Cacaxtla, el testimonio de un glorioso pasado prehispánico
La zona arqueológica cuenta una rica historia de nuestros antepasados; su privilegiada posición geográfica le permitió brillar en medio de otras grandes civilizaciones
Cacaxtla tiene un aura inigualable. Su posición privilegiada en el corredor de la cuenca que va del centro del país a la costa del Golfo le permitió ser un sitio estratégico en todos los sentidos. A partir de una vista única, se observa el valle de Puebla y Tlaxcala con solo girar la cabeza. Al fondo, “Don Goyo” (el Popocatépetl) se erige con sus fumarolas mientras que “La mujer dormida” (el Iztaccíhuatl) toma una siesta entre la neblina que la abraza al atardecer.
Al mirar los alrededores, se puede apreciar que el acceso a los recursos naturales y el haberse situado en la cima de un cerro, les permitió a los pobladores subsistir gracias a las abundantes reservas de agua y el cultivo de maíz, frijol, legumbres y amaranto, principalmente, según recopila el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
De hecho, la abundancia líquida de la región también les permitía tener peces, tulares (plantas de 1 a 3 metros de altura que se forman en áreas pantanosas) y cultivar insectos. Lo anterior, gracias a la confluencia de los ríos Atoyac y Zahuapan, en los límites de lo que hoy es la frontera territorial entre Tlaxcala y Puebla. También, la presencia de antiguas Ciénegas fue fundamental en el desarrollo.
La caza y la recolección de madera y rocas para la construcción, eran los trabajos más importantes para el sustento. Cacaxtla se encuentra en una zona montañosa, con clima generalmente frío y con vientos que resecan las manos y los labios. Factores que para un pueblo como el que aquí vivió, jugaban como un hándicap a la hora de adaptarse para subsistir y defenderse de los invasores.
Este asentamiento cuenta con generosas dimensiones, hoy en día es protegido por una enorme estructura que atraviesa la edificación central cuyos trabajos han sido arduos para evitar que desaparezca.
Y es que en la zona era un lugar importante pues incluye a Xochitecatl al Oeste, Tetlatlahuca y Nativitas al Este, y Mixco Viejo al Noreste. De acuerdo con datos recabados por el INAH, en su mayor apogeo Cacaxtla contó con una población de 20 mil habitantes, quienes vivieron sus años dorados tras el dominio de Teotihuacán y Cholula, cuando estas poblaciones cayeron en el año 650 a.C. y fue que la política cobraría importancia, pero el poder llevó a los líderes a tener conflictos internos y regionales. Cacaxtla existió hasta el año 1000 d.C. cuando fue abandonado gradualmente.
Inmensidad arquitectónica
En la acrópolis, una especie de plazoleta en la parte superior del edificio, convergían los espacios dedicados a la vivienda, la administración y las ceremonias. Los edificios internos superpuestos que se aprecian, apenas son una tercera parte de lo explorado por los arqueólogos, cuyos vestigios encontrados comprenden en sus inicios alrededor de los años 400 a.C. y 100 d.C. donde el INAH tiene registro de al menos nueve fases constructivas.
La jerarquía en la región de Cacaxtla se notaba en su distribución de espacios en el edificio, con distintos niveles, escalinatas y “recámaras” conectadas en diferentes niveles, los cuales también diferenciaban a quienes tenían acceso a ellos.
Los pórticos con pilares gruesos, el sistema constructivo talud-tablero y los paneles empotrados, dominan la escena, donde los ojos parecen no alcanzar a terminar y entender cada uno de los espacios que comprenden este edificio.
Muralismo
La iconografía relata las actividades rituales y cotidianas, algo que también se puede ver en los templos como el de Venus, cuyas pinturas no estaban expuestas a todo el público. En cambio, el “Mural de la Batalla”, que representa el sacrificio de Xólotl, podían ser apreciados por la población.
La influencia arquitectónica y pictórica, también proviene de los mayas y los teotihuacanos, pues fueron los pintores indígenas de la era prehispánica quienes dejaron plasmadas las guerras, los sacrificios y una cosmovisión indígena que daba lustre al pueblo de Cacaxtla, donde su tierra fértil, al caminarla, aún inspira a quienes visitan la región para conocer más a fondo sobre nuestros antepasados.
¿Cómo llegar?
La Zona Arqueológica Cacaxtla-Xochitécatl está en la población de San Miguel del Milagro, a 19 kilómetros de la capital tlaxcalteca, en el municipio de Nativitas. Se debe pasar por San Miguel Xochitecatitla continuando en dirección a Nativitas hasta topar con el entronque de San Miguel del Milagro y Cacaxtla.
En este lugar podrás encontrar un Museo de Sitio, sanitarios, restaurante y taquillas, cuyo acceso es de 70 pesos, general.
El tiempo de recorrido es de una hora con los guías por lo que se recomienda llevar ropa cómoda, agua y protector solar.
Está abierto todos los días de 09:00 a 17:30 horas. T: 246 462 9375 y 246 462 9031 o 246 416 0000.