Disfruta de un baño solar
Consigue el bronceado perfecto sin romper el confinamiento
El verano está a la vuelta de la esquina, aunque el distanciamiento social y la contingencia sanitaria nos alejan de la posibilidad de visitar la playa favorita. Pasadas las vacaciones de Semana Santa, aún podemos ostentar un bronceado saludable estando en casa, gracias a ciertos trucos que podemos poner en práctica sin abandonar el hogar.
Una primera recomendación para tomar el Sol es buscar un lugar adecuado para hacerlo. Hay quienes habitan en un inmueble con mejores condiciones para broncearse, con patio o jardín. De preferencia puede ser un espacio privado, para evitar la vista de quienes pasen por la calle. Un camastro o una toalla harán que la estancia en la superficie sea más agradable.
Si carecemos de este tipo de lugares en el hogar, otra opción es sacarle mayor provecho a la luz natural que entra a la casa. Las primeras y las últimas horas de la luz diurna son cuando mejor entra la luz natural por las ventanas. Hay que detectar por cuál ventana entra mejor el Sol para allí hacer el tendido: Al igual que en el patio o jardín, una toalla puede ser suficiente para descansar mientras nos asoleamos.
Si bien el Sol no impacta de la misma manera en zonas costeras que en regiones más citadinas (por el reflejo en el mar o en la arena misma), en la ciudad también hay que tomar precauciones, sobre todo para las pieles sensibles. En la actualidad la mayoría de los bronceadores llevan en la misma receta protector solar, por lo que una aplicación adecuada será suficiente.
Con el fin de cuidar la salud de nuestra piel podemos recostarnos bajo el Sol de manera esporádica, cierto número de veces si tenemos el espacio exterior para hacerlo o unos cuantos minutos si solo tenemos la luz natural a través de la ventana. De esta forma evitamos el indeseado efecto “camarón”, que sucede cuando estamos varias horas bajo el “Astro Rey”.
Receta tradicional
Si el espacio de la casa o departamento no es apto para asolearnos, otra opción es recurrir al clásico “Acapulco en la azotea”: Subirnos al techo para recibir los rayos de manera directa. En esta modalidad hay que tener varias precauciones y cuidados, por las alturas. De igual manera, lo mejor es realizarlo durante las primeras horas del día, puesto muchos impermeabilizantes no son térmicos, por lo que suelen captar el calor. Sea en la azotea o en otro lugar de la casa, hay que cuidar estar siempre bien hidratados.
Además del bronceador, hay otras sustancias que nos ayudan a tener un bronceado más eficaz y con mayor rapidez, como la henna. De hecho, este método no requiere que nos coloquemos bajo el Sol. La henna se trata de un pigmento natural, derivado de las hojas de la planta de alheña (de allí su nombre). Para utilizarse sobre la epidermis se comercializa en distintas presentaciones, incluso para “tatuajes” temporales. En el rubro del bronceado, lo adecuado es tenerla en polvo, que vamos a diluir en agua. Si contamos con una tina será mejor, o incluso puede funcionar una alberca inflable (no se recomienda para albercas fijas, pues la sustancia quedará en el líquido). Después de mezclar el polvo en el agua debemos sumergirnos en el líquido para que nuestra piel se humecte y adquiera el tono deseado. El bronceado resultante durará unos días, ¡vale la pena!