Entre nostalgias y nuevos ritmos
“Orgullosamente chavorruco” fue el slogan de la segunda edición del Festival Roxy en Guadalajara en donde los géneros de Rock, electrónica, ska y jazz tomaron vida
Por segunda ocasión se realizó el Festival Roxy Guadalajara, en busca de consolidar la marca con el público tapatío. Rock, electrónica, ska, jazz, músicos locales, nacional y extranjeros atrajeron a la gente. Pero no sólo de música viven los festivales: el Roxy se esfuerza en generar una experiencia completa para el público. Además de las básicas áreas de descanso, comida y VIP, el diseño del espacio en la Terraza Vallarta contempló un par de novedades, por lo menos para festivales musicales tapatíos. Una de esas fue la sección infantil, para la diversión de los más pequeños y a sabiendas de que parte del público meta del festival ya acuden con sus hijos. La otra área fue una sección para la nostalgia.
“Orgullosamente chavorruco” fue un eslogan de Festival Roxy Guadalajara, en referencia a la emblemáticos grupos ochenteros y noventeros en el cartel (Erasure, Peter Murphy tocando temas de Bauhaus, Sublime with Rome). Para ejemplificar esa nostálgica de chavorruco, basta mencionar el llamado “Game Room”, una zona cerrada con una veintena de maquinitas con videojuegos de antaño: Street Fighter, Pac Man y así por el estilo.
Dicha sección con videojuegos fue uno de los lugares de resguardo al comienzo del festival, por el fuerte sol y calor. Por la disposición de los escenarios principales, con todo y que el sol caló duro las primeras horas, la sombra resultó un alivio alrededor de las cinco de la tarde. Lo que no se redujo con la caída de la tarde fue el polvo: pese a que parte del terreno estuvo cubierto con la típica alfombra de festivales, hubo algunas áreas empedradas, otras con la tierra al descubierto.
La música
Icari fue la encargada de dar el banderazo de arranque en esta segunda edición del festival, con una producción que se estrenó este sábado. La cantante jalisciense tocó en uno de los dos escenarios principales. Technicolor Fabrics siguieron en el cartel, en el otro escenario. La euforia nostálgica llegó con la presencia de La Unión, el grupo fundado en los años 80 que presentó sus temas clásicos. Al mismo tiempo que los españoles, el trío femenino The Warning inauguraba el tercer escenario, de mejor tamaño pero igualmente lleno de energía con la música.
El primer acto en desbordar la efusividad de la gente fue el de Jonaz, el proyecto solista de ex Plastilina Mosh.
Esta vez, el festival abrió más el rango de géneros musicales, para beneplácito de los melómanos. El jazz llegó de la mano de Antonio Sánchez y su ensamble Migration. Aunque su set fue breve, sólo 45 minutos, los temas que interpretó trajeron la magia de la improvisación. Al baterista mexicano lo acompañan Chase Baird, John Escreet y Matt Brewer, con saxofón, piano (acústico y eléctrico) y bajo. Los solos de sax y piano fueron los más aplaudidos, merecidamente.
El Cuarteto de Nos puso a la gente a brincar y cantar después del jazz, con el contraste de sus creativas y extensas letras después de la música instrumental de Sánchez.
Mención aparte merecen dos proyectos fundacionales de sus géneros: primero Bauhaus, cuya música arribó con su vocalista Peter Murphy acompañado de David J. Referencia del rock obscuro, de este grupo fue del que más se veían playeras entre el público. Otros grandes que marcaron época y que tocaron en el Roxy fueron Erasure, dueto electrónico que ha hecho música ininterrumpidamente desde los ochenta.
Queen, el artista homenajeado en este festival, estaría presente en los setlist de los grupos (según los organizadores), además del espectáculo de la argentinos God Save the Queen (banda especializada en cóvers de Queen, celebrados alrededor del mundo). Los españoles de La Unión sí entonaron “Somos campeones”, versión en español del clásico. Para consuelo de los fanáticos de Freddie Mercury, entre la gente hubo vendedores ambulantes que comercializaron máscaras del vocalista de Queen.
DR