México

AMLO mantiene estrategias de la “guerra contra el narco”

A partir de datos filtrados por “Guacamaya Leaks”, niegan haya política de “abrazos, no balazos”

El análisis de los documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), filtrados por el colectivo Guacamaya, revela que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, mantiene las estrategias de la llamada “guerra contra el narco” pese a negarlo.

El informe “Con copia oculta. La guerra que cuenta la Sedena”, realizado por las organizaciones Data Cívica e Intersecta y publicado ayer, analiza la base de datos que las autoridades recopilan sobre los eventos de violencia y homicidios que consideran vinculados al crimen organizado y su combate entre 2017 y 2020.

A partir del estudio de dicha base de datos, que no es de dominio público y que las organizaciones recopilaron a partir de los miles de correos filtrados el año pasado en el hackeo conocido como “Guacamaya Leaks”, se desprende la perspectiva que el Ejército tiene de la lucha contra el narcotráfico, sus sesgos y negligencias.

López Obrador dijo el 30 de enero de 2019 que oficialmente ya no había guerra (contra el narco). Sí la hay, y se maneja de manera muy similar a los sexenios anteriores”, afirmó en una conferencia de prensa Alicia Franco, coordinadora del equipo de datos de Data Cívica.

El mandatario mexicano ha insistido en que él aplica una política de “abrazos, no balazos” y que su estrategia contra el crimen organizado se fundamenta en políticas sociales.

En 98.9% de los 58 mil 183 hechos violentos registrados en el país y recopilados en el informe, en los que murieron 70 mil 898 personas, las autoridades reportaron que al menos uno de los muertos era un “presunto delincuente”, a pesar de no tener información suficiente para clasificarlos así.

Al considerar que entre 2017 y 2020 hubo 130 mil 583 homicidios, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), significa que el Gobierno atribuye 54.2% de ellos a la lucha contra el narcotráfico.

Sólo en 5.4% de los casos se registró a qué grupo delincuencial supuestamente pertenecía la víctima; en 52.6% se anotó su nombre; en 73% se incluyó el calibre del arma empleada; y en 22.3% se reportaron acciones de seguimiento legal.

La información sobre los eventos, de por sí escasa, disminuye aún más cuando es resultado de un enfrentamiento en el que las autoridades dispararon.

Entonces, el nombre de la víctima tan sólo aparece en 36% de los casos, y el calibre y el seguimiento legal en 8 por ciento.

“Cuando están presentes (las autoridades), el reporte empeora. Y si reconocen que emplearon armas de fuego, es aún peor”, lamentó Franco.

Con esta ocultación de información, continuó la coordinadora de Data Cívica, las autoridades criminalizan a civiles y justifican, minimizan o encubren la participación del Estado en sucesos violentos.

Siguiendo esa estrategia, indica el informe, los homicidios vinculados al crimen organizado aumentaron 11 puntos porcentuales durante el sexenio de López Obrador, a pesar de que sólo hay información de sus dos primeros años en el poder.

EFE

Es continuación de sexenios anteriores

Las organizaciones consideraron que esta base de datos es una continuación de la que recopilaron en anteriores sexenios los presidentes Felipe Calderón (2006-2012), quien declaró la llamada “guerra contra el narco”, y Enrique Peña Nieto (2012-2018).
Esta información, profundizaron, es la base de las estrategias de seguridad pública de López Obrador.

“La base de datos es la misma, la misma categorización estigmatizante, e incluso se ha profundizado”, subrayó Meltis.

Mónica Meltis y Alicia Franco, de Data Cívica. EFE

Que las víctimas no importen

Con esa estigmatización de las víctimas, remarcó Estefanía Vela, directora de Intersecta, el Estado mexicano pretende instaurar una narrativa en la que “la gran mayoría de las víctimas no importen”.

Todos los eventos en los que participó alguna autoridad en un enfrentamiento armado, el 9.3% del total, se registraron como “agresión”, lo que da a entender que ellos fueron la parte agredida y simplemente repelieron un ataque.

Esto ocurre incluso en casos en los que la Fiscalía General de la República (FGR) o la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) comprobaron que las autoridades asesinaron civiles.

“Esta narrativa de que (los miembros del crimen organizado) se matan entre ellos no es nueva y se utiliza para eximir de responsabilidad en muchos de estos homicidios”, sentenció Franco.
 

CT

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