Segunda fuerza de dudoso ecologismo
Es llamado el “gran ganador” de los últimos años tras conseguir llegar en tres ocasiones al poder
Mientras todas las miradas están puestas en Claudia Sheinbaum Pardo, quien asumirá el cargo como primera presidenta de México en octubre próximo, hay otro gran ganador de las elecciones del 2 de junio: el Partido Verde Ecologista de México, una agrupación coaligada con el oficialista Morena, que será la segunda fuerza política del Congreso y que, a pesar de su nombre, está alejada del ecologismo y es más una organización de ingeniería electoral y pactos políticos.
Para unos mexicanos, el Verde es el partido que regala más camisetas y mochilas. Para otros, el grupo que ayuda a ganar elecciones. Para algunos académicos, es el más exitoso ejemplo de una maquinaria electoral sin escrúpulos y marcada por los escándalos. Para los ecologistas, un engaño.
“El Partido Verde es todo menos verde”, resumió Adrián Fernández Bremauntz, director de la organización Iniciativa Climática, que ha trabajado durante más de 30 años en temas ambientales y ha representado a México en los foros sectoriales de las Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU). En general, Bremauntz señaló que: “(el Partido Verde) ha votado en contra del medioambiente, en contra de la salud, en contra del combate al cambio climático”.
La organización política se vanagloria de haber logrado mayores castigos para quienes contaminan, circos sin animales o incorporado en la Constitución el derecho a un medioambiente sano, pero grupos ecologistas afirman que usan el medio ambiente como herramienta política. Ha apoyado desde concesiones mineras en áreas protegidas -en gobiernos pasados - hasta los planes de la actual administración para revivir la petrolera estatal y su producción de combustibles contaminantes y polémicos megaproyectos que han destruido ecosistemas, como el Tren Maya.
Hace unos años, partidos verdes europeos se distanciaron de la plataforma mexicana cuando le apostó a la pena de muerte para secuestradores y Greenpeace llegó entonces a calificar de “lamentable y ofensivo” que el Verde intentara confundir a la opinión pública.
Fernández lamentó que el Partido Verde en México “no es congruente con las causas” ambientales, pero dice que se gana los votos de jóvenes y personas bienintencionadas que no están muy informadas.
AP
De los partidos de “reciente” registro, es el único con tres logros en la Presidencia de la República
El Verde es el único partido mexicano que ha llegado tres veces a la Presidencia.
En el año 2000 con su entonces aliado, el Partido Acción Nacional y la victoria de Vicente Fox Quesada.
Doce años más tarde, es decir, en 2012, en coalición con el Partido Revolucionario Institucional. Después de doce años del PAN en el poder, Enrique Peña Nieto es elegido como presidente.
En las pasadas elecciones regresó al poder de la mano de Morena, partido con el que el Verde se hizo socio justo después de la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador en 2018.
El socio más fuerte de Morena
Según el reparto de diputados todavía provisional, se convertirá en la segunda fuerza política de la Cámara de Diputados y aunque consiguió menos del 8% de los votos, logrará el 15% de los escaños debido a la ley electoral.
Sus votos serán clave para sacar adelante todas las reformas constitucionales propuestas por el Presidente.
“(El Partido Verde) ha votado en contra del medioambiente, en contra de la salud, en contra del combate al cambio climático (...) El Partido Verde es todo menos verde”
La cifra
150 mil firmas fueron presentadas a las autoridades electorales en 2015 por académicos y activistas solicitando que se les quitara el registro como partido político por violar sistemáticamente la ley. “Fue una discusión muy fuerte” debido a “la cantidad de trampas que hicieron”, dijo María Marván, entonces consejera del instituto electoral.
Florece explotando las lagunas de la ley
El Partido Verde nació en el seno de una familia millonaria de la industria farmacéutica -los dueños de las Farmacias Similares- que a finales de los años 80 tuvo dos visiones muy adelantadas para su tiempo: apostar por la marca ecologista y adivinar la importancia de ser un partido bisagra en un régimen de transición a la democracia como el que se vivía entonces.
Según Paula Sofía Vásquez, analista política y coautora del libro “La Mafia Verde”, firmado con el académico Juan Jesús Garza, el problema es que el Verde “secuestró” la marca ecologista y floreció explotando las lagunas de la ley electoral mexicana, haciendo acuerdos con políticos, empresarios, con artistas y medios de comunicación, alcanzando así un “modelo de negocio a partir de la democracia”.
Su éxito, afirmó Vásquez, radica en su gran capacidad de lectura del panorama político mexicano, su falta de escrúpulos y su impresionante marketing.
AP
CT