a que están descansando, no es indiferente. Mira la pobreza por la ausencia de pastores, pero también el deseo y la esperanza que tiene el pueblo en este Maestro y sus alumnos. Es lo que ve el profeta Jeremías, en la primera lectura. Ante los malos pastores, la promesa de Dios de que pondrá pastores a su pueblo y un Único y Definitivo, modelo de todo Pastor, quien es Jesús. La acción "ver" nos saca de nuestras propias ideas y nos permiten conocer a una realidad que muchas veces es difícil y sufridora, para verla con optimismo y esperanza. 

Pero no se quedó únicamente en el ver con los ojos, sino que Jesús vio con el corazón, por eso se compadeció de la gente. Compadecer significa “sufrir con”. Sintió el sufrimiento y el deseo de la gente. Hoy estamos tan insensibles al sufrimiento que no nos damos cuenta que mirar y compadecernos; incluso el sufrimiento propio tiene la enorme capacidad de humanizarme y humanizar a los demás. Qué importante es no perder esa sensibilidad que viene de ver con el corazón. Aquí cabe descubrir otro elemento que nos presenta la liturgia de hoy. Jesús mira con el corazón y Él cuenta con un corazón que no tiene doblez, no está dividido. Por eso San Pablo en la segunda lectura nos recuerda que el espíritu de Jesús ha unido a dos pueblos separados por el odio, judíos y gentiles, haciéndolos un solo pueblo. La intención del señor es reunir a las ovejas, complementarlas con el otro, hacer no la multitud sino la comunión. Entonces, el compadecerse tiene su fuente en observar la división entre personas y, por lo tanto, su objetivo final: la comunión. 

Por último, el verbo enseñar. Pudo hacerles milagros en ese momento, para que ya no sufrieran, pero Jesús les enseña. Qué importante es la formación. Pues si hasta Él mismo tuvo que crecer en estatura, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres, nos dice San Lucas. La formación integral es algo necesario para ser feliz, así de simple, y qué tan poca importancia le damos la mayoría del tiempo. Preferimos el entretenimiento, pero Jesús nos muestra y le enseña a sus discípulos la importancia de formar a la persona. Porque formar a la persona es sembrar y esperar, regarla con lo que se pueda y mirar su lento crecimiento, pero una vez que llega la lluvia, como hoy estamos experimentando a nuestro alrededor, la planta crece y da fruto abundante. Así nos pasa cuando procuramos una buena y constante formación: nos humanizamos para luego ser divinizados por la gracia de Dios.

Hoy Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, nos enseña que lo más humano del ser humano nos diviniza, nos hace ser existencialmente imagen y semejanza de Dios. Imitemos al maestro en estás acciones empezando con nuestro hermanos más cercanos. Feliz domingo.

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