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"Dibujar figuras en el desierto" ¿Por qué o para qué?

Lo más interesante y misterioso de estos enigmáticos trazos es que solo son visibles desde las alturas. ¿Cómo fue que hicieron estas líneas?  

“No sabemos qué significan, pero sí sé que significan algo” “Son el motivo y fin de mi vida” Palabras que pronunció María Reiche quien, azorada por la grandeza de las enormísimas figuras trazadas en los suelos planos y desérticos del Perú hace más de dos mil años. La fascinación por el estudio de ellas, la cautivó tanto que se quedó a vivir ahí en la soledad y aridez del desierto por más de 45 años y, ahí vivió realizada en su amado desierto dibujado por ancestros desconocidos, aunque  nunca pudo resolver ni el por qué, ni el para qué de esos espléndidos y misteriosos dibujos trazados en medio de la nada.  

Las increíbles figuras trazadas con sencillas piedras alineadas a la perfección, o bien cavadas con exactitud en hondonadas de las desérticas planicies (pampas) en el sur de Perú. Lo interesante y misterioso es que estos enigmáticos trazos sólo son visibles desde las alturas; siendo unos de los más importantes misterios de la humanidad, y herencia de las antiguas culturas nazca y paracas, que habitaron las soleadas y ardientes costas del Pacífico.

¿Cómo fue que hicieron estas líneas? ¿Para qué servían? ¿Cómo podían, diseñarlas, calcularlas y apreciarlas si en esos tiempos nadie podía elevarse más que un palmo sobre la planicie? ¿Cuál sería el objeto de aquellos trazos tan perfeccionistas? ¿Qué les indicaban las larguísimas líneas rectas y piramidales? ¿Cómo es que pudieron dibujar trazos tan precisos aquellas larguísimas líneas rectas?

Una sola línea de trazo seguro y firme dibuja con perfección, yendo y viniendo con asombroso paralelismo hasta retornar al punto de inicio, para concluir una figura maravillosamente precisa. ¿Maquetas previas? ¿Proyectos preliminares? ¿Quizás extraterrestres? ¿Inspiración divina? Todo permanece en el misterio.
Una ballena. Un colibrí. Un mono con la cola enroscada. Una magnífica araña. Unas manos enormes. Una enorme garza de agudo pico y largo cuello zigzagueante. Trazos rectilíneos en direcciones variables, dibujados en un enorme tablero en donde el agua es casi inexistente. Recientemente descubiertas en 1927 por Paul Kosok, todavía las podemos ver (desde un avión, por supuesto) relativamente conservadas, entre las pedregosas pampas peruanas. (Esta foto a nivel humano, da cuenta del trabajo realizado).

Aunque actualmente están protegidas por la UNESCO, no fue posible salvar a varias de ellas al ser ingratamente cruzadas por la Carretera Panamericana que cruelmente pasa sobre éstas, o ser vandalizadas por choferes indolentes en busca de aventuras (?). Triste es que habiendo permanecido intactas por miles de años ante los embates del tiempo y la naturaleza, terremotos, vientos furiosos, extrañas lluvias, climas cambiantes etc., en nuestros días, el polvo generado por los autos y camiones que transitan la carretera, está haciendo que las figuras corran el riesgo de perderse por la ‘modernidad’ de nuestra época.  

María Reiche trataba de explicar el porqué de esa asombrosa conservación, al considerar que, quizás el color oscuro de la superficie del terreno formaba un colchón de aire caliente que protegía a los geoglifos. Además el rocío nocturno al mezclarse con yeso del suelo, dejaba a las piedras ligeramente cubiertas de una capa caliza que las protegía.

Muchos misterios se tejen en su rededor. Von Daniken afirma que se trata de señales extraterrestres y pistas de aterrizaje. Reiche opina que son un documental de los hombres de ciencia, en donde registraban anotaban los más importantes acontecimientos astronómicos. Otros han dicho que marcaban la llegada de las estaciones y los sucesos importantes. Alguien más sugiere que fueron indicadores de fuentes o vías del agua tan preciada (?).  

En estudios recientes he podido encontrar que esta gente usaba un ingenioso sistema acuífero muy similar al que ya se venía usando (sin haber ninguna conexión entre ellos) en el oriente medio desde tiempos inmemoriales llamado ‘Qanat’, que consistía en una serie de pozos (puquíos en inca) abiertos hacia el fondo en forma de espiral que, unidos desde su base por túneles que seguían el curso de las aguas subterráneas, regulando su velocidad -para que ni se erosionen ni se asienten- hasta llegar al lugar deseado en donde se encuentra un gran depósito (q’ocha) en donde se cuida y se mima a la ‘yacu mama (agua) para ´su conservación: por eso decían que ellos ‘cultivaban el agua’. Todavía se pueden ver algunos puquíos funcionando en las cercanías de algunos de los pueblos de las pampas.

NB: Aquí muy cercano, teníamos uno que bajaba el agua hasta un depósito cercano a La Venta que, pasando por una vieja tequilera, fue vilmente destruido y vandalizado. Exploramos sus túneles días antes de su destrucción y escribí sobre ello: buscaré en mis archivos.    
Inquietantes maravillas de nuestro mundo, que debemos proteger, aunque no las podamos comprender… hasta ahora. 

YR

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