¡Al rescate de las ballenas!
Descubre el esfuerzo y pasión que hay detrás de ECOBAC, una asociación civil que está sembrando esperanza en Bahía de Banderas
Bahía de Banderas es un paraíso terrenal. Sus playas, ríos, selva y sierras pintan un horizonte que suele dejar sin aliento al viajero. Pero hay un tesoro que está oculto a simple vista. Debajo de sus aguas, peces de mil colores, tortugas marinas de andar pausado y veloces mantarrayas le dan forma a un mundo que se escapa a las definiciones convencionales. Y todas las especies anteriores, toda esa vida y todo ese movimiento son pequeños cuando aparecen reinas de los mares: Las ballenas.
Estos gigantescos mamíferos son incansables exploradores de los mares y reguladores en los ecosistemas donde están presentes. Pero aún con su tamaño, son frágiles ante el depredador más potente: El ser humano. Nobles e inocentes, no suelen detectar el enorme peligro de las mallas de pesca hasta que se enredan en una.
“Cuando las ballenas no están bien, todo el ecosistema marino lo resiente”, explica Astrid Frisch Jordan. Ella, al lado de Karel Beets, encabezan a una de las asociaciones civiles mexicanas sin fines de lucro que están haciendo la diferencia en Bahía de Banderas: Ecología y Conservación de Ballenas AC, ECOBAC. Vigilan, reportan y rescatan ballenas, especialmente la jorobada, manteniendo el equilibrio en la zona.
Karel Beets explica que el proyecto “nació primero como parte del ecoturismo. Estudié administración hotelera, pero desde un principio mi pasión ha estado enfocada al turismo de naturaleza, o ecoturismo. Precisamente, una parte del ecoturismo es darle de regreso algo a la naturaleza y garantizar que los lugares y las cosas que vemos sigan allí para las generaciones del mañana”.
Con eso en mente y una pasión incansable es que ECOBAC inicia labores en 1996 y se constituye legalmente en 2007, con cuatro líneas de trabajo principales, explica Beets: “Primero, hacer un catálogo de foto identificación, que es algo indispensable para comenzar con nuestra labor. En segundo lugar, fue crear una red de asistencia de ballenas enmalladas. Esto es, rescatar a las ballenas que terminan atoradas en una red de pesca”.
“En tercer lugar fue crear un círculo de conciencia. Esto lo hemos impulsado a través de festivales como ‘Ballenarte’, donde le mostramos a la gente cuestiones de educación ambiental. Este tipo de encuentros es importante, porque nos permite mostrarle a la gente —locales y visitantes—, las bellezas naturales de Bahía de Banderas, así como invitarlos para que las cuiden”.
La cuarta línea de trabajo es el programa de vigilancia participativa. “Consiste en observar que la flota que se encuentre en Bahía de Banderas cumpla con la norma, e invitar a la gente que no dañe a las especies nativas”.
Una aventura satisfactoria
La pasión por la vida marina es algo que también impulsa el camino de Astrid Frisch Jordan, también parte fundamental de Ecobac. “Estudié biología marina por mi pasión con los mamíferos que allí viven. Cuando descubrí Bahía de Banderas, entendí que este era el lugar al que pertenecía”.
Astrid explica que los rescates de ballenas comenzaron en 2004, “con una hembra a la que afortunadamente salvamos. Digo ‘salvamos’ porque fue todo un equipo institucional, conformado por diferentes empresas y personal de la zona naval que se percató que una ballena estaba en problemas”.
Sin ocultar la emoción en su voz, Astrid recuerda la experiencia: “Un rescate de 7 horas, con mucho riesgo, pero que terminó siento un éxito absoluto. Eso fue clave, porque nos mostró por un lado que se podía hacer bien cuando hay voluntad; pero por otro, que era necesario seguir un protocolo muy riguroso, por todos los riesgos que implicaba”.
En 2006 Frisch Jordan logró traer a especialistas en rescate de ballenas, y fue así que articuló una red de rescate en Bahía de Banderas. “En 2012 recibimos apoyo por parte de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas. Crecimos hasta 180 miembros, con una vigilancia que va desde Huatulco (Oaxaca) y sube hasta Bahía de los Ángeles (en Baja California). Ha sido un proceso de años y dedicación”.
Esta dedicación arroja cifras asombrosas. “Este 2020, por ejemplo, llevamos 7 ballenas rescatadas en Bahía de Banderas, la cifra es impresionante, sobre todo porque no contamos a las que se han ido salvando en el camino, desde Los Cabos hasta Manzanillo”.
Con un área tan grande, Astrid y Karel señalan que todos quienes participan en los rescates integran una red perfectamente coordinada. Pero, ¿por qué es en Jalisco que se rescatan a tantas ballenas? Ella responde. “En Bahía de Bandera nos tocan liberar más porque aquí llegan todas. También porque la gente es muy solidaria, hace reportes de las ballenas atrapadas y en la medida de lo posible nos ayuda. Eso es invaluable”.
Todos cuentan
Una comunidad más involucrada es parte del éxito de Ecobac. “Son varios enfoques que nos han permitido funcionar mejor. Por un lado, los rescates son más exitosos porque ahora hay un proceso de capacitación”, anotan y agregan que además de los “rescatadores”, Bahía de Banderas cuenta con la vigilancia y apoyo de turistas y viajeros, quienes se toman el tiempo para observar y hacer el reporte en caso de detectar a una ballena atrapada.
“Todos somos voluntarios en cierta manera porque es un desafío a contrarreloj. Entre que se genera la alerta y nosotros acudimos al lugar donde la ballena se encuentra atrapada puede tomar hasta una hora. Aún con el reporte, es un reto encontrar a las ballenas, porque se siguen moviendo. No es extraño que se nos ‘pierdan’ o no las encontremos por momentos. Es por eso que tener el auxilio de la flota en Bahía de Banderas es esencial. Ese lado ha sido siempre positivo”.
Descubre más de las actividades de ECOBAC en su red social www.facebook.com/EcologiayConservaciondeBallenas/, donde constantemente anuncian talleres, campañas de donativos y también rescates.
¿Cómo ayudar?
Tanto Kareel como Astrid señalan que los donativos son una necesidad esencial para seguir adelante con su noble labor. “Es importante, porque cada rescate cuesta al menos 10 mil pesos. Por ejemplo, las herramientas que usamos en cada evento de este tipo son caras, y muchas veces se pierden en el proceso”.
El donativo, anotan, puede ser por cualquier cantidad, “ya sean $100 pesos o $50. Hay distintas formas de donar. También recibimos donativos en especie: Boyas, navajas, extensiones, apoyo para gasolina, etcétera. Lo mencionamos porque las maniobras que tenemos que hacer son caras. Los tiempos recientes no han sido fáciles en cuanto a donativos, pero la nobleza de la gente siempre ayuda”.
Para más informes de cómo donar distintos montos o en especie a ECOBAC o a la Red de Asistencia a Ballenas Enmalladas (RABEN) visita la página www.ecobac.org/donativos/ y www.rabenmexico.org. Tu donativo puede hacer una gran diferencia para las ballenas y la naturaleza en general. ¡Vale la pena!
Un poco sobre ellos
Astrid Frisch Jordan
Bióloga egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Dirige los proyectos de investigación de ballena jorobada. Ha participado en muestreos de mamíferos marinos en el Atlántico Norte y en el Pacífico Mexicano. Fue vocal de Bahía de Banderas en 2003 y vocal del Comité de Observación de Ballenas en 2012 en la Sociedad Mexicana para el Estudio de los Mamíferos Marinos (SOMEMMA).
Desde 2012 Coordina la Red Nacional de Asistencia a Ballenas Enmalladas y desde 2015 forma parte del grupo de trabajo de atención a enmallamientos de la Comisión Ballenera Internacional.
Karel Beets Vigil
Pionero del Ecoturismo en México, es socio fundador y director general de Ecotours de México, empresa tour operadora de viajes ecológicos. En 1994 participa en la fundación de la Asociación Mexicana de Turismo de Aventura y Ecoturismo (AMTAVE), asociación de la cual fue presidente. En 2006 se tituló en la Universidad de Guadalajara como Maestro en Desarrollo Sustentable y Turismo con el trabajo “Observación de Ballenas en la Bahía de Banderas como Actividad Turística Sustentable.”
Es instructor de atención a enmallamientos certificado por la Comisión Ballenera Internacional. Ha impartido capacitaciones en México, Perú y Colombia.