La función social de un maestro
Las y los maestros tienen la responsabilidad social de guiar a alumnos en su desarrollo
En 1918, por mandato de Venustiano Carranza, se instauró de manera oficial la celebración para quienes ejercen el oficio de la enseñanza, su labor es muy necesaria para el desarrollo humano, económico y cultural de un país.
Hoy en el Día del Maestro, recordamos lo necesario que es su oficio en la sociedad, en las escuelas y aulas, y el impacto que tienen estos profesionales en la vida de cada estudiante.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) indica que, la educación permanente debe ser una constante en la vida del ser humano, pues el aprendizaje trasciende de las aulas, es un componente formativo de crecimiento y desarrollo de cada individuo.
Por otro lado, el ejercicio de la enseñanza tradicional por parte de maestras y maestros en las aulas es la entrada al conocimiento acerca de lo que nos rodea, así como lo es la familia, la educación tradicional en las escuelas es la base de la socialización que tenemos con el mundo, nos enseña las pautas sociales y de convivencia.
Además, también cumple con otra función: la sensibilización. A través de la educación y el aprendizaje de uno mismo y de nuestro entorno, podemos empatizar y ayudar a quienes necesitan ser ayudados, pues permite la inserción a la vida social y de ciudadanía.
La educación es un engranaje muy relevante para el desarrollo social, cultural, económico y político de las naciones, es el espacio en que se desenvuelven los conocimientos sobre las disciplinas y profesiones que posibilita el crecimiento de un país.
Los maestros cumplen una importante responsabilidad social, realizan la formación académica y humana de cientos de niñas y niños. Pero el trabajo del docente no sólo se queda ahí, pues en contextos complejos, los maestros cumplen con otra función: la de cuidar y acompañar las dificultades que enfrenten sus alumnas y alumnos, representan un apoyo emocional, familiar e incluso económico y en muchas ocasiones para sus alumnos simbolizan un segundo hogar o un lugar seguro.
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