Por tormenta tropical "Alberto" activan más de seis mil refugios
Se prevé que el meteoro toque tierra en Tamaulipas hoy al mediodía, pero su influencia dejará fuertes lluvias en 22 estados del país
El Gobierno federal, a través del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), informó ayer que activó más de seis mil refugios temporales ante la llegada de “Alberto”. Estos se encuentran en los estados que esperan las lluvias más intensas: Aguascalientes, Campeche, Coahuila, Guanajuato, Hidalgo, Nuevo León, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
Las autoridades subrayaron la importancia de acudir a estos lugares habilitados por las autoridades o “buscar albergue con familiares o amigos” en caso de vivir en una zona de riesgo.
Las presas sobre las que se mantiene especial vigilancia son La Amistad y Venustiano Carranza, en Coahuila; La Boca, El Cuchillo, Cerro Prieto y La Libertad, en Nuevo León; Falcón y Vicente Guerrero, en Tamaulipas, así como Paso de Piedras, en Veracruz.
En cuanto a caudales, se tiene en el radar a los ríos Bravo, en Coahuila y Tamaulipas; San Juan y San Fernando- Soto La Marina, en Nuevo León; Pilón, Purificación, Arroyo Grande, Soto La Marina y Guayalejo, en Tamaulipas, así como Tempoal, Moctezuma, Pánuco, Cazones, Bobos y Kilate, en Veracruz.
Trayectoria
De acuerdo con las autoridades federales, la tormenta tropical “Alberto” tocará tierra alrededor de las 12:00 horas de hoy. Si bien entrará por las entidades que abraza el Golfo de México, se prevé que provoque lluvias en 22 estados del país. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), se pronostican vientos de hasta 90 kilómetros por hora en Tamaulipas.
Alerta en Nuevo León y Tamaulipas
En Nuevo León, el gobernador Samuel García llamó a los habitantes a estar atentos y a almacenar agua para hoy y mañana.
“Tenemos que dimensionar los peores escenarios: inundaciones. Por tanta agua, el sistema (de agua potable) puede colapsar”.
Por otra parte, la Secretaría de Turismo en Tamaulipas exhortó a la población a no exponerse en las playas y sitios recreativos ante las trombas y ráfagas de viento que se esperan en las siguientes horas.
“Son medidas prioritarias para salvaguardar la integridad física de los turistas locales, nacionales y extranjeros, incluidos prestadores de servicios de las zonas turísticas”, informó el secretario de Turismo en Tamaulipas, Benjamín Hernández Rodríguez.
Pidió respetar las medidas preventivas de cierre en las playas Miramar, Playa Tesoro en Altamira y La Pesca en Soto la Marina, entre otras más, como Barra del Tordo en Aldama y Bagdad en Matamoros.
TELÓN DE FONDO
“Otis” destrozó Acapulco
El año pasado hubo 20 ciclones en el Pacífico y 22 en el Atlántico, cifras que están por encima del promedio registrado por la Conagua en el periodo 1991-2020, que es de 17 y 17, respectivamente.
En el Pacífico, seis tocaron tierra o se acercaron a menos de 100 kilómetros de la costa. Estos fueron “Beatriz”, en julio; “Hilary”, en agosto, así como “Lidia”, “Max”, “Norma” y “Otis” en octubre.
Este último destruyó el puerto de Acapulco, Guerrero, el 25 de octubre pasado. Los expertos lo consideraron la tormenta más fuerte de la historia.
“Otis” provocó inundaciones y deslaves que bloquearon los principales accesos a la ciudad y a otras zonas de Guerrero. Medio millón de viviendas quedaron sin luz, indicó la Comisión Federal de Electricidad. Ingenieros militares y funcionarios estatales trabajaron para abrir un paso terrestre para los equipos de emergencia. El aeropuerto se mantuvo cerrado y con muchos daños. La Zona Diamante, un área frente al mar repleta de hoteles, restaurantes y otras atracciones turísticas, quedó cubierta por un enorme manto de agua marrón, según imágenes aéreas que una cadena televisiva divulgó en internet en las que bulevares y puentes quedaron completamente ocultos. Grandes edificios perdieron paredes y tejados, ya sea de forma total o parcial y los ventanales de cristal habían desaparecido. Paneles solares desprendidos, coches y escombros cubrían el vestíbulo de un hotel. En algunas zonas la gente caminaba con el agua hasta la cintura, mientras que en otras calles los soldados retiraban escombros y ramas caídas.