Arma una posada tradicional
Sin ser necesariamente una representación teatral, en las posadas se recrea la peregrinación de José y María en busca de un lugar seguro para el nacimiento de su hijo
Un detalle para tener en cuenta antes de organizar nuestra una posada es la tradición. Frente a la tendencia de llamar “posada” a cualquier fiesta celebrada en diciembre, siempre será bueno recordar los elementos básicos de las posadas tradicionales.
Las fechas son importantes cuando hablamos de las posadas: cada una simboliza la víspera al nacimiento de Jesús, celebrado el 25 de diciembre. Cada posada representa un mes, por lo que estrictamente hablando las posadas van del 16 de diciembre al 24, la Nochebuena.
Sin ser necesariamente una representación teatral, en las posadas se recrea la peregrinación de José y María en busca de un lugar seguro para el nacimiento de su hijo. Para ejemplificar el camino que recorren de Nazaret a Belén, en las posadas se entonan canciones alusivas a su andar. Estos temas están arraigados en las celebraciones en México: son los villancicos. ¿Quién no ha cantado los famosos versos iniciales de “En nombre del cielo, / os pido posada, / pues no puede andar / mi esposa amada”? Esta y otras canciones se suelen cantar en grupos: unos dentro y otros fuera de la casa donde se celebra la posada.
Ya que se realiza de noche, lo ideal para quienes están en el exterior es cargar velas encendidas, para ambientar la escena y también para iluminar la hoja con la canción escrita. Cuando llegamos a esa parte de la canción donde María y José son recibidos (“Entren santos peregrinos…”) las velas pueden cambiar a luces de bengala, más vistosas y festivas.
Un elemento extra, este sí una representación teatral, son las pastorelas. Estas se llevan a cabo en las posadas más multitudinarias, no siempre en las hogareñas. Las pastorelas tal como las conocemos florecieron en México en el siglo XVI, y desde entonces son una constante cada que se acerca la Navidad. Son cuadros breves en su mayoría, similares a los autos sacramentales, en donde los protagonistas son José, María y su periplo para llegar a un lugar seguro y dar a luz a Jesús. En un tono jocoso, en algunas representaciones (sobre todo en las actuales) el Diablo es un personaje que lucha para aguar la fiesta.
También con la figura del diablo, un clásico de las posadas son las piñatas. Lejos de los dulces industriales, la tradición marca que al interior de las piñatas deben colocarse frutas, cacahuates y algún regalo especial. Las piñatas son además una manualidad típica mexicana, con un esmerado trabajo en su preparación y que siempre cautiva a los niños de la familia.
Sin duda, la comida es un elemento sustancial en estas celebraciones. Al igual que el pan de muerto o la rosca de reyes, a las posadas están ligados alimentos especiales, típicos de México. Dos básicos de navidad son los buñuelos y el ponche.
Los buñuelos es un preparado de harina, relativamente sencillo de hacer en casa. Agua, leche, huevos y levadura se mezclan con la harina para darle mayor consistencia. Tradicionalmente su forma evoca la silueta de una estrella: aunque también los hay planos. Tras hornearse se espolvorean con azúcar para endulzar más su crujiente sabor.
Por su parte, el ponche es una bebida hecha a partir de frutas, mas no es jugo. Antaño se preparaba solo con frutas de temporada y según la región, aunque hoy en día se le pueden añadir frutas a nuestro gusto. Manzana, tejocote, guayabas, un poco de jamaica, piloncillo y canela son algunos ingredientes comunes. Las frutas se pelan, se parten y se les quitan los huesos o semillas. Una vez hecho este proceso se coloca en una olla con agua: tras hervir tenemos listo el brebaje. Una variante para los adultos es “el piquete”, es decir, algún destilado como el tequila o, en épocas recientes, vodka.
Lo que necesitas saber
El costo de organizar una posada tradicional es barato: unas cuantas velas y bengalas no superan los 50 pesos; comprar o hacer buñuelos dependerá de la cantidad, pero con menos de 150 pesos podemos abastecer a la familia. Un precio similar costaría preparar una gran olla de ponche de frutas. El precio de las piñatas es variable, sobre todo si tomamos en cuenta si las compramos vacías o no. Hay desde 100 pesos, con mayor costo según la elaboración.